En junio de 2018, algo llamó la atención del equipo de Mosquito Alert, cuando un vecino de Siero (Asturias) les remitió una foto de lo que parecía un mosquito tigre. Rápidamente le pidieron a ese informador que les mandase más. A poder ser, algún ejemplar o larva e un sobrecito. Porque aquello, en realidad, parecía más bien otra cosa.
Tal fue el desconcierto, que contactaron con Fernando Simón y su equipo en el CCAES. Y un equipo del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que con CEAB-CSIC y el ICREA manejan los datos de Mosquito Alert, se desplazó a Asturias a ver in situ lo que terminó por confirmarse.
El mosquito Aedes japonicus había llegado a España. Un vector de enfermedades que van del virus del Nilo Occidental (WNV) al dengue o chikunguña.
Dos años después, y gracias a decenas de fotos remitidas por usuarios, se ha confirmado que el «Aedes japonicus vino para quedarse. En concreto, en Asturias y Cantabria», explica a Newtral.es Frederic Bartumeus, biólogo del CREAF y responsable del proyecto.
De la cámara del móvil a los papers
Todo empieza en un móvil con cámara e internet. Y termina en varios centros de investigación, que coordinan hasta seis proyectos relacionados con la presencia de mosquitos, potenciales vectores de enfermedades. Cada persona que se desgarga la app puede mandar fotografías de mosquitos que sospeche que ‘no deberían’ estar ahí.
El resultado se publica en el mapa público, donde se pueden consultar y descargar las observaciones registradas desde el año 2014, así como explorar los modelos de probabilidades desarrollados a partir de las observaciones ciudadanas.
«Fue un éxito descubrir, grancias a ciudadanos, que el Aedes japonicus había llegado a Asturias o que el mosquito tigre (Aedes albopicus) había llegado a Aragón», explica Bartumeus. Esto «nos permite diseñar modelos y anticiparnos».
La información obtenida a través de la app Mosquito Alert complementa el trabajo de vigilancia de los mosquitos invasores. A su vez es utilizada por las entidades de Salud Pública para el seguimiento y control de estos posibles vectores de enfermedades. Llevan más de 19.000 fotos revisadas desde 2015.
Más mosquitos tras el confinamiento
El arranque de temporada alta de mosquitos ha sido fuerte este año. Primero, por el confinamiento, que ha hecho que los mantenimientos de zonas donde puede acumularse agua estancada –ideal para la cría de mosquitos– se hayan abandonado más tiempo.
Por otro lado, «hemos tenido un invierno suave y una primavera más lluviosa. Si a eso le sumamos que en mayo ya hacía calor» tenemos el cóctel perfecto para una explosión de mosquitos. Aunque, más bien, de los ‘autóctonos’, los conocidos como Culex pipiens.
Son estos y no los japonicus los que parecen implicados en la aparición de varias encefalitis de la provincia de Sevilla, casos positivos de fiebre del Nilo Occidental.
El otro mosquito que ya ha colonizado varias zonas de la península tras su aparición en Andalucía en 2004 es el tigre. Originario del sudeste asiático, puede estar implicado en la transmisión de chikunguña o zika, junto a otra veintena de virus, según el Centro Europeo de Control de Enfermedades, aunque sus picaduras en España son más molestas que peligrosas.
«No hemos visto que haya aumentado su población pero sí su área de expansión», precisa Bartumeus. «En general, se está haciendo una gestión activa para controlarlos en Barcelona, la Costa Brava o Valencia, el problema es que pueden viajar, por ejemplo, en coche y terminar en otras regiones».
Un coche lleno de tigres
«Unos 75.000 mosquitos viajan diariamente en coche en Barcelona metropolitana», asegura Bartumeus. «Con que una hembra cargada de huevos entre en un vehículo se puede expandir el mosquito tigre casi por cualquier sitio».
Su equipo hizo un experimento iniciado en 2015. Con la colaboración de los Mossos de Esquadra, cuando los agentes paraban rutinariamente un vehículo, solicitaban a los ocupantes si podían hacer un aspirado de su coche. Esa era la manera de tomar muestras.
«La AP-7 iba cargada de bichos«, bromea Bartumeus. Y el mosquito tigre, como polizón estrella. Por sí solos apenas tienen un radio de vuelo habitual de medio kilómetro. Pero parece que, atraídos por algo del interior de los coches, terminan haciéndose plácidos viajes motorizados.
En España existe un Plan Nacional de 2016 centrado en las enfermedades que se pueden transmitir por mosquitos y se muestrean puertos y aeropuertos en busca de mosquitos o huevos importados. Las comunidades, por su parte, también cuentan con programas de vigilancia entomológica.

El mosquito tigre centra el mayor interés, por ser posible vehículo para propagar enfermedades erradicadas en España. Pero la aplicación va a incorporar a su catálogo de alertas otros, como el Aedes aegypti, transmisor clásico del dengue. Este mosquito estuvo documentado en la Península Ibérica más de 300 años. «Desapareció en el siglo XX y, con él, la enfermedad en nuestro país, no se sabe muy bien por qué».
Se volvió a detectar en Canarias hace dos años. Mosquito Alert estará pendiente de un posible resurgimiento «y para eso es importante que la gente se baje y use la aplicación, que pide lo mínimo necesario para respetar la privacidad».
Para el biólogo, es «una herramienta más que [como con RadarCOVID] no servirá por sí sola para controlar epidemias, pero estaremos mejor preparados que si no existiera, más en un mundo tan globalizado y en un escenario de cambio climático que permite la proliferación de ejemplares y especies que antes no estaban».