Mario Picazo (Colorado, EE.UU., 1963) es el segundo presentador del tiempo que más años ha acumulado en activo. 28 en las pantallas, casi dos décadas frente a las telas verde-croma de la predicción televisiva y ahora como analista en eltiempo.es. Ha igualado o superado la marca de históricos de la tele, como Paco Montesdeoca o José Antonio Maldonado. Su perspectiva es larga y ha vivido una revolución tecnológica y narrativa en la predicción del tiempo. Pero, también, en los estudios del clima, así como la irrupción del negacionismo. Él mismo reconoce que, junto a una nueva generación de físicos y geógrafos ‘de la tele’, han pasado de presentadores del tiempo a presentadores del clima.
Hace casi diez años regresó a sus Estados Unidos natales, donde vive, y se centró en la academia. Lo último que podía imaginar es que asistiría a “un retroceso de cangrejo“ en cuanto a la emergencia climática, que tendría por epicentro al país considerado más poderoso del mundo. La investigación científica empezó a vivir tiempos convulsos, agitados por el negacionismo cultural e institucionalizado durante la era Trump.
De este lado del Atlántico, las percepciones sobre la emergencia climática son dispares, pero están lejos de las resistencias a la acción por el clima y el negacionismo estadounidense. La Encuesta de Clima del BEI 2022-2023 apunta que el 84% cree que nos dirigiremos hacia una catástrofe global de no recortar las emisiones de carbono y el consumo. En EE.UU. la cifra se queda en el 72%.
Mario Picazo vive en primera persona este contraste. Es profesor de la Universidad de California-Los Ángeles, la misma por la que se doctoró este físico en Ciencias de la Atmósfera. Y, camino de cumplir los 60, está asistiendo a un doble y endiablado fenómeno: tener que informar e investigar más fenómenos extremos, inexplicables fuera de la emergencia en el clima, y ese negacionismo que “ha supuesto un retroceso que aún padecemos“ en un país acostumbrado a marcar la agenda mundial.
- P: ¿Es más peligrosa la emergencia climática en sí, por la inminencia de sus extremos, o la inacción que generan las narrativas negacionistas?
- R: La parte climática es palpable y tenemos que ser conscientes de que cada día vamos a vivir fenómenos meteorológicos más extremos, que cuestan vidas y millones de euros. Pero la resistencia humana al cambio sigue estando ahí. Los que estamos implicados en este tipo de disciplinas estamos haciendo todo lo posible para concienciar a la población. Está calando poco a poco.
- P: ¿Desde Estados Unidos, cómo vivió que los discursos populistas climáticos se impulsaran desde la Casa Blanca?
- R: Viví el final de un gobierno y el arranque de otro. Ha sido como en los cangrejos, una marcha atrás, de repente, en una política en que se había avanzado mucho, sobre todo en el tema de sostenibilidad. Yo lo he vivido de cerca, al estar vinculado al mundo académico, tengo compañeros que han visto cómo mucha de su investigación [en temas de emergencia climática] se ha ido a pique porque no había financiación, se recortó muchísimo y al final ha tenido un impacto tremendo. Algunos tuvieron que dejarlo por la deriva negacionista del gobierno.
- P: ¿Había un caldo de cultivo negacionista en la sociedad, antes del ascenso de Trump, y lo hay ahora?
- R: En un país como Estados Unidos sigue habiendo un sector de la población que, por naturaleza, sigue siendo muy escéptico a todo lo que se habla en relación con el cambio climático. Yo creo que eso va a ser muy difícil de cambiar. Pero sí que en las encuestas, la población cada vez tiene eso dentro de sus preocupaciones principales, cuando antes estaba fuera del top ten.
- P: ¿A cuánto cree qué están las sociedades industrializadas dispuestas a renunciar hoy para evitar el desastre climático futuro?
- R: En el caso de Estados Unidos, como muchos países occidentales, el consumismo ha ido más. Queremos todo rápido, venga de donde venga. Es un gran problema. Nos hemos acostumbrado a un consumo de materia prima frenética y ya no porque seamos cada vez más en este planeta, sino porque nuestros hábitos se orientan a unas comodidades que a veces son inalcanzables o deberían serlas. No deberíamos tener acceso a todo lo que queremos a todas horas, sin pensar en el impacto que eso puede tener.
Ese problema es cada vez mayor y precisamente creo que es el que hay que trabajar con mayor velocidad para contener ese consumismo que implica emisiones de gases de efecto invernadero, cambio climático, etcétera.
Nunca hubo tanta evidencia científica ni tanta amplificación del negacionismo en el clima
8 de cada 10 ciudadanos de la Unión Europea dice sentir los efectos de la emergencia climático a en su vida diaria. Esta percepción es menos pronunciada entre los estadounidenses (67%).
El último resumen de evidencia científica del panel experto del clima de la ONU (IPCC) da una receta a la clase política y empresarial para “detener la bomba del clima”, en palabras del secretario general de Naciones Unidas António Guterres. “Ya en su primer informe (en 2021) vimos lo que está pasando“, valora Picazo. Asegura que han vivido unos años en Estados Unidos en que se ha hecho muy evidente lo que hasta hace poco tan sólo eran proyecciones de la comunidad académica: incendios recurrentes e inextinguibles, temperaturas insólitas y temporales más destructivos.
Pero esto, que percibe cualquier ciudadano, ¿cómo lo ve un meteorólogo y profesor? ¿Como en las películas, cuando frente a un montón de pantallas, un investigador detecta algo raro en el radar? ¿Algo nunca visto? “Bueno, en mi caso me choca mucho ver fenómenos insólitos en dinámica atmosférica y oceánica“, afirma. Quien pronosticaba el tiempo asiste en directo al pronóstico cumplido del clima, de su cambio, a prueba de negacionismo.
“La juventud quiere saber más de las proyecciones del clima que del tiempo que hará mañana”
“Nos vamos a encontrando con situaciones que antes parecían de ciclicidad natural y que hoy en día no se cumplen como antes. Yo, por ejemplo, que he estudiado mucho fenómenos como El Niño y La Niña, veo de repente cosas como una La Niña… ¡que ha durado tres años! Nos ha chocado atodos. Ahora estamos los que trabajamos en esto examinando datos, haciendo proyecciones”. Eso y cambios en los patrones en la circulación atmosférica del hemisferio norte y los trópicos están haciendo saltar las alertas sobre lo que puede venir. Y hay una generación que lo vive con más ansiedad.
- P: ¿Estamos ante las primeras generaciones a las que les empieza a preocupar más el pronóstico del clima que del tiempo?
- R: Totalmente. La gente más joven se preocupa más por el clima futuro que les va a tocar vivir que por el tiempo. El tiempo también les interesa, porque cada día tenemos más actividades y más comprimidas. Pero les preocupa, sobre todo, el tema medioambiental. Sabemos que el clima impacta en el entorno y ese entorno a todos nos gusta disfrutarlo.
- P: ¿Cómo se lo manifiestan? Hemos visto el protagonismo de la juventud en las tres últimas cumbres del clima.
- R: Cuando estuve en la COP 26 de Glasgow, me di cuenta de que hay muchos lugares del mundo donde ya se empieza a educar en los colegios sobre ese problema. Por otro lado, perciben ellos mismos el problema en sí, en su afán de viajar y disfrutar del entorno y de los lugares que ofrece el planeta. Y luego, simplemente, porque a lo mejor desde sus entornos cercanos, la familia, los amigos, ha habido un contacto cada vez mayor. Va a ir a más porque son más conscientes que la gente mayor.
- P: ¿Está ahí la mayor resistencia? La gente mayor tiene más memoria, podrá ver que lo que empieza a vivir no es normal, pero también se usa mucho ‘en verano siempre hace calor’ y argumentos similares…
- Pero es que puedes perfectamente decir que ‘esto nunca ha ocurrido’ o por lo menos, desde que hay registros. Incluso [hay fenómenos no vistos] observando la tendencia climática de reconstrucción de la historia de la Tierra. Entonces esos fenómenos son los que realmente te llaman la atención, otros sí que es cierto que están dentro de un ciclo natural desde siempre. Mucho calor en verano es normal. Pero no todo el calor. Tenemos que revertir un poco esa idea de que lo que antes era normal sigue siendo normal. Muchos lo argumentan desde el negacionismo, pero antes la temperatura por la noche bajaba a 15 grados; es que ahora no baja de 20. O antiguamente ese calor no empezaba antes de julio; ahora empieza en junio o en mayo. A veces, no acaba hasta octubre, eso es lo que tenemos que ver. No quiere decir que no vaya a haber unos fríos intensísimos. Lo que pasa es que a veces la gente que es negacionista ante esos fenómenos del clima. Un famoso presidente de Estados Unidos no entiende que el hecho de que tú tengas un fenómeno extremo [como una ola de frío histórica] está dentro de esa señal de calentamiento global.
- P: ¿No distinguimos ‘tiempo’ de ‘clima’?
- R: Cuando haces balance de todo el año ves que la temperatura media ha subido bastante por encima de lo que es habitual. Por eso confundimos a veces lo que es el tiempo, la meteorología, con lo que es el clima, que es un promedio de situaciones donde sí que vemos una señal inequívoca.
- P: ¿Con qué mensaje se queda usted del informe del IPCC sobre el clima?
- R: Yo creo que siempre hay algo positivo. Lo último que hay que hacer es desanimar a la sociedad.. Los informes del IPCC nos dan clara evidencia de que el problema está ahí, pero que también tenemos soluciones y que el problema hay que atajarlo ahora; cuanto más lo dejemos escapar, más difícil será realmente llegar al punto de solución que estamos buscando ahora mismo.
Este foro es uno de los colaboradores necesarios para el mantenimiento de esta gran mentira. Ayer he intentado publicar un comentario personal acerca de todo esto, con un enlace a un artículo sobre la cuestion. ¿Donde está?. Parece que no gustó a la CENSURA de este foro...
Aún lo recuerdo en televisión cuando negaba el cambio climático.