La Selectividad arranca en 15 autonomías con el inicio del verano meteorológico. La primera prueba suele celebrarse a las 9 o 9:30 de la mañana. Son muy pocos los mayores de 20 años quienes se presentan. Sólo con estos tres ingredientes y con la ciencia en la mano, la EBAU no pareciera hecha para sacar el mejor resultado. Dos investigadores, de las universidades de Granada (UGR) y de Bolonia (UniBo, Italia), han probado que la mejor hora para hacer un examen no es la primera de la mañana, especialmente cuando se convocan en días soleados y entre menores de 20 años. Pero hay muchos matices.
Los ritmos circadianos son los culpables, según un estudio que hicieron hace años y que han publicado en The Economic Journal. Los ritmos circadianos son nuestro reloj interno, oscilaciones de las variables biológicas que se producen en intervalos regulares de tiempo; marcan el sueño y la vigilia. En virtud de ellos, las personas especialistas hace años que usan un símil relacionado con las aves: suelen comparar con las alondras a las personas matutinas (cuyas capacidades cognitivas son mejores por la mañana), y con los búhos a los vespertinos (están más espabiladas por la tarde-noche).
Pues bien, según sus autores, Alessio Gaggero y Denni Tommasi, la mejor hora para hacer un examen como el de la EBAU (Selectividad) u otro de carácter universitario dependerá de si el estudiante es alondra o búho. Hasta aquí, ninguna sorpresa. Sin embargo, hicieron un seguimiento observacional de casi 44.000 estudiantes sin graduar y 7.600 posgraduados de Reino Unido. Allí, por ley sólo se puede hacer un examen al día: O bien a las 9:00; o bien a las 13:30 o bien a las 16:30. No se puede elegir la hora a la que cada cual le venga mejor hacer el examen. Se asigna aleatoriamente.
La mejor hora para hacer un examen no es la primera de la mañana, pero depende de la luz
“Nuestras estimaciones señalan que el desempeño promedio de los estudiantes, asignados casi aleatoriamente a exámenes en distintos momentos del día, sigue una relación en forma de U-inversa”, explica Alessio Gaggero, investigador del departamento de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa de la UGR y autor principal de este estudio.
Específicamente, estos científicos han observado que la mejor hora del día para que los universitarios tengan un rendimiento máximo y obtienen mejores notas son las 13:30, comparada con el examen de la mañana. Sin embargo, las notas del estudiantado vuelven a disminuir cuando el examen es a las 16:30.
Después de analizar la relación causal entre la hora del día y el rendimiento cognitivo, es importante entender qué hay detrás de estos resultados, y bajo qué condiciones los efectos de la hora del día son más fuertes. Esto ya lo anticiparon en una versión sin revisar de sus estudio en 2020.
“Existen dos posibles mecanismos que pueden explicar los hallazgos observados: los procesos circadianos y la privación del sueño. Teniendo en cuenta los procesos circadianos, durante los exámenes matutinos los estudiantes rinden peor al no ser evaluados en el pico de sus capacidades cognitivas. En cuanto al segundo mecanismo, los estudiantes rinden peor en los exámenes matutinos como consecuencia de la privación del sueño”, explica Gaggero.
Para identificar bajo qué condiciones los efectos de la hora del día son más fuertes los científicos sugieren que hay tres factores clave: la exposición a la luz solar, el tipo de tarea cognitiva y la edad del alumno.
El efecto se nota más en asignaturas STEM
“En nuestro estudio encontramos que los efectos de la hora del día son significativamente más fuertes en la sesión de exámenes de invierno, cuando la luz solar de la mañana es limitada. En segundo lugar, encontramos que la hora del día influye casi exclusivamente para los exámenes STEM (ciencia-tecnología-ingeniería-matemáticas). En tercer lugar, encontramos que los efectos de la hora del día son significativamente mayores para los estudiantes menores de 20 años”, apunta el investigador de la UGR.
Los horarios de cada examen cambian según la comunidad autónoma. Aunque es cierto que, por ejemplo, la asignatura de Física tiende a examinarse a las 13:30 o por la tarde en la EBAU; las matemáticas o el dibujo técnico, en las segundas o primeras horas de la mañana. Hacia las 9.30 –por tomar el punto de referencia del estudio– casi toda persona que se examine de Selectividad un día estará con la asignatura de Lengua.
La principal implicación de este estudio es que las organizaciones que quieren medir la capacidad cognitiva en personas jóvenes podrían obtener resultados sesgados dependiendo de la hora del día a la que realicen la evaluación (esto es, hagan un examen o una entrevista de trabajo, por ejemplo).
“Recomendamos que dichas organizaciones deberían volver a ponderar las calificaciones de los exámenes o reprogramar sus evaluaciones de acuerdo con el patrón del ritmo circadiano. Esto es especialmente importante en escenarios donde hay mucho en juego, como un examen de selectividad o una entrevista de trabajo con resultados que pueden tener efectos duraderos”, señalan los autores.
En general, para los adultos jóvenes, las evaluaciones cognitivas que involucran habilidades de resolución de problemas deben trasladarse a las primeras horas de la tarde, especialmente en épocas del año en que la exposición a la luz solar es limitada. Por el contrario, otros tipos de evaluaciones cognitivas podrían trasladarse al comienzo o al final de la jornada laboral, ya que se ven menos afectados por los efectos de la hora del día, concluyen los autores.
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