Fact Fiction

La historia real de ‘Las buenas madres’: las mujeres que se rebelaron contra la mafia calabresa 

las buenas madres
Frame de la serie Las buenas madres.
Tiempo de lectura: 7 min

Las buenas madres cuenta la historia real de cómo tres mujeres, nacidas en el seno del más mortífero de los clanes mafiosos del sur de Italia, se atrevieron a desafiar a la ‘Ndrangheta e intentaron acabar con ella desde dentro. 

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La miniserie de seis capítulos, que puede verse en Disney+, está basada en el libro homónimo del periodista Alex Perry, publicado en España por la editorial Ariel (Planeta) en 2019. El autor ha dedicado años a indagar sobre la ‘Ndrangheta, la mafia que opera en Calabria, una región al sur de Italia aparentemente pobre y abandonada por las instituciones. En ella viven aproximadamente dos millones de habitantes repartidos en un territorio de 15.000 kilómetros cuadrados, el doble de extenso, por ejemplo, que el País Vasco, y con una población poco inferior, como indica el análisis de Matteo Re, del Real Instituto Elcano. 

¿Qué es la ‘Ndrangheta? ‘Ndrangheta es una palabra calabresa derivada del griego andragathos, “hombre de honor”. No es casualidad que la palabra “lealtad” sobrevuele cada capítulo de la serie Las buenas madres con insistencia. Como cuenta Perry en un relato adaptado de su novela para la revista New Yorker (y que también narra la serie), entre las filas de la ‘Ndrangheta no se encuentran muchos arrepentidos porque está compuesta únicamente por familias cuya estructura, reglas y hasta los mismos genes aprisionan a sus miembros, especialmente a las mujeres. “Cualquiera que pensara en marcharse tenía que temer abandonar todo lo que había conocido”, escribe Perry.

Según el informe de Re, los calabreses de la ‘Ndrangheta han conseguido desbancar a la Cosa Nostra como organización criminal de más peso en Italia. Para la Interpol, es una de las organizaciones delictivas más extendidas y poderosas del mundo, presente en más de 40 países y que sigue creciendo a un ritmo constante. Las familias que forman parte de la ‘Ndrangheta controlan gran parte del tráfico de cocaína europeo y blanquean decenas de miles de millones de euros, según un análisis del Parlamento italiano. 

  • Desde el 2010 está incluida explícitamente en el artículo 416-bis del Código Penal italiano, que reconoce que “el que forme parte de una asociación mafiosa compuesta por tres o más personas, será castigado con pena de prisión de diez a 15 años”. 
  • En 2016 fue reconocida como organización criminal por primera vez por el Tribunal Supremo, que concluyó que existe y certificó cómo funciona. 

La historia de las mujeres de la mafia calabresa en ‘Las buenas madres’

Como explica Perry y muestra Las buenas madres, la ‘Ndrangheta se esconde en aldeas destartaladas en las laderas de las colinas calabresas. Cada familia constituye un feudo en miniatura, en el que las mujeres son poco más que “vasallas del honor familiar”, indica el periodista en su artículo. Los padres casan a sus hijas en la adolescencia para sellar las alianzas del clan. Las mujeres que no respetan los códigos de lealtad son golpeadas, a menudo públicamente. Las esposas que son infieles, incluso a la memoria de un marido muerto, son asesinadas, normalmente por sus parientes masculinos más cercanos, y a veces sus cuerpos son quemados o disueltos en ácido para asegurarse de borrar la vergüenza familiar –unos actos que no salen en la serie pero sí ocurren en la realidad–. Las esposas de los maridos que están en prisión, cumplen condena como ellos: son confinadas en casa bajo arresto domiciliario. 

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Sin embargo, han sido precisamente las mujeres de la mafia las que, contra todo pronóstico, han protagonizado en los últimos años valientes arrebatos de rebeldía. Lo han hecho acompañadas por otra mujer, la fiscal Alessandra Cerreti (Anna Colace en la ficción), que decide aprovecharse del maltrato constante que imponían los capos de la mafia a sus esposas para darles una salida a su infierno a cambio de una condición: testificar.

Lea, Maria y Giuseppina, algunas de las mujeres que se rebelaron contra la mafia

La serie (y el libro) se centra en la historia de tres de estas mujeres: Lea Garofalo, Maria Concetta Cacciola y Giuseppina Pesce, mujeres de poderosos clanes de ‘Ndrangheta.

Lea Garofalo. Como narra el Ministerio del Interior italiano, Lea Garofalo, nacida en el seno de la ‘Ndrangheta, se quedó embarazada de su novio, un contrabandista de cocaína llamado Carlo Cosco, cuando tenía 17 años. Tuvieron una hija, Denise, y juntos se establecieron en Milán formando parte de los círculos calabreses de la droga. Harta de esa vida, cuando Cosco entró en la cárcel, ella decidió dejarle y colaborar con la fiscalía antimafia para contar los secretos de la ‘Ndrangheta. 

En 2002, cuando Denise tenía 10 años, madre e hija entraron en el programa de protección de testigos, con residencia e identidad secretas. Sin embargo, en 2009, Lea decidió abandonar voluntariamente el programa. Estaba cansada y se sentía abandonada por las instituciones. Escribió cartas al Estado pidiendo ayuda, pero nunca obtuvo respuesta. Fuera del programa de protección, restableció la comunicación con su expareja y comenzó una nueva vida con su hija. En 2010, Lea Garofalo fue asesinada, como muestra la serie, que omite que fue torturada y su cuerpo disuelto en ácido por Cosco y otros miembros de la familia. Lo que sí refleja la ficción y ocurrió de verdad, es cómo Denise —que ya tenía 18 años— siguió los pasos de su madre y colaboró con la justicia para acusar a su padre de asesinato. En el proceso descubrió que su propio novio era uno de los asesinos, una relación que había iniciado a instancias de su padre que quería mantenerla vigilada de cerca.

Esa salvaje venganza fue la que impulsó a la fiscal Cerreti a investigar qué empuja a los calabreses de ‘Ndrangheta a ensañarse con tanta crueldad con sus esposas e hijas. Como muestra Las buenas madres y narra el libro de Perry, la fiscal estaba convencida de que había más mujeres como Lea Garofalo: mujeres de la mafia descontentas con sus vidas y con las perspectivas de sus hijos. ¿Qué pasaría si su equipo pudiera convencerlos de que el Estado podría darles una nueva vida a cambio de su testimonio? “Liberar a sus mujeres es la forma de derrocar a la ‘Ndrangheta”, le contó Cerreti a Perry en una de sus entrevistas. 

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Pesce y Concetta. Al final, Cerreti encontró a dos colaboradoras más, mejores amigas entre ellas: Giuseppina Pesce y Maria Concetta. Como cuenta Perry en New Yorker, Pesce era hija, hermana y sobrina de uno de los jefes más poderosos de Calabria. Maltratada constantemente por su marido con el que se casó a los 13 años, conoció a otro hombre con el que mantiene una relación. Una infidelidad que la ‘Ndrangheta no perdona. Para salvarse, Pesce decidió colaborar con Cerreti en 2011 a cambio de conseguir protección para ella y sus tres hijos. A día de hoy, Pesce y sus hijos continúan viviendo como testigos protegidos de la policía. 

Concetta no tuvo tanta suerte. Se convirtió en testigo protegido de Cerreti al mismo tiempo que Pesce, pero su familia la presionó para que lo dejara: a menos que ella se retractara de todo lo que había contado a la policía, no volvería a ver a sus hijos. Así, dejó el programa de protección de testigos y a los pocos días fue encontrada muerta en el sótano de su casa tras haber bebido una botella de ácido clorhídrico. Su familia dijo que se había suicidado. Los padres y el hermano de Concetta fueron condenados, acusados de haberla inducido al suicidio.

Fuentes
  • Análisis de Matteo Re para el Real Instituto Elcano. 
  • Artículo de Alex Perry para la revista New Yorker
  • Artículo 416-bis del Código Penal italiano
  • Diario Repubblica
  • Ministerio de Interior italiano
  • Agencia Reuters
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