“El cambio climático no es un escenario teórico: está aquí y mata“. Va muy rápido y los últimos dos veranos (y el que viene) dan cuenta de ello. Es una de las conclusiones del informe The Lancet Countdown Europe firmado por 69 investigadores bajo la dirección de Rachel Lowe (BSC): tenemos un problema con las muertes por calor.
- Un nuevo dato: España lidera el incremento de muertes por calor: 39,9 más por cada 100.000 habitantes de la década de 2003-12 a la década de 2013-22. La media europea fue de 17.
- Las muertes por calor son el doble de probables en mujeres. También, mayores cuanto más bajos ingresos tengan, sobre todo por inseguridad alimentaria.
Sólo en el verano de 2022, el peor, hubo unas 60.000 muertes por calor en Europa, según los modelos analizados. El sur del continente se lleva lo peor, con un incremento de las muertes por calor del 11%, que lidera España. Estos datos se suman a otras evidencias sobre mortalidad, que Copernicus-UE eleva al +30% en dos décadas y lo particularmente terrible de los últimos dos julios y agostos.
Según el modelo MACE, más de 15.300 personas tuvieron una muerte prematura en España por altas temperaturas en 2022. Un año después, 11.165 fallecimientos. El dato multiplicó las estimaciones del MoMo-ISCIII.
- Ojo, no confundir… las muertes por golpe de calor y las muertes prematuras por calor en España. Las segundas son cálculos epidemiológicos, personas que ven agravadas sus patologías por estrés térmico, insomnio por calor, etc. Las muertes por golpe de calor son súbitas; hipertermias o deshidrataciones, típicamente asociadas a trabajadores al aire libre o personas mayores en las horas centrales del día.
Esto, seguramente, también explique en parte el mayor riesgo de muerte prematura (no golpes de calor) en mujeres, más longevas y con afecciones cardiovasculares más importantes que en hombres, estadísticamente.
Cada vez más horas de calor imposible
Las horas de riesgo térmico para la actividad física aumentaron desde 1990. No hace falta que sea muy intensa, lo que incluye a trabajos en la calle como los de limpieza u obras. Los autores destacan que esa reducción de horas en que se puede hacer ejercicio al exterior también impactará en la salud de las personas, especialmente quienes no puedan pagarse un gimnasio, por ejemplo.
“El cambio climático es esencialmente un problema de justicia social y medioambiental”, apostilla Kim van Daalen (BSC), autora principal del estudio, que combina datos de Eurostat y del ECMRWF. La ingente cantidad de cifras ha sido computada en el BSC con el análisis de ISGlobal.
- The Lancet Countdown Europe, 2024
- Rachel Lowe (BSC)
- Kim van Daalen (BSC)
- MACE (Aurelio Tobías, Dominic Royé y Carmen Iñiguez)