El Gobierno quiere abordar la prostitución tras el intento fallido en la anterior legislatura y para ello mira al modelo nórdico. Implementado por primera vez en Suecia, esta política pública consiste, sobre el papel, en criminalizar a clientes y proxenetas pero no a quienes ejercen. Esta legislación sobre la prostitución en Europa ya la han implementado otros países como Noruega, Finlandia, Francia y Reino Unido, a diferencia de Alemania y Suiza, que optaron por legalizarla.
En la pasada legislatura, el grupo parlamentario socialista, en solitario, registró una proposición de ley basada en el modelo nórdico, pero esta caducó debido a la convocatoria de elecciones. En su última comparecencia, la ministra de Igualdad, Ana Redondo, hizo referencia a esta propuesta. No afirmó en ningún momento que Igualdad fuese a recuperar como tal la proposición, pero sí aseveró lo siguiente: “En materia de trata, se va a presentar una proposición de ley para que las tercerías locativas [castigo penal a los dueños de locales o inmuebles donde se ejerce la prostitución] sean penalizadas. Es el primer paso, no el definitivo, pero sí el primero en una hoja de ruta en la que vamos a ir poniendo los ingredientes que hagan que la trata, en todas sus dimensiones, sea erradicada”.
De acuerdo con lo expresado por Redondo, no queda claro si Igualdad va a recuperar la ley contra la trata, que también caducó la pasada legislatura, e incluir en esta la tercería locativa, o si, en cambio, trata de abordar la prostitución pero utiliza el término “trata” como sinónimo.
Prostitución y trata con fines de explotación sexual, dos cuestiones diferentes
Para Estefanía Acién, socióloga e investigadora en la Universidad de Almería especializada en prostitución, “este es el primer error”: “No puede confundirse trata con prostitución. En primer lugar, la trata puede tener como fin la explotación sexual pero no solo, también con fines de servidumbre o de comisión de delitos [como transportar droga]. Y en concreto, la trata con fines de explotación sexual tampoco es equiparable a la prostitución porque no es así como lo contempla nuestro ordenamiento jurídico”, añade en conversación con Newtral.es.
El Código Penal español ya tipifica la explotación sexual y el lucro de la misma, es decir, el proxenetismo. Pero, como explica a Newtral.es Encarna Bodelón, jurista y profesora de Filosofía del Derecho en la Universitat de Barcelona, “la persecución está vinculada a la explotación, no se persigue el proxenetismo no coercitivo”. Sin embargo, el proxenetismo vinculado a la explotación “ni siquiera se está persiguiendo, apenas hay condenas”, añade Bodelón.
En conversación con Newtral.es, Niina Vuolajärvi, investigadora y profesora de Migraciones en el Instituto Europeo de la London School of Economics, señala que “la trata es un término jurídico [en el ámbito de la UE] y para que se cumpla deben estar presentes tres aspectos: el acto de captación, con transporte de personas; los medios, es decir, mediante amenazas, fuerza, coacción o engaño; y la finalidad, es decir, con fines de explotación”.
Vuolajärvi apunta que “no hay evidencia solvente que permita afirmar que la mayoría de trabajadoras sexuales son víctimas de trata con fines de explotación sexual”. Esta narrativa, detalla la investigadora, “individualiza los problemas”, focalizándose en “malhechores individuales como traficantes, proxenetas y clientes”, pero obvia la relación de la prostitución con “las estructuras” como, por ejemplo, la desprotección del Estado o la feminización de la pobreza.
¿Cómo es la legislación sobre prostitución en Europa? ¿Y cómo se aborda en España?
Tal y como explicábamos en Newtral.es, la legislación sobre prostitución en Europa se engloba en dos principales modelos: el nórdico, que criminaliza a proxenetas y clientes, y el de legalización, en el cual el Estado decide en qué condiciones se permite la prostitución. Tal y como expone Niina Vuolajärvi, hay una tercera vía, que sería la de la despenalización.
Respecto a la legislación sobre prostitución en Europa, el modelo nórdico sería el implementado por Suecia, Francia, Noruega, Finlandia o Irlanda; el de legalización sería el que opera en Alemania, Países Bajos o Suiza; y la despenalización sería el modelo seguido por Bélgica.
“Debemos recordar que Alemania ha legalizado, no despenalizado, el trabajo sexual. En los modelos de legalización, el Estado regula el trabajo sexual y establece normas sobre cuándo, dónde y cómo está permitido”, apunta la investigadora de la London School of Economics. Es decir, fuera de esas circunstancias, seguiría estando penalizado o criminalizado.
María Acale, catedrática de Derecho Penal en la Universida de Cádiz, apunta a Newtral.es que “la prostitución no está regulada en España, por lo que no está definida”. Sin embargo, como explicábamos, sí se persigue la trata y sí está castigado el proxenetismo vinculado a la explotación. Además, se castiga también la prostitución forzada o coercitiva, diferente a la trata con fines de explotación sexual, figura delictiva que, como explicaba Niina Vuolajärvi, debe cumplir los tres parámetros de captación, medios y finalidad.
La prostitución forzada o coercitiva, como explica a Newtral.es Marta González Tascón, profesora de Derecho Penal en la Universidad de Oviedo, se produce cuando “un autor se sirve de determinados medios para obligar a una persona a que comience a ejercer la prostitución o a que se mantenga en ella”. “Pero el término prostitución engloba muchas otras conductas y no se ajusta a la evidencia considerar que toda prostitución es forzada o coercitiva”, añade González Tascón.
En este sentido, la investigadora Estefanía Acién insiste en diferenciar entre lo que el ordenamiento jurídico establece como coerción y lo que “socialmente se podría considerar que es ‘forzado’”. “En mi trabajo de campo he podido ver que muchas trabajadoras sexuales se han visto abocadas a tomar esta decisión que no es ni mucho menos la ideal para ellas. Pero es que la alternativa, sobre todo cuando eres migrante, es quizá trabajar en hostelería por cinco euros la hora durante nueve o diez horas al día, pero solo estando dada de alta tres horas al día”, añade.
El modelo nórdico al que mira España
Maria Perrotta, profesora e investigadora en la Stockholm School of Economics, ha publicado varios análisis sobre el modelo nórdico. En conversación con Newtral.es señala que “algunas encuestas realizadas a profesionales del sexo revelan que su estigmatización ha disminuido tras la introducción del modelo nórdico, pero se trata de muestras pequeñas y seleccionadas”. Desde su punto de vista como investigadora, en la prostitución “es mayor el número de mujeres que están coaccionadas”, por lo que considera que la criminalización de conductas, como hace el modelo nórdico, “puede enviar una señal a la sociedad de que hay comportamientos indeseables, y con el tiempo cambiar las normas sociales”.
Sin embargo, apunta que “los estudios empíricos recientes con una identificación causal sólida parecen indicar que una legislación más liberal de los servicios sexuales se asocia con resultados más positivos” que las políticas de criminalización. En esta publicación (2019) de la que es coautora, Perrotta apunta que la evidencia muestra “que las restricciones tienen importantes repercusiones negativas sobre las comunidades y las profesionales del sexo”. El análisis señala la “necesidad de políticas complementarias para evitar consecuencias inesperadas y contraproducentes”.
Otra ublicación científica (Sexuality Research and Social Policy, 2023) contextualiza la legislación sobre prostitución europea. Sobre el modelo nórdico expone: “Ni las multas ni las penas de prisión afectarían a los empresarios, abogados, médicos, ingenieros o políticos que participan en el mercado del sexo como compradores”.
Uno de los análisis más exhaustivos sobre los efectos del modelo nórdico es el llevado a cabo por Niina Vuolajärvi, publicado por la London School of Economics. La investigadora aterriza algunos de los hallazgos más relevantes: “Mi investigación demuestra que la criminalización de clientes funciona como cortina de humo para una actuación policial punitiva y racista contra las trabajadoras sexuales. Existe la idea generalizada de que las trabajadoras sexuales no están penalizadas con el modelo nórdico, pero en realidad son criminalizadas de facto mediante la aplicación de políticas de inmigración que a menudo desembocan en deportaciones”.
Vuolajärvi señala que “en Finlandia y Noruega, multar a los clientes no es una prioridad policial” y “en Suecia, la Policía persigue activamente a los clientes, pero lo hace poniéndose en contacto con las mujeres en sus anuncios de acompañantes”. “Los policías se hacen pasar por clientes para averiguar la ubicación de los apartamentos y arrestar a algunos clientes. Cuando visitan a la mujer [la Policía], comprueban su documentación y su situación migratoria. También suelen informar al propietario o al hotel de que si no la echan, serán acusados de proxenetismo”, añade. La investigadora insiste en que un desahucio “empuja a estas mujeres a situaciones muy peligrosas”.
La socióloga e investigadora Estefanía Acién explica que la persecución de clientes “empuja a las mujeres a lugares cada vez más escondidos, donde la Policía tenga mucho más difícil acceso para dar con los clientes”. “Esto, a su vez, es un incentivo para conductas delictivas contra las trabajadoras sexuales al estar en lugares recónditos: exigir servicios sexuales no consentidos, irse sin pagar, agredirlas…”, añade. Respecto al castigo del proxenetismo, Acién recuerda que “los que tienen clubes se buscan la vida para tener apoyos y licencias, ya que suelen tener un capital social de gran importancia”.
Otra de las consecuencias de esta legislación sobre prostitución en Europa basada en la criminalización de los clientes es la que apunta la antropóloga Carmen Meneses, profesora en la Universidad Pontificia de Comillas e investigadora especializada en esta materia: “Aunque se diga que el modelo nórdico no criminaliza a estas mujeres, la realidad es que intentando captar clientes, incluso se las puede detener por inducción a un delito”.
“Ninguna política pública es perfecta”: otras legislaciones sobre prostitución en Europa y sus efectos
Esta otra publicación científica (Feminist Economics, 2017) señala que “los partidarios de la penalización tienden a infravalorar la cuestión de la agencia y a presentar a las profesionales del sexo como víctimas” pero que “los partidarios de la despenalización o de la legalización tienden a sobredimensionar el valor de la elección de los implicados”. Las autoras proponen centrarse en el estigma de las mujeres que ejercen la prostitución como consecuencia de las políticas públicas adoptadas: “Si las políticas de legalización no consiguen erradicar el estigma, nada garantiza la plena agencia de estas trabajadoras. A la inversa, la criminalización de los clientes plantea serias preocupaciones sobre las consecuencias adversas”.
Las investigadoras lo ejemplifican de la siguiente forma: “Las trabajadoras del sexo nigerianas que son devueltas a Nigeria para ser ‘liberadas’ de la red de trata que las trajo a Europa sufren un mayor estigma que las trabajadoras del sexo que consiguieron permanecer en el extranjero, ya que la incapacidad de obtener ingresos se suma al estatus de ‘prostitutas’”.
En palabras de Estefanía Acién, “ninguna política pública es perfecta”: “Los modelos de legalización, como el alemán, se han diseñado poniendo en el centro el control estatal: que pasen controles sanitarios, que tengan permiso de residencia, que estén en una lista para que se sepa quién ejerce… Ahí faltarían otros derechos que no sean solo aportaciones al Estado”. En este sentido, este paper (Sexuality Research and Social Policy, 2023) menciona que “en algunos países, la regulación que se ha aplicado no ha aumentado la libertad de las trabajadoras del sexo”. “Además, se han producido situaciones de coacción, explotación, resistencia y agenciamiento debido a la corrupción policial o al crimen organizado, todo ello más allá de los límites de la legalidad extendida a esta actividad”, añade el artículo científico.
Las autoras también se hacen eco de esta otra investigación de 2021 en la que la autora manifiesta que “optar por una legalizar puede suponer un mayor control sobre las trabajadoras del sexo, y la exigencia de licencias y revisiones médicas puede perjudicar a las mujeres al exponerlas a mayores riesgos, dependiendo del tipo de trabajo sexual al que se dediquen”.
- Niina Vuolajärvi, investigadora y profesora de Migraciones en el Instituto Europeo de la London School of Economics
- Maria Perrotta, profesora e investigadora en la Stockholm School of Economics
- Estefanía Acién, socióloga e investigadora en la Universidad de Almería especializada en prostitución
- Carmen Meneses, antropóloga y profesora en la Universidad Pontificia de Comillas