En las paredes de uno de los vestuarios locales del Estadio Johan Cruyff se pueden leer partes feminizadas del himno del FC Barcelona. “Totes unides fem força” apela a la participación de la mujer en su historia y da a las futbolistas una exclusividad en el espacio que antes compartían con Barça B y fútbol base masculino. Así lo pidió María Teixidor (Barcelona, 1975), responsable del equipo femenino las tres temporadas de mayor éxito (2018–2020) del primer club español que ha llegado a la élite europea.
«Cuando se empezó a diseñar, insistí en que tuviera vestuario específico para ellas. Debían tener su espacio, y lo decoramos con frases inspiradoras. Nos está interpelando, nos está diciendo que formamos parte de esta historia y no solo de su masa social. Nos pide saltar al terreno de juego, lucirnos y defender el mismo escudo que ellos», explica la exdirectiva del Barça –dimitió en abril–. «Se trata de hacer pequeñas acciones en todas las áreas».
Primera directora deportiva
El nombre de María Teixidor está ligado a la profesionalización del FC Barcelona, primer club español en disputar la final de la Champions League (2019) y en respaldar el trabajo de sus futbolistas, a las que el club considera trabajadoras al 100% desde el año 2015, con la entrada de la Junta directiva de Josep María Bartomeu. Desde entonces, la decimosegunda mujer que ostenta el cargo de directiva en la historia de un club fundado en 1899, se propuso seguir derribando los obstáculos.
Socia desde los 16 años y aficionada desde que muy pequeña su padre le llevara al Camp Nou, siempre se preguntó dónde estaban representadas las mujeres. «Recuerdo abrir los libros de Historia y cuestionarme su ausencia. De vez en cuando aparecía una Marie Curie, pero eran destellos, cosas muy excepcionales. Y como seguidora del fútbol y del Barça, vivía con extrañeza que en este ámbito tampoco se reflejara la realidad. Después llega la verificación de hechos».
Su punto de inflexión fue el mercado laboral y la maternidad. «Tuve dos hijas y noté que siguen muy presentes los roles de género que se nos han asignado y que culturalmente nos han llevado a determinadas ocupaciones sin permitirnos ni pensar en todo nuestro potencial porque no teníamos referentes». Desde esa experiencia, María Teixidor quiso reivindicar su espacio en primer lugar, ocupando puestos de dirección, y abrir el camino a otras mujeres.

«Nuestra responsabilidad es abrir puertas»
Después de tres años en el club y siendo nombrada primera directora deportiva del equipo en 2018, Teixidor se acercó a la vida de las futbolistas para conocer su historia e impulsar sus inquietudes. «Vi que, a pesar de todas las dificultades, habían luchado por ese sueño junto a sus familias. A partir de ahí me veo con la responsabilidad de abrir puertas y enseñar caminos, a dar la mano y acompañar. Esto no podía terminar aquí».
Comenzó por hablar individualmente con algunas de ellas, especialmente las que estaban cerca de la retirada y se planteaban su papel en un futuro laboral incierto después de años de trabajo en un entorno amateur. «Pensaban que tenían que dedicarse a aquello para lo que habían estudiado. Habían dedicado toda su vida al deporte, tienen un conocimiento privilegiado, y podían ser un elemento multiplicador en la gestión deportiva, donde pueden aportar valor y ayudar a futuras generaciones».
Desde su posición, apeló a las protagonistas a tomar conciencia del momento que viven. «Tal vez no hemos integrado suficientemente la diversidad a todos los niveles y el mundo nos pide más cosas, romper una estructura compartimentada, patriarcal y jerárquica y pensar que la vida es interdependencia, relación, sumar visiones distintas para generar herramientas de futuro. Debemos visualizar el objetivo, y las que podemos empezar a verlo tenemos la obligación de trasladarlo a las demás».
Teixidor fomentó durante estas tres últimas temporadas que la mujer estuviera en el primer plano del club, pero no solo en su masa social o en su equipo femenino. «A veces, por dinámica o hábito, trabajamos en silos y el mensaje no toma profundidad. Mi labor era generar diálogos e integrar visiones y que seamos insistentes en el hecho de meter esa capa de mirada femenina en todas las cosas que hacemos».
Cómo generó impacto social
Cuando como directiva cogió las riendas del Barcelona Femení, percibió una buena estructura deportiva y un trato profesional a las futbolistas, pero al observar el fenómeno entendió que debían trabajar en diferentes áreas para su impulso. «Se convierte en uno de nuestros ejes de gobierno. Recuperamos a la mujer culé y trabajamos para que el femenino no fuera una sección, sino una realidad que estuviera en todos nuestros pensamientos».
Para este desarrollo, había que generar acciones transversales para que el mensaje tuviera profundidad. «Por ejemplo, una vez invitamos a mujeres doctoras o fisioterapeutas para hablar de salud en el deporte, y una de ellas llamó la atención a nuestro equipo médico y se integró en él. Cuando hablamos de marcas, invitamos a especialistas en branding que nos hablan de las posibilidades de desarrollo. Hacíamos todo con una óptica femenina».
En la parte deportiva, llegó a la conclusión de que dando mejores condiciones a las futbolistas podían llegar muy lejos. «Comprobamos que si los horarios son óptimos para sus cuerpos, tienen atención médica especializada, tienes en cuenta su fisiología y no las tratas desde parámetros de hombres, cuando les das la nutrición que necesitan… el cambio es descomunal. No es magia, es aplicar reglas que ya conocemos».
De esto se dio cuenta cuando empezaron a competir en Europa y a ver equipos como el Olympique de Lyon, siete veces campeón de la Champion, con jugadoras con físicos muy llamativos. «Estaban cuadradas y tenían un ritmo muy alto, era evidente que llevaban años de conocimiento e inversión. Es solo aplicar lo que funciona: recursos. ¿Dónde estaríamos si a lo largo de la humanidad hubiéramos dedicado lo mismo a las mujeres?»
Futuro 100% profesional
Teixidor está segura de que el futuro del fútbol pasa por un modelo mixto, en el que hombres y mujeres compitan juntos y en igualdad. «El fútbol se empezó a retransmitir en la televisión pública, se generó un producto. Hemos decidido como sociedad invertir mucho en el desarrollo de ellos, en darles las mejores condiciones. Nadie me ha dicho que nosotras tengamos un límite. Cuando hemos dado las mismas condiciones a las mujeres, se han plantado en una final de Champions antes de lo previsto».
Esto, asegura, debe ir ligado a una educación donde los menores perciban esta realidad igualitaria. Una de sus medidas como directiva del Barça fue incluir a las futbolistas en actos que tradicionalmente realizaba el equipo masculino, como la asistencia a hospitales en los días de Reyes. Junto a Messi o Suárez, aparecían Vicky Losada o Mapi León.«Los niños, chicos, te veían entrar con ellas y ya las conocían, querían fotos para enseñar a sus amigas cuando salieran del hospital», recuerda orgullosa.
El fútbol puede formar parte del ideario de las niñas y la posibilidad de crecer con esta meta empieza a ser real. «Si no lo estropeamos, van a tener un horizonte. La aspiración es que esta fuerza social se mantenga lo suficientemente fuerte para construir un marco sostenible en beneficio del desarrollo de la mujer. El equipo femenino me ha enseñado todo el potencial del deporte como transmisor de valores y herramienta que permite de alguna manera cambiar el mundo. No la podemos desaprovechar».