La historia del Carnicero de Plainfield (Wisconsin), Ed Gein, ha servido de inspiración en películas como Psicosis, La matanza de Texas o El silencio de los corderos. Ahora, Ryan Murphy la rescata para Netflix en su tercera entrega de la serie Monstruos.
- El director repasa (y ficciona) algunos de los detalles que ayudan a entender la vida de Gein a través del vínculo con su madre, sus crímenes, su relación con la feminidad, su diagnóstico o la repercusión mediática de su caso, que marcó la vida de un pequeño pueblo del Wisconsin de mediados del siglo XX.
En este Fact-Fiction verificamos algunas de las escenas de la serie y explicamos qué ocurrió (y qué no) en realidad.
La madre de Ed, Agustina Gein, marcó su vida y la forma en que se relacionaba con el mundo. La ficción de Netflix muestra el trato vejatorio que tenía con su hijo y cómo su moral cristiana profundamente marcada contribuyó a la opresión sexual de Ed.
En los primeros capítulos, Agustina se decepciona tanto con su hijo (uno de los desencadenantes es que lo pilla masturbándose con sus bragas y su sujetador), que incluso le prohíbe acostarse con mujeres.
- Esa presión que ejercía su madre sobre él la describe el escritor estadounidense especializado en asesinos en serie Harold Schechter en su libro sobre Gein, Deviant. En él atribuye a Agustina frases como “eres un niño horrible, solo tu madre te podrá querer” (página 17).
- Como también reproduce La historia de Ed Gein, Agustina muere de un accidente cerebrovascular después de discutir con una mujer que ella creía que vivía en pecado con otro hombre, según el libro de Schechter y refleja la serie.
Su hermano. Murphy también reconstruye una de las teorías que se barajaron sobre la muerte del hermano de Ed, Henry. La serie juega con la idea de que es el propio Ed el que le propina un golpe a su hermano, que se había fugado de casa con una mujer, y lo mata. Después, provoca un incendio y llama a la policía, que encuentra finalmente el cadáver en la nieve boca abajo.
- El Daily Tribune dio la noticia en 1944 e informó de que Henry había muerto de un “ataque al corazón” tras un incendio, aunque había aparecido sin heridas ni quemaduras.
- Schechter también cuenta en su libro que “no había señales de que se hubiese visto afectado por las llamas” y su ropa estaba “cubierta de hollín, pero sin daños”, aunque su cuerpo sí tenía “moretones extraños” (páginas 32 y 33). El caso se cerró y se decretó como causa de muerte “la asfixia”.
Adeleine, la novia de Ed, también aparece como un personaje recurrente en la serie. Está basado en una vecina real de Plainfield, aunque “se sabe poco de ella”, como explican en Tudum sus directores, que ficcionan gran parte de su historia y juegan con la idea de que podría haber vivido solo en la mente de Ed.
- Adeleine contó en un primer momento a la prensa que estuvo a punto de casarse con Ed, que era un hombre “bueno, amable y dulce” y que solía hablar con él, entre otras cosas, de asesinatos, como recogía el Wisconsin State Journal, algo que coincide con La historia de Ed Gein.
- Schechter también detalla en su libro cómo Adeleine se convirtió en una “celebrity” al anunciar que Gein era su “sweetheart” (su amor o su cariño). La relación, según ella, no cuajó porque “tenía miedo de no estar a la altura de sus expectativas” (páginas 193 y 194). Finalmente, se retractó y negó que fueran pareja durante años.
Los crímenes. En la serie, Ed asegura que no recuerda haber matado a nadie, aunque sí reconoce haber desenterrado cadáveres por “hobby”. Su pasatiempos consiste en desmembrarlos, sacarles los órganos y las vísceras o despellejarlos para elaborar objetos con sus pieles o sus huesos.
- Schechter explica en su libro que Gein juraba tener pérdidas de memoria desde que su madre murió y que a veces escuchaba su voz (como en la serie); también confesó, según el relato del escritor, haber profanado nueve tumbas, aunque solo reconoció dos asesinatos (páginas 315 y 316).
- La serie también refleja que era un necrófilo: satisfacía sus necesidades sexuales con las muertas que desenterraba. En el transcurso de la investigación, él lo negó porque decía que los cadáveres “olían demasiado mal”, como recoge Schechter (página 316).
La revista Rolling Stone recuerda, en conversación con el escritor, que Gein organizaba “sus colecciones” por partes del cuerpo: como en la serie, tenía “nueve vulvas en una caja de zapatos, cuatro narices, labios, cabezas y huesos. Además de arrancarles la piel de la cara y el pelo a estas mujeres para hacer máscaras, también confeccionó un ‘traje de mujer’ con la piel de las piernas y el torso de una de las víctimas”.
- “Vivía entre los muertos. Comía su carne de cerdo enlatada y sus judías en cuencos que había fabricado con los cráneos; había desollado los rostros de varias víctimas y los había colgado en su dormitorio como tapices”, explica el escritor.
El origen. La historia de Ed Gein marca los cómics que lee sobre la segunda guerra mundial y sobre Ilse Koch, apodada la Zorra de Buchenwald (un campo de concentración nazi), como uno de los orígenes de la fascinación de Gein por estos crímenes.
- Koch existió: fue comandante en uno de los campos de concentración más grandes de la Alemania nazi y fue condenada por cometer numerosos crímenes contra los judíos.
- Aunque algunas acusaciones no se pudieron demostrar, de ella se dijo que poseía “ciertos objetos hechos con piel humana como lámparas, fundas para álbumes de fotos o guantes”, según explica en The Conversation Olivera Simic, profesora de derecho de la Universidad de Griffith.
- El acercamiento de Gein a la historia de la alemana también fue real. Schechter detalla cómo él “estudiaba detenidamente” las “barbaridades y las atrocidades nazis” que Koch cometía y, posteriormente, las replicaba (páginas 82 y 136).
Cómo descubren a Gein. En la serie se ve cómo uno de los investigadores, el hijo de la dueña de la ferretería del pueblo (que fue una de las víctimas), encuentra restos de sangre y un regalo con una nota en la que aparece escrito el nombre de Ed. Con esa pista, la policía se dirige a su casa y encuentra los cadáveres, los objetos hechos con restos humanos y algunos de sus órganos desperdigados.
- Schechter detalla en su libro que fue prácticamente así, salvo por un detalle: el hijo de la ferretera empieza a sospechar de Gein porque ve que una de las últimas facturas que registró su madre era la de un anticongelante que él había comprado (página 167).
Otros detalles. La serie relata cómo, tras ser detenido y haberse mediatizado su caso, se forma todo un revuelo en casa de Gein.
- Así lo describía el juez que llevó el caso, como recuerda la Wisconsin Historical Society: “La granja de Gein se vendió y se extendió el rumor de que su casa se había convertido en una atracción turística. La casa se acabó incendiando una noche y quedó reducida a cenizas”.
- La voz con un tono agudo que usa durante toda la serie el actor que interpreta a Gein, Charlie Hunnam, también está inspirada en una cinta que se grabó de él tras su detención, como cuenta el protagonista en el portal Tudum de Netflix.
Las referencias cinematográficas. Como parte de su crítica al tratamiento mediático que tuvo el caso, Ryan Murphy va intercalando su historia de Ed Gein con las diferentes versiones que se reprodujeron de ella en el cine. También incorpora a figuras clave del cine de la época.
- Aparecen, por ejemplo, los directores Alfred Hitchcock (Psicosis) y Tobe Hooper (La matanza de Texas) y también se recrea la grabación de una de las escenas en las que aparece Buffalo Bill en El silencio de los corderos.
- Otra cara conocida que también sale en la serie es el de la actriz Christine Jorgensen, la primera mujer trans famosa que se sometió a una cirugía de reasignación de género. En la serie, a la que parte de la crítica acusa de fomentar narrativas tránsfobas, Gein está fascinado con Jorgensen y Murphy usa su personaje como recurso para que, en una conversación ficcionada con el protagonista, se dé cuenta de su genofilia (la atracción extrema por lo femenino).
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