El calor sin tregua desde junio dispara la mortalidad, especialmente por las noches tropicales

Un hombre se refresca en una fuente de Córdoba | Salas, Efe
Un hombre se refresca en una fuente de Córdoba | Salas, Efe
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Que haga cada vez más calor en verano ya no es algo nuevo. Al menos desde el fatídico 2022, año tras año se han dado registros históricos, que han disparado la mortalidad por calor en España y el conjunto de Europa. Sin embargo, el verano de 2025 ha venido con una novedad.

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  • Lo nuevo: Este ha sido el peor arranque de un verano en cuanto a mortalidad asociada a calor. Junio ha batido récords de temperatura pero, sobre todo, ha mantenido un calor moderado incesante, acompañado por noches tropicales (> 20ºC). Además, se despidió con una ola de calor, igual que mayo, sólo que aquel episodio no entró en la definición estricta de ola de calor.

  • La cifra: De acuerdo con el sistema de monitorización de la mortalidad MoMo (ISCIII), el exceso de muertes se ha disparado un 1.035% (unas diez veces más) respecto al año pasado. En concreto, en el periodo del 15 de mayo al 13 de julio. En total, según el Ministerio de Transición Ecológica, 1.180 personas han muerto prematuramente durante los episodios de ola de calor.

  • La otra cifra: Según otro sistema de monitorización, el MACE (FIC, UV, CSIC), si nos fijamos en la cifra de muertes atribuibles a calor moderado y extremo, esta asciende hasta los 4.159 (sumando junio y hasta el 11 de julio). Es decir, no fijándonos sólo en los periodos de calor más acuciante.

    ¿Qué significa esto? Según explica Dominic Royé (MBG-CSIC), que el calor moderado también mata. Y de hecho, mata mucho. 3.393 murieron prematuramente sólo en junio, pero no en los días de calor extremo. Ha habido –también– un calor moderado “y sostenido, muy perjudicial”. En este exceso de mortalidad esto también tiene que ver mucho el calor de las noches tropicales y tórridas.

Como un veneno: “Aunque el calor no sea extremo, pueden matar igual, como un veneno: tú puedes fulminar a alguien con una dosis alta, pero también puedes matar con dosis más pequeñas y constantes, durante más días. Con el calor, lo mismo”, explica Royé. Igualmente, el investigador recuerda que con cada “décima de temperatura (media) extrema, el riesgo aumenta exponencialmente, puede llegar a ser cuatro o cinco veces más. Rebajar un grado la temperatura media de una ciudad –con vegetación o un urbanismo más amable– puede salvar muchas vidas”.

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  • El calentamiento global no compensa las muertes por frío: Tradicionalmente ha habido más muertes ligadas al frío que al calor en España. Por el momento, a pesar de que la temperatura ha aumentado 1,4 ºC en las últimas cuatro décadas, los inviernos siguen marcando tasas muy altas de mortalidad, especialmente entre personas mayores sin recursos para encender la calefacción. Según un estudio reciente liderado por investigadores de ISGlobal y del INSERM, las provincias donde el frío entraña un mayor riesgo para la salud son, paradójicamente, las más cálidas. Lo que sí se aprecia es que el calor mata cada vez más y de manera más rápida, como explicaba aquí, desde ISGlobal, Marcos Quijal.

Un arranque de verano “excepcional” por calor

Los datos constatan, según el Ministerio de Sanidad, un “episodio térmico de intensidad excepcional”. Ha habido un aumento “sin precedentes en las temperaturas medias“, según los registros de Aemet. Y llegó de golpe, tras una primavera no especialmente cálida y, sobre todo, húmeda. “El primer calor siempre es peor porque no da tiempo a aclimatarse”, concreta Royé.

En junio la temperatura media mensual fue de 23,6 grados, + 0,8ºC respecto al anterior máximo histórico (2017). Fue + 3,5ºC por encima de los (conforme a la media 1991-2020).

  • 76 avisos por riesgo rojo: Este cambio sustancial en las condiciones climáticas de este verano se constata los niveles por calor extremo que se han registrado en distintas zonas del país, cuando el año pasado en el mismo intervalo no se activó ninguno.

De acuerdo con un estudio de atribución rápido del World Weather Attribution, de no existir el cambio climático se habrían evitado siete de cada 10 muertes por calor durante el inicio de verano. En cifras absolutas, la emergencia climática está detrás de 1.505 fallecimientos prematuros del total de 2.304 achacables al exceso de temperatura registrados en Europa en junio de 2025.

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Las olas de calor son el evento extremo más mortal del continente. Los países del sur se han visto especialmente golpeados (aunque no sólo). En los últimos tres años, sólo en España casi 10.000 personas fallecieron prematuramente por el calor extremo.

  • “Que pague la industria fósil”: Desde Greenpeace, Pedro Zorrilla Miras señala: “¿Cuántas personas más tienen que morir para que los gobiernos se tomen en serio el cambio climático? Necesitamos triplicar la reducción de emisiones y sabemos quiénes son la clave para conseguirlo: las empresas de petróleo, gas y carbón”. La organización pide más impuestos para este sector, que permitan financiar una transición justa hacia energías renovables.

Mortalidad ‘por calor’ es distinto a muertes por ‘golpe de calor’

  • Distingamos: No es lo mismo un exceso de mortalidad por calor (muertes prematuras) que morir por un golpe de calor, de manera fulminante. Las anteriores estadísticas representan, fundamentalmente, muertes aceleradas por estrés térmico sostenido. Típicamente, agrava patologías previas (cardiovasculares y respiratorias, sobre todo) y las acusan las personas más mayores, como explicaba aquí desde el IDAEA-CSIC Aurelio Tobías.

    Y hay una correlación entre renta y capacidad para adaptarse al calor. La mortalidad aumenta en los barrios con menos ingresos o mayores tasas de pobreza.

Las comunidades autónomas han notificado diez fallecimientos atribuibles a golpes de calor. Cinco de los casos corresponden a personas mayores de 65 años, cuatro se sitúan en el rango de edad entre los 52 y los 62 años, y uno del que se desconocen los datos. 

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Fuentes