Nacer a un lado o al otro de una frontera es una cuestión de suerte, pero condiciona toda la vida. Sobre todo cuando la frontera separa dos mundos desiguales: pobreza y oportunidades, persecución y libertad, guerra y paz. España es una puerta de entrada a Europa, por lo que las llegadas de refugiados e inmigrantes en situación irregular por mar o tierra, principalmente desde África, han sido siempre una constante. Sí ha variado su intensidad a lo largo de los años, provocando distintas crisis de acogida.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró este martes que hay una “senda descendente” en la llegada de inmigrantes por mar y tierra a España en comparación al año pasado. En concreto, hasta el 15 de agosto han llegado 18.147 personas en situación irregular, frente a las 18.350 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado. Las llegadas por vía marítima, las más numerosas, también han descendido un 4% (16.378 frente a 17.056), pero del detalle desglosado se extrae que en la ruta canaria, mucho más peligrosa para los migrantes, han aumentado un 26%. En la que llega a la península y Baleares, ha caído un 28,6%.
Ceuta: caen las llegadas de inmigrantes por mar un 90%
Uno de los datos que más destaca del balance del Ministerio del Interior son las entradas por la costa de Ceuta, que se han reducido un 90,3%: han llegado 57 personas frente a las 588 del mismo periodo del año anterior. Esta caída evidencia el “papel protagonista que se le ha asignado a Marruecos” en la gestión de las fronteras, como denuncian oenegés como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Su portavoz en migraciones, Carlos Arce, recuerda el “bandazo” del Gobierno sobre el Sáhara “para contentar las demandas marroquíes y que siga siendo gendarme del flanco occidental de la frontera europea”.
En mayo de 2021, Ceuta sufrió una de las crisis de acogida más duras que la ciudad recuerda, que pronto se transformó en crisis humanitaria. Más de 6.000 personas, según los datos que facilitó Interior, entraron a nado desde Marruecos en solo 24 horas, bordeando el espigón fronterizo de la playa del Tarajal. Muchos de ellos eran niños y adolescentes, que llegaban con hipotermia o fatiga severa. La mayoría no figura en las estadísticas: fueron devueltos en caliente o apenas unos días después.

Algunos de los menores cruzaron engañados, con la idea de que verían a dos de sus ídolos, los futbolistas Leo Messi y Cristiano Ronaldo, y sus familias comenzaron a reclamarlos en Marruecos, tal y como informó la agencia Efe. Marruecos decidió abrir las fronteras como medida de presión a España después de que se supiera que el Gobierno había autorizado el traslado del líder del Frente Polisario Brahim Ghali para recibir tratamiento sanitario.
Melilla: repunte de llegadas por vía terrestre
Este año también ha habido una tragedia humanitaria en las fronteras, en Melilla, y también tiene un reflejo en las estadísticas -2022 ya es el segundo año que más personas han cruzado de forma irregular la valla de Melilla en la última década-. En junio, unos 2.000 africanos intentaron traspasar la valla de alambre de espino de Melilla. Al menos 23 murieron y decenas resultaron heridos, pero Sánchez felicitó a Marruecos con un “bien resuelto” que tuvo que matizar más tarde: admitió que no había visto las imágenes y vídeos de los cuerpos agolpados en el suelo junto a la valla y la actuación de la policía marroquí. Para la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), fue una constatación de que “el acuerdo España-Marruecos en política migratoria mata”.
“La matanza, acreditada documentalmente, ha tenido consecuencias políticas cero y ningún debate social”, se lamenta Arce. “Si la ruta migratoria hacia Andalucía está más tranquila, entre comillas, es por el papel esencial de Marruecos”, añade.
Crecen las llegadas de inmigrantes por la ruta canaria, la más peligrosa
Cuando se tapona una vía de entrada, se abre otra como consecuencia. Por ello, el blindaje del sur de España ha provocado que muchos migrantes escojan la ruta canaria, pese a que sus 1.400 kilómetros en el Atlántico la convierten en una de las más mortíferas del planeta. “En los años en que la ruta canaria ha tenido un mayor protagonismo, los fallecimientos se disparan”, señala Arce.
Las llegadas a Canarias han aumentado un 25,8% entre el 1 de enero y el 15 de agosto con respecto a 2021, con 10.347 personas frente a 8.222. Y eso que el año pasado la Organización Mundial de las Migraciones (OIM) ya alertaba de que la “alarmante pérdida de vidas humanas en la ruta hacia las Canarias” se había agravado. Solo en agosto se perdieron 379 vidas.
2018, el año con más llegadas marítimas de inmigrantes
El número más alto de llegadas de inmigrantes por mar a España se dio hace cuatro años, en 2018, con 57.498 personas. De ellas, 54.703 lo hicieron por la península y Baleares. El número es mayor que la suma de los ocho años anteriores. Precisamente en 2018 se cumplían 30 años del primer naufragio de una patera registrado en las costas españolas, en el que murieron ahogadas 18 personas.
Pese a la pandemia de COVID-19, 2020 y 2021 son los siguientes años con más llegadas marítimas registradas, con 40.385 y 40.100, respectivamente. Y tras ellos está 2006, el año de la conocida como “crisis de los cayucos” en Canarias, que desbordó a los sistemas de acogida de las islas.
Las cifras de llegadas suben y bajan, pero no cambian los motivos que impulsan a emigrar al otro lado de la frontera. “Que lleguen menos personas no quiere decir que salgan menos”, explica Arce. “No hay efecto llamada, lo que hay es un efecto expulsión de sus países, sin condiciones de vida digna”. Cuando las estadísticas descienden, siguen las crisis humanitarias y los fallecidos en las costas, pero lo hacen más lejos de nuestras fronteras.
- La alarmante pérdida de vidas humanas en la ruta hacia las Canarias se agrava en 2021. OIM
- Inmigración irregular 2002. Balance quincenal (hasta el 15 de agosto). Ministerio del Interior
- Mensaje en Facebook de Mostapha Ramid, ministro marroquí
- El acuerdo España-Marruecos en política migratoria mata. Comunicado de CEAR