Lejos de ser la isla paradisiaca que es ahora, durante el franquismo Fuerteventura fue uno de los escenarios donde se llevaron a cabo atrocidades y vejaciones contra los ciudadanos y, en concreto, contra los homosexuales. La serie Las noches de Tefía (disponible en Atresplayer) refleja el infierno al que estuvieron sometidos.
La conocida como Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, situada en el pueblo con el mismo nombre, albergó a entre 300 y 350 presos desde que se abrió en 1954 y hasta su cierre en 1966, como recoge el Gobierno de Canarias. La mayoría de ellos, detenidos en el marco de la ley de vagos y maleantes, incluso sin haber cometido ningún delito.
La serie de Miguel del Arco, protagonizada por Patrick Criado, Roberto Álamo y Carolina Yuste, entre otros, narra la historia de varios de los detenidos en 1962 que dedican sus días a picar piedra y llevar jarrones de agua de un sitio a otro, mientras que por las noches se imaginan un mundo alternativo en el que gestionan juntos un pub abierto para todo el mundo.
En este Fact-Fiction analizamos con expertos y documentos oficiales de la época las historias reales detrás de la ficción.
Ser homosexual, el delito de los prisioneros de Tefía
“Todo ser humano tiene derecho a un juicio, allí no se hizo juicio ninguno: condenado y punto”. Así recordaba Octavio García, encerrado en la colonia entre 1954 y 1955, la situación de los presos en una entrevista de 2012, compartida por el Ejecutivo canario. Y es que, la mayoría de los detenidos entraban en el campo condenados por la ley de vagos y maleantes, a la que hace referencia en varias ocasiones Las noches de Tefía.
Esta norma fue aprobada en 1933, todavía bajo el gobierno republicano de Alcalá-Zamora, pero no sancionaba a las personas homosexuales, sino “otros estados de peligrosidad sin la comisión previa de un delito (mendigos, vagos, prostitutas)”, explica a Newtral.es Guillermo Portilla Contreras, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Jaén y autor del libro El infierno penal de los homosexuales durante el Franquismo: la colonia agrícola penitenciaria de Tefía.
“Fue Franco, el que, a través de la ley de 15 de julio de 1954, introdujo la figura del estado peligroso de homosexualidad”, señala el experto, que añade que según esta norma, “el homosexual, por su condición, suponía un peligro contaminante para la moral sexual colectiva”. “Por esa razón, aunque no hubiera cometido un delito, debía ser corregido y, en la mayoría de las ocasiones, curado”, continúa el experto.
Amparándose en esta ley, “el Derecho penal fue la herramienta empleada para internarlos en prisiones comunes, campos de concentración y en colonias agrícolas como Tefía”, que Portilla define como el paradigma del horror que padecieron los homosexuales durante la dictadura. El experto insiste en que el castigo de la homosexualidad a través del Derecho penal franquista se llevó a cabo a través de un sistema doble:
- “Por un lado, se recurrió al delito de escándalo público cuando se estimaba que el homosexual había vulnerado el pudor o las buenas costumbres con hechos de grave trascendencia pública (un abrazo, un beso)”.
- “En otras, se les aplicó una medida de seguridad [privativa de libertad] por el hecho de ser homosexual sin haber cometido delito alguno”.
Los informes forenses reales detrás de Las noches de Tefía
El primer capítulo de la serie refleja la llegada de varios prisioneros a la colonia penitenciaria de Tefía, donde deben someterse a una especie de reconocimiento médico en el que, después de ser revisados desnudos ante el director del centro y un médico, se realiza un informe forense. Algo que pasó en la realidad.
Para Portilla, la ciencia menospreció a los homosexuales “a través de unos informes delirantes que legitimaron la condena de los Tribunales Especiales de Vagos y Maleantes”. En algunos de estos informes, a los que Newtral.es ha tenido acceso gracias al profesor de la Universidad de Jaén, se pueden leer conclusiones como las siguientes:
- “Se observan en este individuo signos de ejercer la homosexualidad, en forma de pederasta pasivo, lo cual se pone de manifiesto por la gran dilatación del esfinter anal”.
- “(El preso) manifiesta no haber padecido enfermedades importantes, pero que es homosexual (…). La exploración clínica evidencia encontrarnos ante un amanerado, con movimientos feminoides. Psíquico deformado por su propia perversión”.
La ficción no se aleja de la realidad en este sentido, ya que, durante el reconocimiento de uno de los protagonistas de Las noches de Tefía, el médico forense asegura lo siguiente: “No presenta amaneramiento, ni grandes muestras de dilatación esfinteriana. Tal vez se trate de un pederasta activo o, dada su juventud, una simple curiosidad por la aberración sexual”.



La vida en el campo de concentración de Fuerteventura
Las noches de Tefía recorre, a través de varias historias, el día a día de la colonia agrícola penitenciaria de Fuerteventura. Y es que, como muestra la serie y relata el expreso de Tefía, Octavio García, su rutina se resumía en picar piedra, moverla, recibir golpes y dormir prácticamente en el suelo.
“Los que conocen el campo saben cómo es: nada más que tierra, miseria, de lo peor. Rodeado de perros grandes para amedrentarnos”, definió García en un encuentro con Miguel Ángel Sosa, autor del libro Viaje al centro de la infamia, que profundiza en las situaciones vividas por los recluidos en el campo de concentración. Tanto García como Sosa hacen referencia a presos que llegaron a perder en pocos meses la mitad de su peso.

“Lo peor era la comida, batatas enraizadas, arroz con gorgojos [como escarabajos], un pan pequeño para todo el día (…). Vi hombres allí que entraban con 87 kilos y se quedaban en 45 (…). Todavía me acuerdo de que siempre escarbaba en la basura de los oficiales para comerse las sobras; eso lo vi con mis propios ojos”, relata Octavio García en declaraciones recogidas por el Gobierno de Canarias.
Otra víctima del campo de Tefía fue Juan Curbelo, que relató en sus testimonios –recogidos por el Gobierno canario– lo siguiente: “Se reían de mí, me pegaban y me hacían trabajar con pico y pala. Nos daban piñas y palos a todos”.
El papel del director en Las noches de Tefía
Desde el principio de Las noches de Tefía queda reflejado el poder del director de la colonia agrícola penitenciaria (interpretado por Israel Elejalde). Y es que era este el que decidía cuánto tiempo se iba a quedar un preso. “Hay que pensar que al tratarse de medidas de seguridad y no penas, la sanción finalmente dependía del efecto reeducador logrado. Es decir, si abandonaban la homosexualidad y se convertían en heterosexuales”, explica Portilla.
Para ello, se llevaban a cabo distintos tipos de “terapias”. Aunque en la serie hacen referencia a las terapias con electroshock, el experto señala que no se ha podido llegar a demostrar la práctica de estas en prisiones, colonias o campos de concentración, pero sí en clínicas privadas. “En bastantes supuestos, se producía la sustitución de las medidas de seguridad privativas de libertad por el internamiento en Instituciones psiquiátricas, Instituciones de Templanza Especializada o Centros de orientación”, expone.
El profesor de la Universidad de Jaén hace referencia a numerosos psicólogos y médicos de la época, como Sabater Tomás, que consideraban la homosexualidad como una enfermedad contagiosa, llegando incluso, ya en los años 70, a patrocinar la castración.
Desde 1954 hasta 1966, cientos de homosexuales pasaron por la colonia agrícola penitenciaria, quedando marcados para siempre, como recuerda Octavio García y refleja la serie Las noches de Tefía. “Cuántos momentos me he puesto a pensar (…), a rezar, Dios mío quítame estos pensamientos de la mente… cuántas veces, pero sucedió, pero por ser maricón, nada más. Única y exclusivamente por ser maricón”, narraba el expreso.
- Guillermo Portilla Contreras, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Jaén y autor «El infierno penal de los homosexuales durante el Franquismo: la colonia agrícola penitenciaria de Tefía»
- Gobierno de Canarias
- Informes forenses de los presos en la colonia de Tefía
- Ley de vagos y maleantes de 1933 y de 1954
- Entrevistas de Octavio García
Y para cuando un documental, película o serie sobre los campos de concentración de Cuba para homosexuales durante los años 60?