El pasado 20 de julio la Autoridad de la Naturaleza y Parques de Israel (INPA, por sus siglas en inglés) informó de que había documentado un enorme enjambre de medusas en la costa de Haifa.
Las imágenes, donde aparece un barco pequeño rodeado de decenas de medusas, han dado la vuelta al mundo. Pero este fenómeno, según los especialistas consultados por Newtral.es, no es algo fuera de lo normal. Aunque Israel tiene unas condiciones especiales que favorecen proliferaciones tan grandes como en las fotos virales, es algo que está aumentando de forma generalizada en el mar Mediterráneo, también en España. Y subrayan que es un síntoma más de la degradación de los ecosistemas marinos por la actividad humana.
El canal de Suez favorece las invasiones de medusas en Israel
La INPA avisó en un comunicado y en sus cuentas de redes sociales sobre la enorme proliferación de medusas. “Son medusas que migran en el Mediterráneo y que pueden causar muchos daños”, se lee en el texto. Entre las causas de este fenómeno señaló uno específico de la región: el canal de Suez.
Según afirma a Newtral.es Josep Maria Gili, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), ese es uno de los factores que favorecen este fenómeno en Israel. “La llegada de aguas calientes del Mar Rojo a través del Canal de Suez produce grandes proliferaciones”, explica. “Además, en esa costa está la medusa Rhopilema nomadica, una especie muy grande y que crece muy rápido”, añade.
Sin embargo, el biólogo señala que las proliferaciones de medusas, aunque son oscilantes, “ya ocurren de manera generalizada en el Mediterráneo”. Los factores que las originan generan controversia en la comunidad científica, pero hay consenso en la causa principal: el sobreuso y explotación de los ecosistemas marinos por los seres humanos.

Susana Enríquez, bióloga marina en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de México (ICML-UNAM), destaca la sobrepesca como uno de los principales factores detrás de la abundancia de medusas como la que ha ocurrido recientemente en Israel. “Con la sobrepesca estamos haciendo disminuir muchísimo la presencia tanto de sus competidores por el alimento, por ejemplo sardinas y anchoas, como de sus depredadores, entre ellos tortugas y atunes”, explica a Newtral.es. Esto crea un escenario muy favorable para que puedan proliferar las medusas.
Gili coincide con Enríquez y añade que precisamente cuanto más disminuyen las poblaciones de esos peces, más vulnerables son al resto de factores. “Si en vez de tener 1.000 individuos tuvieras 100.000, estos reveses no afectarían tanto y resistirían mejor”, explica. Sin embargo, una población pequeña significa que la sobrepesca le hace más daño y tarda más en recuperarse.
Las altas temperaturas en el mar Mediterráneo provocan más ciclos reproductivos de las medusas
Ambos biólogos señalan la influencia de otro factor: las altas temperaturas de las aguas del Mediterráneo como consecuencia del cambio climático. Este aumento de las temperaturas, que este año ha llegado al récord de 30ºC, hace que, por un lado, los agentes infecciosos sean más frecuentes y afecten a los depredadores y, por otro, se favorezca la reproducción de las medusas.
“Entre las altas temperaturas y todo el plancton disponible que hay en el mar las medusas aceleran sus ciclos reproductivos. Normalmente, las medusas costeras se reproducían una vez al año, en verano. Ahora se reproducen dos o más veces al año, y forman estas proliferaciones”, afirma Gili.
Por su parte, Enríquez destaca que “las altas temperaturas también aceleran el metabolismo de estos organismos”, por lo que se están produciendo más medusas y más grandes.

En el caso del Mediterráneo oriental, como en la costa de Israel, Gili afirma que “las temperaturas han aumentado incluso más”, fomentando aún más la proliferación de medusas como en las imágenes en Haifa.
La bióloga del ICML-UNAM también atribuye la proliferación de medusas en la costa de Israel a la filtración de fertilizantes agrícolas al mar. “El crecimiento de las medusas también lo favorecen los residuos que echamos al mar, pues tienen simbiosis con algas que pueden usar ese nitrógeno y fósforo en la fotosíntesis y pasarle esos nutrientes a las medusas”, afirma.
Gili discrepa. “Aunque sean favorables para las algas simbiontes, las medusas también reciben el impacto de los contaminantes”, señala, aunque reconoce que son más resistentes que otras especies y eso supone “un escenario más favorable para ellas temporalmente”. “Varias especies de medusas tienen una fase de pólipo, previa a la fase de medusa, en la que es extremadamente resistente. Aunque haya factores ambientales perjudiciales, el pólipo se puede enquistar y sobrevivir”, explica el biólogo. Pero recalca que siguen siendo tóxicos para las medusas. “Por ejemplo, en zonas con gran cantidad de contaminantes, como en el Mar Menor, incluso las medusas han desaparecido”, subraya.
La proliferación de medusas desequilibra los ecosistemas marinos
Los enormes enjambres de medusas como el que se ha visto en la costa de Israel tienen efectos perjudiciales, apunta la INPA. La agencia israelí menciona la “obstrucción de cañerías, daños en fábricas y barcos pesqueros y el peligro que pueden suponer para los bañistas”. Pero también afecta al propio ecosistema marino.
Por ejemplo, Gili señala que las medusas “tienden a agruparse donde los peces se reproducen, y son depredadoras de sus larvas”, como pudo demostrar en un estudio publicado en la revista científica Journal of Marine Systems. “Si aumentan tanto las poblaciones de medusas, por mucho que los peces intenten recuperarse lo van a tener muy difícil”, añade.
El biólogo insiste que si cambiamos los ecosistemas, “esto repercute en toda la cadena trófica”, y a pesar de que se tomen medidas drásticas de protección a las poblaciones de peces les va a costar recuperarse.
Enríquez también es tajante: “El aumento de medusas no es tanto el problema, sino que es un indicador de los desequilibrios que estamos generando los humanos en el océano”.
Por eso, Gili apunta que las medidas de protección, aunque necesarias, no van a solucionar el problema y se necesitan aproximaciones a nivel más global. “Necesitamos gestionar el cambio climático con rigor. Proteger los mares y océanos con medidas drásticas, por ejemplo, optimizando las capturas pesqueras”. Sin ellas, cree Gili, “perderemos esa fuente de vida que es el mar”.
- Declaraciones a Newtral.es de Josep Maria Gili, biólogo marino del ICM-CSIC
- Declaraciones a Newtral.es de Susana Enríquez, bióloga marina en ICML-UNAM
- Comunicado de la INPA
- Vídeo publicado por la INPA
- Estudio publicado en Journal of Marine Systems
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