Tres datos sobre el progreso de la mujer en Afganistán que amenaza el régimen talibán

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“Los talibanes han entrado en la ciudad y voy a huir”, cuenta en un video compartido en Twitter la cineasta afgana Sahraa Karimi, quien corre desesperada, como otras mujeres de Afganistán, por las calles de Kabul. Con la voz agitada, continúa con su relato y pide que su vídeo se comparta y viralice. “La gente cuenta historias, pero no llegan a comprender la realidad ni el desastre que supone”.

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Quienes vivieron bajo el régimen talibán  en la década de los 90 temen por lo que vendrá tras la toma del poder, que ha llenado de incertidumbre a millones de afganos que buscan desesperados salir de su país. Pero el miedo es aún mayor en mujeres y niñas.

Bajo el anterior régimen de los extremistas islámicos las mujeres se vieron privadas de sus libertades y fueron sometidas a estrictas reglas basadas en la interpretación y aplicación literal de la ley islámica. Volver a ese régimen podría significar el retroceso y la pérdida de todos los progresos en materia de igualdad de género de los últimos años. 

¿Qué está en riesgo para las mujeres en Afganistán?

La situación para las mujeres en Afganistán históricamente ha sido complicada, pero en las últimas dos décadas, tras el derrocamiento del régimen talibán, se habían producido algunos avances. Por ejemplo, en la Constitución de 2004 se incluyeron cuotas para la participación de las mujeres en el Parlamento. Según esta reforma, el 27% de los 250 escaños en la cámara baja deben ser ocupados por mujeres. Este acceso a la política permitió que las mujeres alcanzaran cargos de responsabilidad, como alcaldías y ministerios. 

Ahora, mujeres como Zarifa Ghafari, alcaldesa de la ciudad Maidan Shahr y Rangina Hamidi, exministra de educación, se sienten amenazadas por los talibanes. En una entrevista para la BBC, Hamidi dijo que está decidida a quedarse en Kabul, aunque tiene miedo. “En el fondo de mi corazón me sigo diciendo a mí misma que no tendré que pagar el precio por ser parte del gobierno. Creo que no he hecho nada malo”, aseguró. 

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Otro ámbito que preocupa es el acceso a la educación. Las últimas dos décadas registran un crecimiento considerable de la inserción escolar femenina, y hasta ahora más de 3 millones de niñas están inscritas en escuelas, según reporta Amnistía Internacional.

El acceso a la educación superior también ha sido una conquista para las mujeres afganas. En 2015, el número de estudiantes inscritas en universidades públicas era de 36.312, y en dos años, se incrementó a más de 44.000 alumnas, según el Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Afganistán del Banco Mundial. 

El progreso también se reflejó en la independencia económica a la que muchas mujeres afganas tuvieron acceso tras el derrocamiento del régimen talibán de los 90. Para 2019, más de 1.000 tenían su propio negocio. 

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“Ahora tengo que quemar todo lo que logré”

Aunque portavoces del grupo islamista, como Suhail Shaheen, han admitido a la BBC que se cometieron errores en el pasado y que en la actualidad “no buscaran venganza” y permitirán que las niñas y mujeres tengan acceso a la educación y al trabajo, la preocupación reina en la población afgana. 

Una estudiante universitaria en Kabul contó al diario británico The Guardian su frustración por lo que le depara. “Trabajé tantos días y noches para convertirme en la persona que soy hoy, y esta mañana, cuando llegué a casa, lo primero que hicimos mis hermanas y yo fue ocultar nuestras identificaciones, diplomas y certificados. Fue devastador. ¿Por qué deberíamos ocultar las cosas de las que deberíamos estar orgullosos? En Afganistán ahora no se nos permite ser conocidos como las personas que somos. No esperaba que volviéramos a ser privados de todos nuestros derechos básicos y volviéramos a viajar a hace 20 años. Que después de 20 años de luchar por nuestros derechos y libertad, deberíamos estar buscando burkas y ocultando nuestra identidad”, cuenta.

Zahra, de 26 años, vive en Herat, la tercera ciudad más grande de Afganistán. Desde hace cinco años, trabaja con organizaciones locales para impulsar la igualdad de género. El jueves pasado, todo se desmoronó para ella cuando los talibanes ingresaron a su ciudad y plantaron sus banderas blancas proclamando la fe islámica.

Junto a sus padres y cinco hermanos permanece encerrada en su casa. “¿Cómo puede ser posible que yo, como mujer que ha trabajado tan duro y ha intentado aprender y avanzar, tenga ahora que esconderme y quedarme en casa?”, cuenta a la agencia estadounidense AP.

En mayo pasado, Amnistía Internacional ya expresó su preocupación sobre el posible retroceso de los derechos y logros alcanzados por las mujeres en Afganistán. La ONG reportó que “históricamente, los talibanes han aplicado políticas duras y discriminatorias contra las mujeres con el resultado de la exclusión de la vida pública”.

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La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán RAWA denunció que bajo el régimen talibán la mujer es “reducida a seres cuyo único fin es la procreación”, y que son sometidas a una serie de normas y prohibiciones. 

Aún no queda claro si la postura del nuevo régimen talibán respecto a las prohibiciones impuestas a las afganas será la misma de cuando gobernaron en los 90. Durante los 6 años en el poder, las restricciones impuestas, basadas en la interpretación literal de la ley islámica o sharía, invisibilizaron a las mujeres y niñas sometiéndolas a rigurosas normas de comportamiento; el uso obligatorio de la burka, la prohibición de estudiar o escuchar música, y de movilizarse por la calle sin escolta varón de su familia.  

Incertidumbre por el futuro de las mujeres en Afganistán

El régimen talibán que asumió el poder al mando de Hibatullah Akhundzada se presenta como más moderado y dispuesto a hacer ciertas concesiones. En una entrevista para la BBC, el portavoz talibán, Suhail Shaheen resaltó que en las partes de Afganistán bajo su control hay escuelas para las niñas, y que las mujeres podrán tener acceso a la educación y al trabajo, pero deberán someterse a reglas como vestir velo (hijab). 

Diversos organismos de derechos humanos, activistas, personalidades y gobiernos han expresado su preocupación por la situación de las mujeres en Afganistán, y abogan porque se garanticen sus derechos. 

En España, un grupo de periodistas y escritoras impulsan un manifiesto de apoyo a las mujeres afganas en él reclaman que se respeten los deberes elementales de solidaridad humana, admitiendo en los vuelos y demás viajes de repatriación de extranjeros al mayor número de posible de personas afganas.

Por su parte, Evelyn Regner, presidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo exhortó a los países miembros de la UE a colaborar para garantizar la salida segura del país de cualquier persona en peligro. “Todas las negociaciones posteriores deben garantizar la seguridad y el bienestar de las mujeres y niñas afganas", dice.

2 Comentarios

  • Felicitaciones.

  • Excelente tema me gustó todo y así me enterado lo que pasa a las mujeres afganas.