Vesná, el movimiento juvenil que hace frente a la Rusia de Putin

movimiento Vesnà Rusia
Un joven es detenido por la policía en Moscú, Rusia | Foto: Elena Rostunova, Shutterstock
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Desde el inicio de la invasión de Ucrania, miles de personas han salido a las calles de Rusia para protestar contra el Ejecutivo de Vladímir Putin. Sin embargo, dentro de los manifestantes destaca el llamado Movimiento Democrático Juvenil Vesná (que significa primavera en español), un grupo que el Ejecutivo de Rusia ha llevado a los tribunales para prohibir su actividad. El tribunal de San Petersburgo comenzará el juicio el 22 de noviembre, como informa Vesná en su canal de Telegram

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Aunque este movimiento ha cobrado protagonismo a raíz de las protestas organizadas tras el inicio de la guerra y con el anuncio de la movilización de miles de reservistas rusos, apareció por primera vez en 2013 con el fin de «construir una nueva Rusia basada en la libertad y los derechos humanos», beneficiando a los ciudadanos y no «a las élites corruptas», como señalan en su página web

Desde Newtral.es hemos preguntado a expertos por el contexto en el que aparece este movimiento, así como sus acciones más relevantes. 

Qué es Vesná, el movimiento juvenil que quiere cambiar Rusia 

Como explica a Newtral.es Alfredo Rodríguez Gómez, director del Máster en Seguridad Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Vesná es uno de los grupos opositores a Vladímir Putin más activos. «Es un movimiento político juvenil federal que nació en febrero de 2013 tras unirse varios grupos que ya existían, todos ellos juveniles», explica el experto. 

Para comprender la aparición de este tipo de movimientos, hay que remontarse a la política de Gorbachov conocida como la glásnost, “una apertura de la libertad de ideas y de pensamiento en la antigua URSS”, señala Rodríguez. Esta política junto con la perestroika “iniciaron un camino de apertura presuntamente democrática”, muchos ciudadanos “consideraron que fue el principio del fin de un régimen”. 

Sin embargo, Putin ha limitado dicha libertad “tratando de controlar por la vía de los hechos las opiniones contrarias”. Los movimientos como Vesná “tratan de ser un canto a la esperanza de una verdadera libertad de partidos, de prensa y de expresión en general en Rusia”, considera Rodríguez. 

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Además de este recorte de libertades, para Roberto García Alonso, investigador Posdoctoral María Zambrano en la Universidad de Salamanca (USAL), hay que tener en cuenta un contexto en el que “Putin ha estado omnipresente en la política rusa desde la salida de Borís Yeltsin (presidente entre 1991 y 1999)”. Como señala García a Newtral.es, Putin ha ido alternando su puesto dentro del régimen semipresidencialista: de primer ministro a presidente y viceversa. 

“Ha conseguido perpetuarse y condicionar la política de la Federación Rusa durante los últimos 20 años, algo que generó una fuerte oposición interna y en 2013 los jóvenes, que suelen ser los protagonistas en estos casos, decidieron movilizarse”, matiza el investigador.

José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas, añade, además, que muchos de estos jóvenes vienen de una escisión del partido Yábloko, de corte liberal que surgió en los primeros tiempos de la Rusia independiente. “Es decir, que la ideología y el corte es liberal en favor de un Estado democrático, de Derecho y de respeto a los derechos humanos”. 

Las movilizaciones de Vesná: desde manifestaciones contra la guerra a marchas por los derechos LGTBI 

Los expertos coinciden en que la guerra de Rusia en Ucrania, así como la movilización de reformistas en septiembre, han dado visibilidad al movimiento de Vesná, responsable de la organización de numerosas manifestaciones por ciudades de todo el país. Sin embargo, el grupo lleva casi diez años movilizándose por diferentes causas. 

Rodríguez recuerda algunas acciones, como la de junio de 2015, cuando colocaron una lápida falsa en el Campo de Marte de San Petersburgo como un “in memoriam de los soldados rusos muertos en el Donbás”. Como recogieron medios rusos, en la figura se leía lo siguiente: “Un soldado desconocido murió en Donbass en ‘tiempos de paz’. No abandonamos a los nuestros, y estos no eran nuestros», firmado en nombre de Putin.

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Como se observa en sus redes sociales, una de sus principales reivindicaciones son los derechos de la comunidad LGTBI. “La ideología de hostilidad hacia la comunidad LGBT ha sido promovida por las autoridades durante mucho tiempo”, denuncian en uno de sus últimos mensajes en Telegram

Un movimiento subestimado por el Kremlin

Con la invasión rusa, el grupo se ha convertido en uno de los principales organizadores de las protestas contra la guerra. Como apunta García, estas movilizaciones dieron visibilidad a Vesná y ayudaron a canalizar toda la oposición creciente que Rusia tenía en su seno, algo que no ha gustado a las autoridades rusas. 

“El Ministerio de Justicia incluyó a Vesná en la lista de organizaciones no registradas. Además, ha sido también incluida en el Servicio Federal dedicado a la lucha contra el blanqueo de dinero y terrorismo, es decir, se ha incorporado al estado de grupos terroristas y extremistas”, explica el investigador de la USAL. 

Sin embargo, no siempre se le ha dado esta importancia. Para Rodrígez, el Kremlin no los ha tomado muy en serio, “casi se los consideraba como el club de seguidores de Alexéi Navalni”. Mientras que la organización defiende la puesta en libertad del opositor ruso, como manifiesta en redes como Instagram, se han desvinculado de ser un mero grupo a favor de Navalni.  

Hoy, Putin sí sabe de la fuerza que tiene este movimiento y de lo que puede suponer una chispa que encienda la pólvora de las revueltas en toda la Federación Rusa”, considera Rodríguez.  

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Por su parte, López considera que Vesná “no tiene una relevancia extraordinaria”, sino que es un movimiento más de Rusia que se ha hecho notar, especialmente desde 2020. “Aprovechando la pandemia, Putin hizo dos reformas constitucionales: ahora podrá presentarse como presidente hasta 2036, y además establece que el derecho internacional (y por tanto, los derechos humanos), están por debajo del derecho ruso”, explica López, una reforma que, según el experto, aceleró la actividad de movimientos como Vesná. 

¿Qué consecuencias tiene manifestarse en Rusia?

Los tres expertos aseveran que una de las consecuencias de salir a las calles de Rusia en contra del Kremlin es previsible: ser detenido. García cuenta que hay “muchos abogados y opositores que, por el hecho de serlo, están cumpliendo penas de hasta tres años de cárcel”. Además, el investigador añade que los juicios “se demoran eternamente cuando se sabe de sobra qué va a pasar”. 

En el caso de Vesná y sus manifestantes, “están siendo enjuiciados en parte por ser considerados terroristas, sus penas no son una amonestación por haber salido a la calle a protestar y haber tenido la piedra, sino casi como actos terroristas”.

Rodríguez añade que “el fiscal les acusaba de haber creado una ONG que atenta contra la persona y los derechos de los ciudadanos. Tras detenciones, registros e interrogatorios, algunos de los acusados abandonaron Rusia”. 

Por su parte, José Ángel López recuerda que “el código penal y las reformas que se están implementando en Rusia al respecto hacen que cualquier mención a la guerra o cualquier manifestación contra el régimen sean objeto de persecución”. 

Los expertos consultados contabilizan que las manifestaciones organizadas tras el inicio de la ofensiva de Putin se saldaron con cerca de 3.000 detenidos

Fuentes
  • Alfredo Rodríguez Gómez, director del Máster en Seguridad Internacional de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR),
  • Roberto García Alonso, investigador Posdoctoral María Zambrano en la Universidad de Salamanca (USAL)
  • José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas
  • Redes sociales de Vesná