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Maixabel: el retrato de la ‘Vía Nanclares’ que se ha llevado tres Goya

Newtral I Cartel 'Maixabel'
Tiempo de lectura: 8 min

Desde que la banda terrorista ETA anunciara el cese definitivo de la actividad armada en 2011 se han estrenado muchas películas, series y documentales. Ahora, una de estas obras se ha hecho con tres estatuillas de los premios más prestigiosos del cine español. Maixabel, la película de Icíar Bollaín sobre la Vía Nanclares (los encuentros entre exmiembros de ETA y sus víctimas), ha ganado tres Goya. Concretamente, se ha hecho con las estatuillas de Mejor Actriz Protagonista (Blanca Portillo), Mejor Actor de Reparto (Urko Olazabal) y Mejor Actriz Revelación (María Cerezuela).

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La Vía Nanclares es el ejemplo más conocido en España de la llamada “justicia restaurativa”, un modelo alternativo de “gestionar las consecuencias de un delito”  cuyo objetivo es reparar el daño causado a la víctima. Te lo explicamos.

¿Quién es Maixabel Lasa?

Maixabel Lasa, encarnada en el filme por Blanca Portillo, fue una de las primeras víctimas de ETA que accedió a entrevistarse con miembros de la banda. Es la viuda de José María Jáuregui, exgobernador civil de la provincia de Guipúzcoa y político del PSOE. Jáuregui fue asesinado por la banda terrorista en el año 2000.

Tras el asesinato de su marido, Lasa se convirtió en una reconocida activista por la convivencia en el País Vasco. Lleg a ser directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco entre 2001 y 2012. 

Una de las decisiones más polémicas de su mandato, la cual se representa en el filme mediante una rueda de prensa de Lasa, fue la de abrir la condición de víctima del terrorismo a las de todo tipo de violencia, más allá de la causada por ETA. Esta corriente de opinión cristalizó en la Ley 4/2008 de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo, que en su preámbulo hace referencia tanto a la violencia terrorista de ETA, pero también a “la del GAL y grupos de extrema derecha”.

¿Qué es la justicia restaurativa?

La justicia restaurativa es “una forma diferente de gestionar las consecuencias de un delito”, en palabras de Virginia Domingo, presidenta de la Sociedad Científica de Justicia Restaurativa, a Newtral.es. 

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Para definirla, Domingo utiliza una aproximación incluida en el Manual para un programa de Justicia Restaurativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el cual se señala que esta debe entenderse como una respuesta al crimen que “desarrolla el entendimiento y promueve la armonía social a través de la reparación de las víctimas, los delincuentes y los criminales”. 

Asimismo, la experta apunta que estos programas se basan en el principio fundamental de que es necesario reconocer que el comportamiento delictivo “no solamente viola la ley, sino que también hiere a las víctimas y a la comunidad”.

Domingo añade que estas iniciativas “no supone ningún beneficio penitenciario” para los presos que se adhieren a ellas. También avisa de que, “aunque pueda tener efectos terapéuticos, no puede considerarse terapia”.

Según las previsiones del Ministerio del Interior, antes de que acabe 2022, la justicia restaurativa estará presente en unos 40 centros penitenciarios y centros de inserción social de la Administración General del Estado.

¿Y la Vía Nanclares?

La Vía Nanclares, tema principal de Maixabel, fue como popularmente se conoce al plan de reinserción pensado para aquellos presos etarras que habían roto oficialmente con la banda terrorista. Toma su nombre por la prisión en la que empezó a desarrollar, la Nanclares de Oca (Álava). En esta, como muestra la película de Bollaín, estaban congregados a aquellos exmiembros de la banda que se habían desvinculado de la misma o estaban en proceso de hacerlo.

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La experta en Derecho Penal de la Universidad del País Vasco Gemma Varona, apunta que, en un principio, la Vía Nanclares “no tenía nada que ver con los encuentros restaurativos” que se ven en Maixabel. Esto se muestra en el filme, que expone como los reclusos de Nanclares sí disfrutaban de una mayor libertad que sus compañeros etarras en otras prisiones (permisos o celdas abiertas), con el objetivo de facilitar su reinserción. La idea de los encuentros con las víctimas surge más adelante, a raíz de una carta escrita por uno de los etarras, que expone dicha posibilidad.

Los encuentros entre víctimas y victimarios se realizaron, en su mayoría, en prisión. No obstante, en algunos casos como el de Maixabel Lasa y el asesino material de su marido, Ibone Etxezarreta, se llevó a cabo fuera. Cuando se inicia el proceso, en 2010, se lleva en confidencialidad, apunta Varona, quien recuerda que finalmente se hizo público en 2012. Cabe destacar que los presos no siempre se reunían con sus víctimas directas, aunque sus interlocutores siempre eran afectados por los actos terroristas de ETA.

La reacción del entorno: la tercera pata de los encuentros restaurativos

Los encuentros restaurativos de la Vía Nanclares no solo tuvieron a las víctimas y victimarios que decidieron participar como protagonistas: la reacción de sus respectivos entornos también fue clave en el proceso, algo que Maixabel muestra con la figura de María Jáuregui (la hija de Maixabel Lasa, interpretada por María Cerezuela) y de la madre y amigos de Ibone Etxezarreta.

Por un lado, las víctimas se enfrentaban a las críticas de aquellos que no entendían la motivación de encontrarse con los verdugos de sus seres queridos (al principio, María no comparte la visión de su madre, aunque acaba respetándola). Por otro, los amigos y ex compañeros de Ibone le acusan de ser un “traidor” a ETA.

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El papel del perdón en la justicia restaurativa 

Si bien Maixabel recrea situaciones y hechos que sí tuvieron lugar en la vida real, según las expertas consultadas hay aspectos mejorables en dos puntos relacionados con la explicación de la Vía Nanclares y la justicia restaurativa. Estos dos son el ensalzamiento del perdón y la falta de importancia de las reuniones preparatorias de los encuentros.

“Aunque la justicia restaurativa se identifica con el perdón, no es equivalente”, avisa Varona. La experta resalta que “el objetivo es entender que ha habido no solo la violación de una norma abstracta, sino un daño infligido a personas de carne y hueso y a sus familias”. “Se puede intentar un diálogo sobre el impacto de ese daño, así como una rectificación y una reparación en la medida de lo posible, que puede ser simbólica a través del perdón o de otro tipo”, añade.

“El perdón puede surgir del encuentro, pero no es el objetivo principal”, enfatiza Domingo. La experta explica que, por ejemplo, si para una víctima el perdón es algo esencial pero este no surge durante la reunión, puede comportar su “revictimización”.  “Hay que saber si las expectativas se pueden cumplir”, explica Domingo, quien señala que, para eso, son fundamentales las reuniones preparatorias de los encuentros.

La importancia de las reuniones preparatorias

Sobre la adecuada representación de los encuentros entre víctimas y victimarios en Maixabel, Domingo echa en falta ciertos detalles. Uno de ellos, como se ha comentado, es la falta de explicación de la importancia de las reuniones preparatorias que el mediador -o facilitador, como apunta que debe llamarse- tiene con ambas partes antes de permitir el encuentro. 

En sus palabras, los encuentros restaurativos se basan en “una metodología que hay que cumplir y que lleva su tiempo”. “Las reuniones preparatorias representan el 98% del éxito”, asegura. En dichas reuniones, el papel del facilitador es asegurarse de que el victimario reconoce el daño y que la víctima se siente segura, ya que el objetivo principal del encuentro es “devolver la voz y el derecho a la última palabra a la víctima, empoderarla”, en palabras de Domingo. 

Sin embargo, el único ejemplo de estas reuniones en el filme es la reunión que la mediadora mantiene a solas con uno de los integrantes del comando que asesinó a Jáuregui, Luis María Carrasco, el primero en reunirse con Maixabel Lasa. No obstante, la experta lamenta que en esta escena también aparezca un elemento impreciso. La facilitadora pregunta a Carrasco a cuánta gente ha matado. “Eso le puede interesar a un fiscal o a un juez, pero no a un facilitador. A nosotros nos debe interesar el aspecto emocional del daño causado, no el legal”, concreta. 

Fuentes: