“Tenía un estigma muy grande sobre mí misma, de guarra, de indecisa, y de usar el sexo para llamar la atención”, cuenta Elisa Coll, activista bisexual, además de periodista especializada en género y autora del ensayo Resistencia bisexual (Melusina, 2021). La bifobia interiorizada fue un obstáculo para poder identificar y nombrar las violencias que recibía por parte de su entonces pareja. Hasta que leyó el capítulo dedicado a las mujeres bisexuales y la violencia sexual en el libro Apuntes para una revolución bisexual, de Shiri Eisner —publicado originalmente en 2013 y recientemente traducido en España por la editorial Descontrol—. “Me quedé sobrecogida al verme reconocida en muchas de las cosas que desgrana. También vi los huecos que había en mi formación en género”, cuenta Coll a Newtral.es.
La activista y escritora lo dice por la ausencia de perspectiva LGTBI de la que a menudo adolece la perspectiva de género. Porque la realidad es que no es frecuente sacar a relucir el dato de que la mayor prevalencia de violencia sexual se da entre mujeres bisexuales, a pesar de la evidencia científica que hay al respecto.
Los datos sobre mujeres bisexuales y violencia sexual
Los mayores índices de violencia sexual se dan en mujeres bisexuales. Es la conclusión alcanzada por el equipo de investigadoras del Instituto Carlos III de Salud en este estudio de 2022 en el que analizaron esta forma de victimización entre mujeres y hombres de entre 18 y 35 años en los últimos 12 meses.
La investigación muestra que un 8,5% de las personas entrevistadas declararon haber estado expuestas a, al menos, una forma de violencia sexual en el último año. La prevalencia, si solo se tiene en cuenta el género, fue mayor en mujeres: 10,5% frente al 6,8%. Pero si se tiene en cuenta tanto el género como la orientación sexual, los resultados mostraron que quienes más violencia sexual sufren son las mujeres bisexuales: 17,5% (frente al 8,3% de mujeres heterosexuales y al 0% de mujeres lesbianas). El siguiente grupo más afectado es el de hombres gais, con un 14,2%, y el siguiente, los hombres bisexuales con un 10,6%. Es clave recordar que los datos hacen referencia a un periodo de tiempo determinado (últimos 12 meses), no a lo largo de la vida o a un periodo más amplio. Esto explicaría el porcentaje en el caso de las mujeres lesbianas, que siendo menos afectadas, también sufren violencias de esta índole, como apunta esta otra investigación científica.
Los resultados van en consonancia con lo que muestra la literatura científica hasta el momento: que las mujeres bisexuales sufren más violencia sexual, tal y como expone este otro paper de 2017. En él, las autoras analizan las posibles causas que explicarían la relación entre mujeres bisexuales y violencia sexual. Una de ellas, la hipersexualización: “La identidad bisexual de una mujer se utiliza con frecuencia como vehículo de deshumanización y se infravalora [esa identidad] como algo hecho para llamar la atención de los hombres heterosexuales. Por tanto, es más probable que culpen a la superviviente de la agresión (por ejemplo, “estabas siendo cariñosa con otra mujer, pero también flirteabas con chicos, ¿qué pensabas que iba a pasar?”) o perciban su denuncia como una mentira (por ejemplo, “¿es otro intento tuyo de llamar la atención, como cuando besaste a esa chica?”)”.
La agencia de salud pública de Estados Unidos (CDC) realiza periódicamente macroencuestas sobre violencia sexual y, en ocasiones, hace reportes específicos para aportar más contexto. Uno de ellos versa sobre violencia y orientación sexual. ¿Los resultados? “El 46% de mujeres bisexuales declara haber sobrevivido a una violación, seguidas por el 17% de las mujeres heterosexuales y el 13% de las lesbianas”. Además, casi el 75% de las mujeres bisexuales declara haber sufrido algún otro tipo de violencia sexual, frente al 46% de lesbianas y al 43% de heterosexuales.
Engaño y disponibilidad sexual ilimitada: los mitos que deshumanizan a las mujeres bisexuales
En su libro Apuntes para una revolución sexual, Shiri Eisner señala que se suele afirmar que la bisexualidad femenina es “más aceptada que la masculina”. La autora matiza que “más que aceptada, es ‘promovida’”: “Se representa a las mujeres bisexuales en contextos hipersexualizados, como objetos sexuales para la mirada masculina dominante, a la vez que apelando directa o indirectamente a una fantasía de un trío (de dos mujeres y un hombre)”. En este sentido, la aceptación no está exenta de una exigencia: disponibilidad sexual ilimitada.
Así lo explica también Elisa Coll: “A menudo, nuestra salida del armario se lee como una invitación a tener prácticas sexuales. Si la sexualidad de las mujeres, en general, se sigue viendo como fantasía subyugada al placer masculino, a la bisexualidad femenina se le suma el estigma que pesa sobre nosotras de ser más mentirosas e infieles”. Para la activista y escritora es fundamental hablar de mujeres bisexuales y violencia sexual por las consecuencias que tienen determinadas asunciones arraigadas en el imaginario colectivo: “Se ha vinculado nuestra identidad a la idea de promiscuidad y al consentimiento automático. Siempre sobrevuela esta idea de ‘¿Cómo no vas a querer follar conmigo, si eres bisexual?’. Reivindicar la libertad sexual es necesario, pero es problemático que se nos caracterice así por defecto”.
Como apunta a Newtral.es Ethan Coston, investigadore en la Virginia Commonwealth University y autore de numerosos papers sobre violencia, bisexualidad y otras intersecciones, “ninguna investigación ha demostrado que las mujeres bisexuales se relacionen sexual y/o afectivamente con más personas”. Esto no es prescriptivo, como matiza Elisa Coll: “Tener más o menos parejas sexuales no es ni mejor ni peor, no es ahí donde tenemos que poner el foco, sino en que evidencia cómo se ha construido una narrativa para justificar las violencias que sufrimos”.
Sobre la justificación, Ethan Coston apunta que uno de los mitos de la cultura de la violación es, precisamente, “asumir que ciertos comportamientos tienen como objetivo buscar la atención sexual de los hombres o para excitarles, y no por sus propios deseos”.
A esto se suma el engaño que se presupone a las mujeres bisexuales, como detalla Coston: “Una de las formas más comunes de bifobia incluye la suposición de que sentirse atraído por varios géneros hace que una persona sea más propensa a engañar o ser infiel. Esto, claramente, puede desembocar en violencias. Por ejemplo, controlar determinados comportamientos como con quién pasan el tiempo o con quién se escriben; manipulación (como la culpabilización o criticar la ropa que llevas); amenazas de autolesión por parte de la pareja; y, a veces, violencia física y sexual”. “En estos casos, la violencia sexual y/o física tiene un componente correctivo porque es una forma de ‘mantener a raya’ a las mujeres bisexuales”, añade.
La idea de engaño se ve reforzada por la forma negativa en que se ha conceptualizado la bisexualidad: “En las personas bisexuales su sexualidad se ve como ‘estar experimentando’, no como una identidad”, apunta Ethan Coston. O como dice Shiri Eisner en su ensayo, citando a la investigadora británica Katherine Farrimond, en la ‘indefinición’ de las mujeres bisexuales “radica la idea de que no sabemos dónde yacen sus lealtades”.
Culpar a la víctima de la violencia que sufre
Como explica Elisa Coll, la visión de que las mujeres bisexuales engañan “puede tener consecuencias a nivel legal”: “No solo son las agresiones, nuestra palabra se cuestiona más”. Y no solo en el sistema normativo, también en la propia comunidad LGTBIQ+: “En algunos entornos todavía flota la idea de que si ‘eliges’ acostarte con un hombre, asumes las consecuencias y las consecuencias son que te puede violar. De nuevo, es una forma de culpar a la víctima”.
Sobre esta consecuencia que sufren las mujeres bisexuales en relación con la violencia sexual, Nicole Johnson, investigadora en la Universidad de Lehigh especializada en género y sexualidades, explica a Newtral.es que “aunque la investigación muestra que la inmensa mayoría de los perpetradores de violencia sexual contra las mujeres bisexuales son hombres (más del 90%), esta violencia no se detendría si las mujeres bisexuales no interactuaran sexual o románticamente con los hombres”.
- Elisa Coll, activista bisexual, escritora especializada en género y autora de ‘Resistencia bisexual’
- Ethan Coston, investigadore en la Virginia Commonwealth University especializade en género y derechos LGTBI
- Nicole Johnson, investigadora en la Universidad de Lehigh especializada en género y sexualidades
- ‘Apuntes para una revolución bisexual0, de Shiri Eisner
- Prevalence and associated factors with sexual violence victimisation youth before, during and after the COVID-19 lockdown: a cross-sectional study in Spain
- Patterns of Post-Traumatic Health Care Service Need and Access among Bisexual and Non-Monosexual Women in the U.S
- Why Us? Toward an Understanding of Bisexual Women’s Vulnerability for and Negative Consequences of Sexual Violence
- The National Intimate Partner and Sexual Violence Survey. Findings on Victimization by Sexual Orientation
No justifico la violencia en ningún caso pero asumo que a mayor disponibilidad de parejas mayores riesgos de celos y violencia (Elm: si mi novia es bisexual y me dice que a va a quedar en casa de una amiga, podría suponer que no solo es para "dormir", lo mismo si se escriben por mensajes o si hablan por teléfono...ya no hay confianza pues hay amenazas de infidelidad por dónde se mire)...otra vez no justifico las inseguridades de la pareja ses hombre o mujer pero en tal caso conviene no estar emparejado con una mujer bisexual...solo en tales casos ojo con ello.
Te has oído, Josh? Lo estás justificando totalmente. Que propones? Novias bisexuales no tengan amigas? anda que....