Las incertidumbres políticas, jurídicas y sanitarias del 14-F

Pleno del Parlament
Andreu Dalmau (EFE)
Tiempo de lectura: 10 min

El proceso electoral del 14-F se sigue desarrollando como si nada hubiera pasado y no cupiera la posibilidad de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) termine sentenciando el aplazamiento de las elecciones. 

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La sentencia se conocerá como tarde el 8 de febrero y, hasta entonces, todo sigue conforme lo que estableció el TSJC al suspender de forma cautelar el retraso de las elecciones. Es decir, “el proceso electoral continúa consumiendo sus fases con normalidad”

https://twitter.com/tsj_cat/status/1352228791251300356?s=20

Una de estas fases es el inicio de la campaña electoral que empieza este viernes y que, como ya ocurrió el 12-J se desarrollará con el coronavirus como elemento común pero bajo una situación epidemiológica más grave aún. La jornada en que arrancó la carrera hacia las urnas vascas y gallegas -26 de junio-, el Ministerio de Sanidad registró una incidencia acumulada en los últimos 14 días de 1,33 casos por cada 100.000 habitantes en Galicia y de 6,34 en País Vasco. Este jueves, en Cataluña se situaba en 573,47. 

Con todo ello, la incógnita habitual en una cita con las urnas, que suele ser la política, ha quedado casi relegada a un tercer plano. Pero que esté de fondo no impide, sin embargo, que pueda pasar casi de todo.

Incertidumbre Nº 1: la preocupante situación epidemiológica

A la incidencia acumulada de 573,47 casos por cada 100.000 habitantes hay que sumarle las 5.151 personas que están hospitalizadas a causa del coronavirus y el hecho de que el  50,63% de los pacientes que ocupan las UCI catalanas son contagiados del COVID-19, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad el jueves 28 de enero. De igual modo, hasta el 7 de febrero está instaurado un confinamiento municipal en toda Cataluña, donde además cuentan con duras restricciones en la hostelería, el comercio y las reuniones sociales. 

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Ante esta situación, el miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, Joan Caylà, considera que “no se dan las circunstancias” sanitarias para que puedan celebrarse los comicios del 14-F. En primer lugar, por el nivel de casos que la comunidad presenta en estos momentos y, en segundo, por los riesgos que obligaría a tomar. 

Por ejemplo, Caylà considera una “incongruencia” que las personas puedan saltarse el confinamiento domiciliario para ejercer su derecho al voto: “Todos los protocolos dicen que las personas aisladas tienen que estar en sus domicilios, también quienes han tenido contacto con un positivo. Es una incongruencia que les digamos a los ciudadanos por un lado que se queden en casa y, luego, que pueden salir para ir a votar”. 

En caso de que las elecciones se terminen celebrando, Joan Caylà marca como prioridad que “no haya hacinamientos de gente” y, como epidemiólogo, sugiere una serie de medidas: que se permita el voto por correo “hasta última hora”, que se facilite a los usuarios de las residencias de ancianos poder votar sin tener que salir de las instalaciones del centro o que, si es posible, haya más mesas electorales y que estas se instalen al aire libre. 

Todo ello partiendo de la base de que se deberían guardar en todo momento las distancias de seguridad y que la vía epidemiológicamente más segura –el voto electrónico– no se contempla en estos momentos. 

Incertidumbre Nº 2: el posible aplazamiento de las elecciones

Como explica la profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla, Laura Flores, “de manera provisional y hasta que el TSJC dicte sentencia, continúa estando vigente el Decreto de convocatoria de las elecciones y el proceso electoral está siguiendo su curso conforme a lo previsto en la LOREG, aunque los plazos hayan quedado ya irremisiblemente alterados”. 

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Sin embargo, nada asegura que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña termine decantándose por el aplazamiento de las elecciones. Esta posibilidad genera una “inseguridad jurídica” que desde que se inició la pandemia ya no nos parece nueva: “No existe previsión legal ni constitucional alguna relativa a la posibilidad de suspender unas elecciones que ya han sido convocadas. Se trata de una laguna jurídica que, dadas las circunstancias excepcionales e imprevisibles que se han dado, obviamente debía colmarse de algún modo, pero, a mi juicio, se ha resuelto de manera errónea”, valora Laura Flores. “Lo que se ha llevado a cabo es una limitación del derecho al sufragio sin previsión legal alguna, mediante una decisión administrativa por parte del ejecutivo autonómico”.

La proporcionalidad de las medidas

La pregunta del millón es cómo conciliar el ejercicio de un derecho fundamental como es la participación política con la protección de la salud pública. La profesora de la Universidad de Sevilla señala la postura marcada por el Tribunal Constitucional al respecto: “El TC exige también en su jurisprudencia que exista una relación de proporcionalidad entre la medida restrictiva adoptada y el bien jurídico que se pretende preservar o proteger “.

Y continúa: “Habría que reflexionar sobre si efectivamente la suspensión de las elecciones el 14 de febrero es la única medida que garantiza la efectiva protección del derecho a la protección de la salud en el contexto de emergencia sanitaria que estamos viviendo o si, por el contrario, podrían haberse adoptado medidas menos lesivas para el ejercicio del derecho de participación política que garantizaran al mismo tiempo las condiciones necesarias para evitar riesgos de contagio que pusieran en peligro la salud de la población”.

Laura Flores considera “una vulneración inadmisible” que se pueda privar del derecho a votar a las personas contagiadas y plantea algunas de las medidas ya contempladas en los protocolos sanitarios de la Generalitat, como que se establezca una franja horaria concreta para que los positivos y sus contactos puedan acudir al colegio electoral.

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Incertidumbre Nº3: lo abierto que está el escenario político

Desde un punto de vista político, no hay nada asegurado en unas elecciones catalanas en las que los aspirantes de los principales partidos se estrenan como candidatos a la Generalitat. Y no solo han cambiado las caras, también la realidad de algunas formaciones como el PSC o Ciudadanos. JxCat y ERC mantienen su pulso particular y, mientras el PP confía en no seguir perdiendo representación, VOX aspira a entrar con fuerza en el Parlament.

El profesor del Área de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Vigo Enrique Varela no solo comparte la sensación de imprevisibilidad que rodea el 14-F sino que la generaliza: “Llevamos un siglo XXI donde los sistemas políticos han dejado de ser tan previsibles desde la Ciencia Política, como lo eran desde mediados del siglo XX en adelante. Este cambio de condiciones y alta volatilidad es fruto de un proceso complejo y largo de transformaciones sociales, económicas, culturales y tecnológicas que la pandemia no ha hecho más que acentuar”.

Aunque tampoco hay mucha certeza en el plano global y nacional, en el caso de Cataluña, las incógnitas que marcarán la carrera hacia las urnas serán las siguientes: 

El “desgaste” del independentismo

Enrique Varela incluye el coronavirus como uno de los motivos por los que la cuestión independentista ha perdido peso en el debate electoral, aunque no cree que sea la única razón. En su opinión, “el desgaste” de ERC y JxCat “está más vinculado a enfrentamiento” entre ellos y “a la gestión que han hecho en el Gobierno de la Generalitat que a cuestiones exógenas”.

El ‘efecto Illa’

El profesor de la Universidad de Vigo reconoce que el nombramiento como candidato de Salvador Illa puede tener un efecto positivo y real en las aspiraciones del PSC en términos de “liderazgo, posicionamiento en los medios y capacidad de gestión”. 

Más allá de cómo valore el votante la resolución que ha hecho de la crisis sanitaria, Varela apunta que los anteriores aspectos son puntos a favor que el socialista ha incorporado a “su mochila” y que le confieren valor ante los ciudadanos: “El éxito de la gestión de la pandemia no está relacionado con su resolución como problema sanitario sino como gestión de la crisis (liderazgo, presencia, continuidad, capacidad de negociación, empatía …)”. Algo que ya habría percibido también el CIS, que en su último barómetro daba al ex ministro de Sanidad la victoria electoral.

La entrada de Vox en el Parlament

Se da por sentado que el partido de ultraderecha va a obtener representación parlamentaria, de la misma manera que hay pocas dudas de hacia dónde orientará su campaña electoral: “(VOX) no necesita de grandes justificaciones teóricas, ni ideológicas, tampoco de candidatos superlativos. Tiene una marca electoral que se apoya en tesis internacionales de «iliberalismo» (EUA, Brasil, Italia, Francia, Austria, Polonia, Hungría), y a las que solo tiene que seguir la corriente del mensaje antisistema, se presenten donde se presenten”, asegura el profesor del Área de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Vigo. 

Un ejemplo de ello es el mensaje lanzado en redes sociales horas antes de empezar la campaña contra la supuesta “República Islámica” a la que -aseguran- “el separatismo arrastra a los catalanes”.

La difícil situación de PP y Ciudadanos

Para Varela, los populares van a ser uno de los principales damnificados de la irrupción de Vox en el Parlament. Tampoco Ciudadanos se encuentra en una posición fácil. Los primeros, tratan de superar el bajísimo registro que obtuvieron el 21-D (cuatro diputados) y, los segundos, confían en que la caída no sea tan grande como la que le auguran las encuestas y no terminen perdiendo más de la mitad de sus representantes.

Atención a la CUP y En Comú Podem.

La suerte de la CUP y los comuns depende en gran medida de los resultados que obtengan los partidos independentistas y el PSC puesto que lo más probable es que uno y otro sean la muleta en que se apoyen para tratar de conformar Gobierno. Salvador Illa ya ha mostrado su intención de reeditar en la Generalitat la coalición que permitió a Sánchez llegar a la Moncloa y, en caso de ganar las elecciones JxCat o ERC, la opción más factible hoy por hoy sería una actualización del pacto alcanzado tras el 21-D.

El factor de la abstención y los indecisos

El miedo al coronavirus a la hora de ir a votar también tiene que tenerse en cuenta. Sobre todo, si atendemos a los precedentes de Galicia y País Vasco, donde el 14,2% de los gallegos y el 18,8% de los vascos que optaron por la abstención lo hicieron “por miedo al contagio del coronavirus”

De la misma manera, tampoco hay que obviar que, según la última encuesta del CIS, el 39% de los electores no sabe por quién se van a decantar en las elecciones catanas.

Fuentes: