La Palma: la peor erupción en tres siglos (desde que la Santa Inquisición tiene registros)

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Dibujo remitido al tribunal de la Inquisición en 1677 del volcán de San Antonio | Archivo Histórico Nacional
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El 24 de mayo de 1678 los inquisidores del tribunal de Canarias remitieron al Consejo de la Suprema Inquisición una relación donde se daba cuenta de un suceso terrible: la erupción de un volcán en la isla La Palma. El documento detalla los daños producidos por una erupción en La Palma entre los días 13 y 26 de noviembre de 1677. El peor volcán hasta nuestros días, por su potencial destructivo documentado.

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Lo mejor es que acompaña un dibujo a colores con la representación gráfica de la erupción y los daños, una imagen inédita. Dibujo que representa la erupción del volcán donde se reflejan los daños producidos por las bombas incendiarias y las coladas de lava que llegan hasta el mar. El Archivo Histórico Nacional ha presentado este documento como ‘pieza del mes’. 

El volcán representado es el de San Antonio, en Fuencaliente. Sabemos hoy que llegó a tener 18 bocas eruptivas y se mantuvo activo hasta el 21 de enero de 1678.  Sus lavas provocaron coladas basálticas que cubrieron 6.500.000 m² de superficie. Salvo por la duración, que está por ver que se extienda tanto en el volcán abierto en Cumbre Vieja, las similitudes son muchas entre aquel y el de 2021.

Lo peor y lo mejor de la erupción destruyó viviendas y formó una fajana cultivable

Lo primero que llama la atención del dibujo [aquí puedes explorarlo en grande] es su inmensa llama roja y humo negro flanqueado por dos montañas a ambos lados. “Son rasgos característicos de erupciones estrobolianas”, explicaba aquí a Newtral.es la investigadora del IGN Alicia Felpeto. De ahí se desprenden los ríos de lava descendiendo por su ladera hasta llegar al mar

Como en 2021, las coladas se encuentran con un acantilado y se desploman hacia el mar. También se formó una plataforma de lava que devino en lo que ahora conocemos como fajana o isla baja. En aquel tiempo, se rellenó el terreno con tierra y agua del norte y se pudo cultivar. Aunque tiene que pasar tiempo y hacer los estudios adecuadios, no tiene por qué ser un problema recuperar estos terrenos, que suelen terminar siendo muy fértiles, apuntaba aquí el volcanólogo del CSIC Vicente Soler. Tras rellenar, con soluciones de ingeniería, “como la lava drena, se forma un suelo sobre el que se da bien la platanera. En terrenos ganados al mar se ha plantado”.

Pero lo más llamativo es la presencia de numerosas bombas volcánicas. Apunta el profesor de Petrología de la UCM Pedro Castiñeiras que las bombas son glóbulos de piroclastos, muy calientes, escupidos a gran velocidad y distancia desde las bocas del volcán. Se han visto numerosos ejemplos en la actual erupción de La Palma. De hasta medio metro de diámetro, se solidifican parcialmente es su salida, dándose esa forma más redondeada. A veces tienen el aspecto de una hogaza de pan: endurecida en su corteza, pero blanda por dentro.

La erupción actual es peor que la ocrrida en tiempos de la Inquisición aunque no haya arrasado tanta superficie

Es cierto que la erupción de San Antonio provocó la muerte de cuatro personas y numerosos daños a tierras de cultivo. Pero, pese a que no ha fallecido nadie en la presente erupción, la geóloga experta en emergencias Rosa M. Mateos explicaba que la erupción actual es seguramente la peor, la más destructiva en términos absolutos: “Nunca ha afectado a un número tan alto de personas, ahora es una isla comparativamente muy poblada” respecto a épocas anteriores.

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La erupción en Cumbre Vieja de 2021 va camino de devorar 1.000 hectáreas de superficie y más de 2.600 viviendas. La superficie terrestre cubierta por la lava y piroclastos en la erupción recogida por la Inquisición
en 1677 es la segunda mayor de todas (6,5 Km2) después de la de 1646 (7,5 Km2).

Según detalla el documento del Archivo Histórico Nacional, en 1677 se produjo el derrumbe de la espadaña de la iglesia de San Juan abad (aparentemente, representada en el dibujo) y la destrucción de algunas viviendas. Sin embargo, el daño más importante para la población fue la desaparición del manantial de Fuente Santa, como explica aquí Ramón Pérez en El Día.

Como explican desde el Archivo Histórico Nacional, más abajo, hacia el centro de la imagen, se representa a un hombre tumbado en el suelo rodeado de animales. “Pudiera tratarse de un pastor muerto por las inhalaciones de gases emitidos por el volcán”, señala el Jefe de la Sección de Clero Regular y Secular Luis Miguel de la Cruz Herranz en la documentación de esta imagen del mes.

Hoy, las monitorizaciones de gases de azufre y cenizas son diarias, por tierra y satélite. Eso, y la labor del personal de emergencias, vigilando la zona de exclusión, ha permitido salvar vidas. Incluso desde el mismísimo momento en que la tierra se abrió en Cumbre Vieja. Hecho al que se pudieron anticipar gracias a estaciones en tierra y satélites que medían deformación del terreno y sismicidad. Lo que para la Inquisición era pura brujería y ficción en el siglo XVII, hoy es ciencia.

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