María Losada: «Sufrí un trastorno de la conducta alimentaria y con el rugby encontré mi lugar»

Partido de las Leonas XV entre España y Rusia. FOTO: MIGUEL LEGUEY/FEDERACIÓN RUGBY
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María tenía solo cuatro años cuando se introdujo en la danza clásica. No recuerda si lo eligió o simplemente siguió la estela de su madre, pero sí que disfrutaba practicándola muy pequeña. Con la adolescencia su experiencia cambió a la vez que su cuerpo y sentía que le habían impuesto unos objetivos que no eran suyos. «Era grande, no me ajustaba a los cánones establecidos en el ballet. No podía hacer puntas y me estaban limitando porque no entraba en el molde».  

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Continuó bailando porque era su gran pasión, pero hacía años que arrastraba una experiencia de amor-odio. «Ser una chica grande no era fácil, porque no es como debería ser una bailarina. Mi relación con el cuerpo nunca fue sana en un entorno que promocionaba la cultura de la delgadez. No tenía otro propósito e intenté ajustarme a lo que pedían». Sufrió un trastorno de la conducta alimentaria del que ahora quiere hablar para alertar y concienciar. «Fueron años horribles».

Cuando comenzó bachillerato, María Losada (Barcelona, 1996) coincidió en clase con Anna Ramón, jugadora internacional de rugby, quien le animó a probar este deporte. «Me pareció algo totalmente fuera de mi zona de confort, mi mentalidad entonces era de decir que era para los chicos, lo que practicaba mi hermano, y no me sentía cómoda ahí. De hecho, no me gustó nada la primera vez que fui». Sin embargo, el shock de un entorno tan diferente rompió todos los prejuicios que llevaba.

María Losada, en sus inicios en el rugby. FOTO: DIEGO L. DOLAN

El rugby como ejemplo de inclusión

En los primeros contactos se sintió torpe, pero pronto se enganchó a un entorno inclusivo y diverso. «Fue tal la acogida… Celebraban que llegara una tía grande al equipo, me decían que les encantaba mi cuerpo y tenía un valor añadido. En el rugby da igual cómo seas, siempre tienes un lugar. Me atrapó ese sentimiento que tanto necesitamos de pertenecer a algo. Gracias a ello he cambiado la forma de verme a mí misma y he aprendido a ser crítica con la sociedad».

Su musculatura y la potencia de sus piernas tenían recorrido garantizado en el rugby, algo que ha corroborado convirtiendo su nueva pasión en trabajo, primero en el Club Esportiu INEF Barcelona y ahora en el Club de Rugby Majadahonda. «Cuando me relajé, empecé a tener propósitos en la vida. Ahora probablemente no cumplo los cánones de belleza, pero soy más feliz que nunca».

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Internacional con la Selección Española de Rugby XV y VII, con la que ha sido campeona de Europa en tres ocasiones, María ha recorrido un camino duro hasta la élite. «El deporte tiene un gran poder transformador». Ahora, cuando mira hacia atrás, lamenta no haber tenido referentes que le hicieran el camino menos amargo. «Si los hubiera tenido con 14 años no sé si sería otra persona, pero estoy segura de que no hubiera pasado por una situación tan crítica para ser quien soy hoy».

Proyecto para crear referentes femeninos

Precisamente por esta carencia ha lanzado un proyecto personal al que ha llamado ‘Mujeres en Sociedad’, donde conecta a través de sus redes sociales a referentes femeninos, haciendo hincapié en ámbitos donde la sociedad no espera que estén. «Hablo con mujeres en las que deberíamos fijarnos, y que no tienen por qué ser mediáticas, solo influir positivamente en tu vida. Se trata de que tengan una ventana donde puedan aportar valor añadido, especialmente a las adolescentes y niñas que me siguen».

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Desde las ‘leonas’, como se llama popularmente a la Selección Española de Rugby, se han propuesto convertir este deporte en un modelo para los demás. «Es una de las herramientas más potentes que tenemos para trabajar la inclusión y diversidad, porque tiene un aspecto lúdico y un entorno desenfadado que podemos aprovechar. Hablamos de respeto, solidaridad, disciplina, compromiso… Y te permite expresarte de la manera que eres, te desarrollas en libertad. Son cosas extrapolables a la vida».

Este aprendizaje es muy nuevo para María. Cuando hace un año sufrió una grave lesión de rodilla que le apartó durante meses de la competición, se propuso dedicar tiempo a sí misma, a realizar todo lo que no hacía habitualmente por falta de tiempo. «Soy una persona diferente, antes de esa lesión jamás se me habría ocurrido hablar del trastorno que sufrí ni me había descubierto. Ahora me acepto, me respeto y me permito crecer».

Con 24 años, incide y reivindica el entrenamiento de la mente. «Es una potenciadora de mis cualidades como jugadora. He comprendido que la vulnerabilidad requiere mucha fortaleza, y he dejado atrás los años en los que me estaba limitando. Me he permitido explorar, escucharme y sentir. Ahora que soy feliz, solo pienso en llevarme al límite y conseguir objetivos deportivos. Sueño con disputar el Mundial 2021 y los Juegos Olímpicos de París 2024. Va a ser muy complicado, pero por algo nos llaman leonas».

1 Comentarios

  • Estos años no he perdido una sola oportunidad de llevar a mis hijas al Central a ver a las Leonas o a las chicas del Cisneros. No se me ocurre mejor ejemplo para que vean que podéis hacer lo que queráis y que no importa ser grande o pequeña, rápida o lenta, sino tener un equipo a tu alrededor.
    Y como jugador veterano, sólo puedo decir que como equipo, las Leonas sois un absoluto orgullo.
    Muchas gracias por defender nuestro deporte.