El destino deportivo de María Xiao (Barcelona, 1994) parecía escrito desde que su madre, Yao Li, ganase la Copa del Rey de 1994 embarazada de ella. Descendiente de profesionales de una potencia mundial como China, la historia de la joven barcelonesa se asemeja a la de Galia Dvorak, cuyos padres compitieron para la Unión Soviética. “Que los mejores jugadores o entrenadores vengan a España ayuda a que crezca el tenis de mesa”, dice a Newtral.es.
Tras conseguir su plaza durante el Preolímpico de Guimaraes, María representará a España en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sin más pretensión que disfrutar del “sueño” que ha hecho sonreír a sus padres. “Siempre han sido muy exigentes conmigo, y es la primera vez que los veo tan felices. Es el sueño de mi vida y también el de ellos por toda su trayectoria”, comenta mientras advierte una sana competencia con su padre, a quien por fin consigue ganar: “Le digo que ahora que tiene 50 años me toca a mí”.
“Tengo una pala en la mano desde los cinco años”
“Mis padres querían que me esforzara mucho y que entrenara más que los demás”, recuerda. De ellos adquirió la competitividad de dos profesionales que vivieron primero en Barcelona y después en Madeira (Portugal). “Desde los cinco años tengo una pala en la mano, recorría campeonatos con ellos y son ya ya 20 años en este deporte. Era inevitable, casi estaba escrito que tenía que dedicarme al tenis de mesa”.

De pequeña, a María le contaron que su padre, Daili Xiao, fue uno de los mejores jugadores de China. Esa historia se mantuvo en su mente durante muchos años. “El pasado de ellos te genera presión”, sostiene, aunque ahora que ella es quien compite, disfruta de una sana competencia, especialmente en el reto particular con su padre. “La última vez le gané yo, aunque como a veces se deja, no sé si esta vez fue así”, bromea.
Pese a nacer en el entorno idóneo para disfrutar del tenis de mesa, a María nunca terminó de gustarle durante su infancia. “Quizás por la presión que me ponían mis padres al ser jugadores”. Fue a los 18 años cuando, encaminando su trayectoria en la élite, empezó a ser consciente de que realmente tenía un sitio en este deporte.
Desde entonces, trabaja técnica, físico y mente para mejorar su nivel, especialmente durante los partidos. “He ido mejorando cada año y creo que todo el trabajo es necesario por igual, no hay algo que destaque, pero en mi caso creo que necesito poner mucha atención en la preparación física y mejorar la gestión de la presión. A veces me agobio y no sé salir de un fallo, estoy pensando mucho tiempo en ese punto”.
“Trabajo todos los días en jornada completa”
La jugadora del UCAM Cartagena, que vive en la residencia Joaquín Blume desde enero, compite en las ligas española e italiana, con lo que puede vivir “sin excesos” y con una vida profesional dedicada exclusivamente a su rendimiento deportivo. “Trabajo todos los días jornada completa, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde”.
Con una planificación similar, María Xiao afronta tres meses determinantes para preparar unos Juegos Olímpicos de los que solo espera “llegar lo más lejos posible”. Con el objetivo de la clasificación, pretende también ayudar a que el tenis de mesa esté en el debate público con sus actuaciones.
En España, el Consejo Superior de Deportes contabilizó en 2019—última medición disponible—recoge 12.570 licencias de tenis de mesa, 10.950 hombres y 1.620 mujeres. “Hay que facilitar el acceso, ir a los colegios e incentivar su práctica en lugares públicos. Tenemos mucho trabajo para atraer a las niñas”.
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