Marc Lamont Hill, presentador del programa Black News Tonight y colaborador de la CNN, sufrió un infarto el sábado 25 de septiembre tras arrastrar durante dos semanas una trombosis desencadenada por una ruptura del tendón de Aquiles, y por la que fue operado un día antes de sufrir el ataque cardíaco. Grupos negacionistas lo relacionan con la vacuna contra la COVID-19, pero es falso.
Marc Lamont explica que el infarto no fue por la vacuna, sino por otra patología
El 30 de septiembre, Lamont daba las gracias por seguir vivo a través de las redes sociales, donde relató que una embolia y coágulos graves en sus pulmones provocados por la trombosis le habían llevado a ingresar en urgencias en situación crítica. El día anterior, el comentarista político había sido operado por una ruptura del tendón de Aquiles.
En cuanto hizo público lo sucedido, empezó a recibir multitud de mensajes acusándolo de esconder la verdad y responsabilizando a la vacuna contra la COVID-19 de la trombosis y del infarto sufrido. Lamon salió rápidamente a desmentirlo.
“Estoy recibiendo vídeos y tuits de antivacunas diciendo que desarrollé coágulos por la vacuna. Es ridículo y no tiene ningún fundamento (…) Es una falta de conocimiento de cómo funcionan la medicina y la ciencia”, escribió. Sin embargo, los mensajes continúan circulando con fuerza, ya no sólo en Estados Unidos, sino también en España.
“Marc Lamont Hill, colaborador de la CNN, cadena de Fake News de la élite, se pone la vacuna y sufre un ataque al corazón. Es hospitalizado con coágulos de sangre que le provoca una embolia pulmonar e impiden el flujo de sangre al corazón. Los médicos dijeron que era afortunado por no haber muerto”, recoge uno de estos mensajes que se ha viralizado en Facebook.
Es cierto que se han observado algunos casos muy raros de trombosis como efecto secundario en las vacunas contra la COVID-19 de vectores víricos, como la de AstraZeneca y la de Janssen.
Según el informe de Farmacovigilancia del Ministerio de Sanidad, la tasa global de notificación se estima en cinco casos por millón de dosis administradas de AstraZeneca y de seis por millón de dosis administradas en la de Janssen; es decir, son casos extremadamente raros y las vacunas son seguras. Además, la trombosis desarrollada por Lamont no tiene que ver con las dosis contra la COVID-19.
El origen del bulo en España es una web estadounidense de desinformación que se define como “defensora de Trump” y que se llama Gateway Pundit, cuyo artículo con información falsa sobre Lamont fue replicado en un portal de habla hispana alojado en Uruguay bajo el nombre Nomásmentiras.
Marc Lamont criticó a los jugadores de la NBA que no se vacunan
En los mensajes que están circulando tanto en inglés como en español, se critica que el intelectual afroamericano había criticado duramente a Jonathan Isaac, jugador de la NBA de los Orlando Magic, por negarse a ser vacunado. El deportista explicó que él había pasado la COVID-19 y que tenía “inmunidad natural”.
“En vez de reconocer que la causa [del infarto] es la vacuna, ataca al jugador de baloncesto de la NBA, Jonathan Isaac, que declaró que no se iba a vacunar, pues había pasado el coronavirus y tenía anticuerpos de por vida y no quería que su cuerpo desarrollase una reacción adversa autoinmune”, recogen los mensajes antivacunas que se han viralizado, y que tildan a Lamont de “covidiota”.
Todo esto es falso, ya que, por el momento, la evidencia científica apunta a que los anticuerpos de COVID-19 por haber pasado la infección duran un mínimo de nueve meses, como explicamos aquí.
En España, las personas de 65 años o menos que han pasado la COVID-19 deben recibir una primera dosis, preferentemente a partir de los seis meses después del inicio de síntomas. En los mayores de 65 que han pasado la infección y se les ha administrado una dosis, ya se ha comenzado a inocular una segunda dosis, como recoge la Estrategia de Vacunación en su octava actualización.
Resumen
Por tanto, aunque sí es cierto que el periodista Marc Lamont Hill sufrió un infarto, es falso que fuera producido por la vacuna. Como ha explicado él mismo, el ataque fue consecuencia de una trombosis derivada de la ruptura del tendón de Aquiles. Asimismo, no hay evidencia científica de que las personas que han pasado la COVID-19 tengan inmunidad de por vida y, de hecho, en España deben vacunarse para obtener el certificado de vacunación.