¿Cuánto pagaría alguien por tener un fact-check? ¿Y por decir que posee una cobertura periodística en un medio? De lo primero, unos 165 dólares, 140 euros, o más precisamente 0,05 de la criptomoneda Ethereum (ETH). Lo sabemos por una prueba con NFTs y medios que ha hecho el equipo de FACTS-NFT en estos meses, en los que han puesto a la venta verificaciones de cuatro equipos de fact-checkers en todo el mundo: un brasileño (Agência Lupa), un taiwanés (Taiwan TFC), un estadounidense (Lead Stories) y un español (Newtral).
La segunda pregunta aún no tiene respuesta, pero probablemente la resolvamos en los próximos meses. La primera etapa del proyecto FACTS-NFT ha sido considerada exitosa, han recibido financiación de Google y ya están trabajando para ampliarlo a medios de comunicación.

Dos hermanos entusiastas del blockchain, Gabriel y Thiago Rondon; y una periodista, Cristina Tardáguila, forman el equipo que está detrás de uno de los primeros NFTs periodísticos, y los primeros de fact-checking, que han sido concretamente unidades de verificaciones de información -o chequeos, como se les llama en América Latina.
El mercado que abren los NFTs
Durante el último año los periodistas tecnológicos nos hemos enfrentado a un nuevo concepto que cruza al mundo de la criptografía, con el arte, la inversión y los productores digitales: los NFTs, o Non Fungible Tokens (tokens no fungibles, en castellano). Un NFT es una secuencia de código que una vez que ha sido “acuñada” (es decir generada por ordenador) reside en la blockchain de Ethereum, un registro de todas las transacciones mundiales desde que fue creada.
El ser no-fungible implica que un token no puede ser intercambiado por otro (como sucede con el dinero), sino que es único. Lo que ha hecho que este fenómeno sea excepcional es que estos tokens pueden asociarse a objetos específicos del mundo real, y sobre todo a objetos digitales.
Internet hizo que cualquier archivo digital fuese idéntico a su copia, y los productores de contenido digital llevaban años viendo cómo su popularización en la red no implicaba obtener rédito económico de ellas. Los NFT están diseñados para darte algo que no puede ser copiado: la propiedad de la obra digital, aunque el artista retiene los derechos. Lo hace de la misma manera en que sucede con la obra física, cuando compras una pintura o un libro.
Una explicación más extensa del funcionamiento, su tecnología y el nuevo mercado que abre para artistas puede encontrarse en este reportaje que hemos publicado en Newtral.
NFTs y medios de comunicación
Las plataformas que venden NFTs alojan miles de obras digitales, entre las que hay ilustraciones, música, GIFs, clips de vídeo, complementos de personajes de videojuegos (como sus trajes o armas), colecciones de todo tipo.
Es fácil ver cómo por ejemplo las hemerotecas de los medios, con el componente histórico del primer registro de los hechos y la iconografía de las portadas, tiene encaje con el afán coleccionista que impulsa muchas subastas.
Sin embargo, los periodistas han sido los últimos en subirse a este barco, y las piezas periodísticas que han aparecido se pueden contar con los dedos de una mano. En marzo de este año, la famosa columna de Kevin Roose subastada por el New York Times obtuvo 560.000 dólares (473.600 euros), y siete días antes Quartz había vendido un artículo por 1.800 dólares.
Por esas fechas, la revista TIME puso a la venta tres de sus icónicas portadas en formato NFT. Una pieza de arte visual consistente en un mapa de los colegios electorales visto desde el espacio fue puesta a subasta por Associated Press y se vendió por 100 ETH (279.000 EUR a precio del momento de escribir este artículo). Ha sido citada no como producto periodístico pero sí como el primer NFT vendido por un medio.
Fuera de la condición de anécdota que tienen estos experimentos, otros ya piensan en los NFT como forma de financiación de un medio. Un equipo compuesto por dos técnicos y una periodista son quienes han puesto por primera vez en marcha un proyecto para vender piezas periodísticas como NFTs de forma regular, y han comenzado haciéndolo con verificaciones de información o unidades de fact-checking.
En abril de este año, cuatro medios periodísticos enfocados en la verificación (Agência Lupa, Lead Stories, Taiwan Fact Check Center y Newtral) pusieron a la venta 23 verificaciones en formato NFT en la plataforma OpenSea. La iniciativa, FACTS-NFT, es pionera en utilizar este formato con la estructura de un modelo de negocio periodístico, y con este primer paso se han planteado explorar las posibilidades que tiene el mercado para contribuir a la financiación de los medios de comunicación digitales.
FACTS-NFT, primero en vender una verificación como NFT
De aquellas 23 verificaciones, en los primeros tres días se vendieron cuatro: dos de Agência Lupa, uno de Lead Stories y uno de Taiwán FTC. “Ahí entendimos que había mercado”, dice Tardáguila, cocreadora de FACTS-NFT, fundadora de la Agencia Lupa, y pionera del fact-checking, que este año ha puesto su foco en la sostenibilidad financiera del periodismo. Para comprar una verificación un usuario debe entrar en la plataforma y tener una cartera digital (o un wallet) con al menos 0,05 ETH.
Ninguna de las 6 verificaciones compradas hasta el momento ha sido revendida, pero si esto ocurriera, se ha previsto que se generará una comisión de hasta 10% para los fact-checkers.
Todo esto está gestionado técnicamente por Thiago y Gabriel Rondon, dos hermanos que trabajan en proyectos cripto, que junto con Tardáguila forman el equipo que está detrás de FACTS-NFT. Gabriel explica que han montado este sistema porque por el momento los fact-checkers no pueden encargarse de esta “tienda de NFTs”, es necesario cierto aprendizaje. “Puede ser simple para quien ha estado familiarizado con cripto durante mucho tiempo, pero la criptografía está lejos de ser intuitiva para todo el mundo”, observa.
La idea surgió cuando los hermanos hablaban sobre nuevas áreas en las que aplicar los NFTs, y Thiago, que ha estado implicado en proyectos de estudio de la desinformación y sus consecuencias en política, decidió preguntar a Tardáguila cómo lo veía, que es la que “conoce vuestros sufrimientos” periodísticos, en palabras de Gabriel.
Después de que le explicaron lo que era, la primera reacción de ella fue pensar que no pagarían un NFT “si no pagan por la suscripción a un periódico”. Pero luego pensó en que hay chequeos especiales, históricos que podían funcionar como memorabilia. “Por ejemplo en el caso de Brasil, el día que arrestaron a Lula, el día que pillamos a Leonardo di Caprio, a Madonna, a Cristiano Ronaldo, a todos mintiendo sobre los incendios de Amazonía”, dice en una videollamada con Newtral.es.
Allí surgió la idea de que un fact-check podía ser vendido como un nuevo formato. Decidieron lanzar el proyecto como un producto mínimo viable (MVP), una especie de beta que se usa en startups para lanzar un producto que no será el final, pero sirve para probar una hipótesis y obtener más datos sobre cuál podía ser la situación del mercado. Y funcionó.
Lecciones aprendidas
Desde Lead Stories ven este proyecto como una extensión de los modelos existentes de patrocinio o donaciones, con la diferencia de que el comprador se lleva algo que puede coleccionar o de lo que presumir. Tardáguila y Rondón apuntan también a la futura evolución en la búsqueda de modelos para material periodístico en el espacio NFT, más allá de vender un certificado de titularidad. “Quizás se podría incluir la participación en el rendimiento publicitario de la página”, aventura Rondon. “Si inviertes en un artículo por ejemplo, podrías recibir un porcentaje de la publicidad”.
Maarten Schenk, responsable de tecnología de Lead Stories, explica que eligieron las 8 verificaciones que tienen en venta basándose en su relevancia histórica y política: el movimiento Black Lives Matter, las elecciones 2020 y sus consecuencias, la COVID-19, QAnon, entre ellos.
La venta de un fact-check en reales equivale a medio sueldo de un periodista en Brasil, casi el doble del sueldo mínimo en ese país
El primer fact-check vendido fue una verificación sobre la hidroxicloroquina, tema protagonista de muchos bulos, de la Agência Lupa. Tardáguila dice: “La persona que compró el primer chequeo es alguien que conocemos, alguien que también es un fact-checker y eso es bueno. Pero el resto son desconocidos y eso es muy bueno, es genial”. El documento que generaron con los aprendizajes de aquella primera fase describe los tres tipos de motivación entre la audiencia o clientes a los que interesan los NFTs de fact-checks:
- los inversores o especuladores: en general, no tienen compromiso ni implicación con el contenido que se subasta. Lo que buscan es un bien que pueda ser revendido y que pueda generar ganancias.
- los que apoyan una causa: personas que quieren contribuir financieramente con los fact-checkers, y/o con cuestiones en las que las verificaciones han demostrado ser necesarias. Pensemos en la verificación de cuestiones de medio ambiente, política nacional e internacional y sanidad.
- los coleccionistas: personas atraídas por determinado tema, personalidad, formato o que aprecian el bien en sí, y a los que les interesa la memorabilia, el valor de algo histórico.
Tardáguila comenta que últimamente han descubierto un cuarto: impulsada por la gratitud, la celebridad, el político, el amigo del político, el partido, que compran la verificación para dar las gracias por el chequeo.
Entre los problemas con los que se encontraron, según el mismo documento interno que Newtral.es ha podido revisar: la falta de conocimiento sobre el formato y su uso, un nivel bajo de involucramiento de las organizaciones de fact-checkers, la falta de apoyo de influencers en Brasil, algunas dudas sobre el impacto ambiental en España y el miedo de algunos medios al cubrir una noticia por creer que podría parecer una “sugerencia de inversión”.
NFT y medios: una forma de financiación
Lo cierto es que algunos círculos periodísticos ya se están planteando que los NFT son al menos algo que vale la pena explorar por parte del sector, y el equipo de FACTS-NFT se plantea ampliar la perspectiva.
Tardáguila dice que al principio pensaban sólo en los fact-checkers, pero que tras lanzar el proyecto recibieron peticiones de medios de comunicación, primero intentando entender qué es lo que hacían, y luego, por parte de los directivos de los periódicos.
“Hay interés de los medios en probar. La principal idea es que uno no pierde nada”, señala. “Nos llevó una hora de trabajo: elegir las verificaciones, subir el formulario y promocionarlo”. Con la venta de un NFT, 0,05 ETH, en su momento unos 180 dólares (el Ethereum ha tenido subidas y bajadas en este tiempo), en reales equivale a medio sueldo de un periodista en Brasil, casi el doble del sueldo mínimo en ese país.
«No todas las organizaciones de medios están abiertas para explorar cosas locas como esta. No hay registro histórico, no hay experiencia previa»
Los precios de los NFTs se pusieron de una manera general, aunque cada fact-checker es libre de cambiarlo. Lead Stories, el fact-checker estadounidense, fijó en 1 Ethereum (alrededor de 3.300 dólares en el momento de publicar esto) el precio de un fact-check sobre las elecciones 2020. El aumento del precio fue en cierta forma, una broma interna, dice Schenk. Se trata de un vídeo lleno de mentiras sobre el inexistente fraude de las elecciones 2020, financiado por Mike Lindell, un millonario, y “poniéndolo a un precio mayor de lo normal queríamos que sólo él fuese capaz de comprarlo”.
“No hicimos ningún estudio, no sabíamos cuál era el precio ideal. Nosotros no quisimos poner un precio demasiado alto a los NFT por la gran diferencia que hay entre las regiones”, explica Rondón. Con 6 NFTs vendidos en total, FACTS-NFT tiene una ganancia de 0,3 ETH (837 euros a día de hoy en el momento de escribir).
¿Encuentran algún obstáculo para que los medios se impliquen en un proyecto como este más allá de hacer un experimento? Gabriel Rondon, que escribió la documentación, reconoce que desde el entusiasmo que genera la idea hasta la ejecución hay un camino que recorrer, porque es algo que debe ser aprobado internamente, y “no todas las organizaciones de medios están abiertas para explorar cosas locas como esta. No hay registro histórico, no hay experiencia previa aquí, necesitas ser el primero y hacer pruebas”. Además, está la curva de aprendizaje. “Todo lo cripto está lejos de ser entendido intuitivamente para todo el mundo”, concede, y dice que en la próxima etapa tendrán que trabajar en la formación de los periodistas sobre NFT y medios de comunicación.
Lo que viene: NFTs para medios de comunicación
Ya sea por el fútbol, Neymar o la pasión por el deporte de Brasil, el mercado de los NFTs está candente (aquecido) en ese país y en portugués, dice Tardáguila. “Dudo que esto vaya a ser tan popular como una tarjeta de crédito, pero no tengo absolutamente ninguna duda que es un componente muy fuerte en ingresos”, asegura Tardáguila, que entiende que es algo que supone que incluso la clase media alta cultural tenga un nivel tecnológico medio-avanzado y un interés específico.
Pregunto a Rondon por las dudas en torno a si hay una burbuja alrededor del mundo NFT. “Las burbujas son normales en cualquier innovación”, dice. “Yo creo que los NFT van a durar para siempre. Si miras en tu escritorio, todo lo que ves es no-fungible. Lo único fungible son los euros de tu cartera, pero todo lo demás es único. Y ahora tenemos la oportunidad de demostrar que algo único te pertenece, y es fácil de auditar y no hay posibilidad de fraude. Por supuesto que tienen futuro”, agrega.
Tras ese piloto con fact-checkers, el equipo de FACTS-NFT presentó este proyecto a Google, que les ha seleccionado en su programa de ayudas de innovación para medios. En esta segunda parte, quieren involucrar a redacciones de otros tipos, no solo fact-checkers. Comienzan en Brasil, con una revista, un periódico y un medio online, de diferente magnitud. Ya han empezado, dos de las tres propuestas están enviadas y se encuentran preparando los siguientes pasos.
Disclaimer:
Newtral es uno de los fact-checkers que han acuñado verificaciones como NFTs y participan de FACTS-NFT.
Fuentes
- Cristina Tardáguila, cocreadora de FACTS-NFT
- Gabriel Rondon, FACTS-NFT
- Maarten Schenk, responsable de tecnología de Lead Stories
- Documentación de FACTS-NFT
- Colección de NFTs de verificaciones en OpenSea
- Artículo del New York Times subastado como NFT
