La película La gran ambición (de Andrea Segre, Filmin la estrena en España el 1 de agosto) relata los convulsos años setenta en Italia desde el punto de vista de Enrico Berlinguer, el secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI).
La cinta se centra en un momento crucial de la política italiana en plena Guerra Fría: el intento del llamado compromiso histórico entre el PCI y la Democracia Cristiana (DC), una estrategia política para lograr una alianza entre ambos partidos políticos con el fin de incorporar a los comunistas en las instituciones.
- Este intento de entendimiento culminó con el secuestro y posterior asesinato del líder democristiano Aldo Moro, a manos de la organización terrorista Brigadas Rojas, en 1978. La serie Exterior Noche reconstruye la crónica de esta tragedia, como explicamos en este Fact-Fiction.
El título de la película, una frase de Gramsci. Antonio Gramsci y sus reflexiones están muy presentes tanto en la película como en la trayectoria política de Berlinguer. De hecho, el compromiso histórico se inspira directamente en las ideas del fundador del PCI.
- Así, el título de la película remite a una de las frases de Gramsci: “Se suele ver la lucha de las pequeñas ambiciones ligadas a fines privados individuales, frente a la gran ambición, que, en cambio, es inseparable del bien colectivo”.
Quién fue Berlinguer. El filme recrea con precisión la aventura política de Berlinguer, nombrado secretario general del PCI en 1972. La cinta lo retrata como un político intelectual, de trato tranquilo, respetuoso con sus adversarios políticos, de una gran pasión y un fuerte compromiso con sus ideas. “Una representación bastante realista”, cuenta a Newtral.es Damiano Palano, director del Departamento de Ciencias Políticas de la Università Cattolica del Sacro Cuore.
- “Berlinguer era un hombre muy reservado, con un carácter calmado, aunque firme cuando se trataba de defender las posiciones del partido”, explica Palamo. “Como muchos dirigentes del Partido Comunista, poseía una amplia cultura y una sólida formación en historia, filosofía y política. Incluso sus adversarios políticos nunca pusieron en duda su rigor moral, y hoy es recordado en Italia como el símbolo de una clase política seria y honesta”, argumenta.
Allende. En el germen de su propuesta política, estaba Salvador Allende. En 1973 el general Augusto Pinochet, apoyado y promovido por Estados Unidos, tomó el poder en Chile sustituyendo al entonces presidente socialista. De hecho, el filme La gran ambición arranca con las imágenes de este acontecimiento, subrayando la inspiración y referencia que supuso Allende para Berlinguer.
Para el dirigente del PCI, Allende representaba la posibilidad de instaurar un socialismo democrático en Italia y, al mismo tiempo, el riesgo de una deriva autoritaria si no se lograba sumar a sectores más amplios, incluidos los moderados y centristas. Así lo expuso Berlinguer en un artículo que publicó tras el golpe de Estado en Chile, en la revista oficial del Partido Comunista Rinascita (Renacimiento, en castellano).
Compromiso histórico. Unas semanas después de la sublevación militar en Chile, Berlinguer publicó otro artículo en Rinascita que cambiaría el curso de la historia de su país, como también retrata la película La gran ambición. Fue en este artículo donde el líder comunista expuso por primera vez su propuesta política, bautizada como “compromiso histórico”.
- En el artículo, Berlinguer habla de la necesidad de una “vía democrática” para promover una acción transformadora en el país, con un acuerdo a largo plazo entre comunistas y católicos para “aislar y derrotar a grupos conservadores y reaccionarios”.
- “Nuestra tarea esencial —y es una tarea realizable— es extender el tejido unitario, agrupar a la gran mayoría del pueblo en torno a un programa de lucha por la recuperación y renovación democrática de toda la sociedad y el Estado, y combinar este programa y esta mayoría con una formación de fuerzas políticas capaces de llevarlo a cabo”, escribió Berlinguer.
Contexto político. Como explica Palano y se aprecia en La gran ambición, en los setenta el PCI tenía una gran influencia en Italia. “Las movilizaciones y el conflicto social iban en aumento en las fábricas del país, el PCI era naturalmente un punto de referencia de sindicatos y trabajadores”, indica el experto.
En las elecciones generales de 1976, uno de cada cuatro italianos votó al Partido Comunista —como también menciona la cinta y recoge la prensa local— y se esperaba que se produjera el sorpasso cuando los comunistas superaran en votos a la DC. Algo que no ocurrió, aunque se quedaron tan solo a cuatro puntos de los democratacristianos. DC obtuvo el 38,7% de los votos y el PCI alcanzó el 34,4%, su máximo histórico.
- Ese resultado consolidó al PCI como el segundo partido más fuerte del país y marcó el momento culminante del compromiso histórico, que se materializó en los encuentros que mantuvieron Berlinguer y Moro para lograr una colaboración entre partidos que se extendió tres años, entre 1976 y 1979.
Colaboración DC-PCI. El PCI permitió que se formara un gobierno en Italia liderado por la DC absteniéndose en el voto de investidura y, al mismo tiempo, influyó en algunas reformas sociales y laborales promovidas en ese período, gracias a su apoyo parlamentario. “Se trataba de demostrar que el PCI era un partido fiable”, resume Palamo.
- No obstante, esta colaboración con la derecha fue criticada por una parte de la izquierda, recuerda Palano, que la consideró una traición a los ideales revolucionarios. Además dentro de la DC, muchos dirigentes conservadores vieron el proyecto de Moro como el preludio de una transición al socialismo.
También fue muy mal visto tanto en Washington como en Moscú y ambas potencias hicieron de todo por evitar el acercamiento entre comunistas y democratacristianos en Italia, como muestra La gran ambición y relata Palano. Prueba de ello es el final que tuvo Aldo Moro dos años después de iniciar el compromiso histórico.
“Varios historiadores han evidenciado que la expansión del terrorismo de izquierda probablemente fuera deliberadamente favorecida, también con apoyo estadounidense, porque el clima de violencia debía empujar a la opinión pública a distanciarse del PCI y a exigir mano dura contra los extremistas y, en general, contra la izquierda”, explica el experto de la Università Cattolica del Sacro Cuore. La película también muestra el “sospechoso incidente” en el que se vio involucrado Berlinguer durante un viaje a Sofía en 1973.
Fin del compromiso histórico. Con el crimen de Moro terminó, indica Padamo, la década de movilizaciones sociales que había comenzado a finales de los sesenta en Italia. Pero también terminó el compromiso histórico.
- En las elecciones de 1979, tras haber apoyado durante tres años a gobiernos democristianos, el PCI sufrió una sonora derrota que reveló el fracaso del compromiso histórico.
Eurocomunismo. El pacto entre Berlinguer y Moro fue la base que auspició en Italia el eurocomunismo, una corriente política que tenía como principal objetivo distanciarse del modelo soviético del comunismo y buscar una vía democrática y pluralista para llegar al poder o influir en la política, respetando las libertades individuales y el sistema democrático.
“Estaba en juego la autonomía ideológica respecto a la Unión Soviética, y por tanto la posibilidad de disentir de algunas decisiones políticas de Moscú”, analiza Palano. “Pero también la autonomía política: se quería garantizar que, en caso de que el Partido Comunista llegara al poder, el país no acabaría bajo la influencia soviética y continuaría disfrutando de las libertades propias de las democracias occidentales”, añade.
Con el fin de defender esta idea, Berlinguer viajó a la Unión Soviética en 1977 para participar en el XV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. El filme La gran ambición reproduce fielmente su intervención: un discurso titulado “La democracia es un valor universal”, el menos aplaudido de la jornada, en el que defendió que el socialismo en Europa occidental debía construirse sobre la base de la democracia pluralista, el respeto a los derechos humanos y la autonomía frente a Moscú.
- “Por eso nuestra lucha unitaria —que busca constantemente el entendimiento con otras fuerzas de inspiración socialista y cristiana en Italia y en Europa occidental— tiene como objetivo la consecución de una sociedad nueva, socialista, que garantice todas las libertades personales y colectivas, civiles y religiosas, el carácter no ideológico del Estado, la posibilidad de existencia de partidos diferentes, el pluralismo en la vida social, cultural e ideal”, dijo Berlinguer en el Congreso en Moscú.
Su muerte. Berlinguer murió a los 62 años, el 11 de junio de 1984, tras un ictus en directo en pleno mitin en Padova (norte de Italia). Su funeral, uno de los momentos más emblemáticos y emotivos de la política italiana, se celebró en Roma y fue una ceremonia multitudinaria con decenas de miles de personas que acudieron para despedirlo.
- El PCI no se recuperó después de la muerte de Berlinguer, recuerda Padamo. En parte fue consecuencia de las decisiones tomadas antes de 1984, y en parte porque la historia ya había tomado otro rumbo tras el giro neoliberal de Ronald Reagan y Margaret Thatcher.