Este martes, Estados Unidos volvió a vivir una pesadilla conocida. Un tirador asesinó a tiros a 19 niños y dos adultos en la escuela primaria Robb de Uvalde, Texas, sumando una masacre más a la lista de un país que las conoce de sobra.
La nueva matanza en Texas supone el segundo tiroteo masivo más mortífero en un colegio jamás registrado en la historia de Estados Unidos desde que se contabilizan estas masacres.
- El primero fue en 2012 en la escuela primaria de Sandy Hook. 20 niños y seis adultos fueron asesinados en aquel tiroteo en Newtown, Connecticut.
- El tercero tuvo lugar en un instituto de Parkland, Florida, hace solo cuatro años. El asesino acabó con la vida de 17 personas, incluidos 15 adolescentes.
Newtown y Parkland encabezan un ranking grabado a fuego en el historial de violencia reciente de Estados Unidos. Ambos tiroteos tuvieron lugar en la última década y ninguno desencadenó una respuesta legislativa en forma de leyes para el control de armas, uno de los focos señalados habitualmente por el partido demócrata, académicos y numerosos observadores internacionales.
- La masacre en el colegio de Uvalde, Texas, tampoco tiene visos de lograr nada semejante. Todo y pese a la excepcionalidad de Estados Unidos en la cuestión de las armas de fuego.
¿Y qué hacer al respecto?
Pero si de verdad esta vez sí pudiera cambiar algo en Estados Unidos, ¿qué sería? Los focos normalmente se ponen en una de estas cuatro opciones, todas populares según encuestas de Pew Research:
- Revisiones de antecedentes universales. La idea es acabar con la llamada excepción de venta privada que permite que cualquier persona le venda a otra un arma aunque ambos carezcan de licencia para ello y así sea innecesario revisar los antecedentes del comprador.
- Leyes de bandera roja. Permiten que familias, policías o incluso educadores pidan a un juzgado que firme una orden que restrinja que una persona tenga acceso a armas en un espacio determinado de tiempo. Con ello, se pretende evitar potenciales suicidios y homicidios.
- Crear una base de datos federal de todas las ventas de armas. Ahora mismo, la ley federal lo prohíbe.
- Prohibición de los cargadores de alta capacidad. Bloquearía la compra de un accesorio muy popular entre quienes llevan a cabo tiroteos masivos.
- Prohibición de la venta de armas de tipo asalto. Bloquearían la compra de fusiles semiautomáticos como los que han usado multitud de tiradores en masacres como las de las escuelas primarias en Sandy Hook y Texas.
¿Pero puede el presidente estadounidense Joe Biden cambiar el paradigma en esos focos? ¿Y los legisladores? ¿Y los votantes?
Las opciones de Biden
Muchos ojos estarán puestos esta semana en Biden, que quizá viaje a Texas a prestar sus condolencias a las familias de las víctimas en la masacre. El presidente se dirigió a la nación este martes en un discurso en el que destacó la inacción política contra las armas. Pero eso es algo por lo que le criticaron a él en el pasado:
- En 2012, después del tiroteo de Newtown, Barack Obama le encargó a Biden negociar en el Senado propuestas legislativas para el control de armas. No llegó a ningún lado.
- En abril de 2021, políticos y activistas a favor del control de armas le echaron en cara a Biden haber dejado el tema apartado. El presidente, decían, estaba incumpliendo sus promesas de campaña.
Lo cierto es que Biden no ha priorizado las políticas sobre el control de armas. La Covid-19 primero y la guerra de Ucrania y la inflación después han ocupado mucho espacio en la agenda. En el mes anterior a la matanza en Texas, el presidente sí sacó hueco para una serie de medidas que incluían:
- Regulación de las llamadas ‘armas fantasma’, kits con piezas y planos de impresoras 3D que permiten a los compradores montar sus propios rifles y pistolas en casa. Esas armas, una vez montadas, carecen de número de serie y son difíciles de rastrear si luego se usan en crímenes.
- Designar a un nuevo director de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF). Es una oficina federal que depende del Departamento de Justicia y ejecuta labores relacionadas con la venta de armas y la regulación de las mismas, entre otras funciones.
En el resto de términos, las opciones de Biden son limitadas. Obama intentó pasar algunas órdenes ejecutivas sobre control de armas tras los fracasos legislativos de su partido, pero pocas tuvieron el efecto deseado. Otras fueron derogadas por Donald Trump a partir de 2017.
- Senadores como el demócrata Chris Murphy llevan una décadas intentando presionar a los presidentes en el cargo para que tomen las pocas medidas que tengan a su alcance.
- Por ejemplo, Murphy cree que Biden podría conseguir que la normativa para los vendedores de armas sea más estricta y se les obligue a tener licencias federales. Solo así estarán obligados a llevar a cabo revisiones de antecedentes a futuros compradores.
Las opciones legislativas
Murphy es precisamente una de las figuras más destacadas en el apartado legislativo de Washington D.C. Representa al estado de Connecticut, donde tuvo lugar la matanza de Sandy Hook que tanto recuerda a la de este martes en una escuela primaria en Texas. Desde aquel día, Murphy lidera las iniciativas legislativas del control de armas en el Senado.
- Murphy es la persona que más ha presionado públicamente a Biden para aprobar medidas ejecutivas en ese ámbito.
- Y también la que ha negociado durante meses con sus colegas republicanos para pasar cualquier mínima ley de consenso. Ningún acuerdo relevante ha fructificado en estos últimos diez años.
Las dificultades de Murphy tienen que ver con el funcionamiento del Senado. Pese a que algunas de sus propuestas son populares entre los votantes estadounidenses, los senadores republicanos llevan años bloqueando cualquier iniciativa que aumente el control de armas.
- El Senado está formado por 100 senadores. Los demócratas tienen una leve mayoría de 50 senadores y el desempate que corre a cargo de la vicepresidenta Kamala Harris.
- Para pasar leyes sobre control de armas, los senadores necesitan 60 votos para evitar el llamado filibuster, un mecanismo de la cámara que permite el obstruccionismo republicano actual.
- Los demócratas podrían acabar con el filibusterismo con la mayoría simple de la que gozan en la actualidad, pero senadores moderados como Joe Manchin y Kyrsten Sinema se niegan.
El turno de los votantes
Tras la masacre en la escuela primaria de Texas, la presión sobre senadores como Manchin y Sinema aumentará, pero es improbable que cambien su postura. Tampoco parece posible que hasta 10 senadores republicanos vayan a apoyar leyes más estrictas de control de armas:
- Por un lado, votar a favor de un mayor control de armas les puede granjear mala prensa entre los lobbys de las armas. El poder de esas organizaciones entre el electorado republicano suele ser muy fuerte.
- Por otro, la base republicana más conservadora suele ser también la más activa en elecciones primarias. Si un legislador vota a favor de leyes más estrictas de control de armas, eso puede abrir la veda a que candidatos más a la derecha que él lo reten en unas primarias.
- Y finalmente, pese a lo que dicen las encuestas, los votantes no parecen ser tan dados a aprobar las medidas más populares sobre control de armas cuando tienen que votar sobre ellas.
El próximo noviembre, Estados Unidos celebra elecciones de medio mandato. Las mayorías de las cámaras legislativas están en juego. También las de las cámaras legislativas estatales y las casas de gobernador, políticos que también pueden cambiar las normativas sobre control de armas en sus respectivos estados.
- Depende de los legisladores decidir si es el momento de hacer política sobre el control de armas o dejarlo todo en un juego de unas cuantas semanas para luego dar paso a otro periodo de hibernación.
Y así, hasta la siguiente matanza.
Fuentes:
Veo improbable que los políticos solucionen esto hay grandes intereses creados solo importa el vil metal las vidas humanas como en alien prescindibles