Justicia y reparación tras el rechazo al último recurso de los Jemeres Rojos 16 años después

jemeres rojos Camboya
Foto: Wikipedia
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El rechazo a la petición del último líder superviviente de los Jemeres Rojos de revisar su condena a cadena perpetua pone fin a 16 años de trabajo para perseguir los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen de Pol Pot en Camboya.

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El ex jefe de Estado Khieu Samphan, de 91 años, había denunciado errores en el juicio de las Cámaras Extraordinarias de los Tribunales de Camboya (ECCC, por sus siglas en inglés) en 2018. Pero estas cámaras, conocidas como el tribunal de los Jemeres Rojos, han ratificado la sentencia en la que le declaraban culpable de cometer crímenes contra la humanidad y del genocidio de minorías étnicas vietnamitas. 

La negativa de las cortes a este último recurso pendiente cierra el proceso judicial contra el régimen de los Jemeres Rojos que comenzó en 2006, aunque los expertos advierten que es difícil medir su impacto. 

En 16 años se han conseguido apenas tres condenas y varios de los principales responsables, incluido Pol Pot, han muerto antes de que les tocara el turno de enfrentarse a la justicia. Pero, además, las disputas internas, la lentitud de los procesos y los equilibrios necesarios para mantener la paz han reducido su alcance. 

27 años de espera y 16 más de juicios para un tribunal que para muchos ha llegado “demasiado tarde” 

Pasaron 27 años desde el fin del régimen de los Jemeres Rojos, en 1979, hasta que Naciones Unidas y el Gobierno de Camboya llegaron a un acuerdo para que en 2006 viera la luz el ECCC, un tribunal nacional asistido por la ONU con participación internacional de fiscales y jueces.

Para las víctimas, la comparecencia de algunos líderes del régimen era muy significativa; sin embargo, “muchos de ellos siguen desconcertados sobre por qué el tribunal tardó tanto en iniciar el proceso”, contaba Benny Widyono, exrepresentante de Camboya ante Naciones Unidas, en un artículo.

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Los retrasos en el arranque de los juicios y el alcance planteado han hecho que varios de los líderes que iban a ser juzgados no llegaran siquiera a poder presentarse ante los tribunales. Es el caso de Ieng Sary, que murió en pleno juicio, o de Ieng Thirith, declarado no apto para el juicio debido a la demencia. Otros muchos candidatos potenciales murieron antes de que el proceso se pusiera completamente en marcha, como el propio Pol Pot, que falleció en 1998, sin que se pudieran presentar cargos en su contra.

Por eso, tras 16 años de juicios, lo que para muchos fue sanador en un primer momento, ahora resulta insuficiente, y hay quienes plantean si tantos años de espera han valido la pena.

“Deberíamos preguntarnos qué puede significar el concepto de ‘curación’ en un contexto en el que una cuarta parte de la población fue asesinada y la sociedad estuvo a punto de ser destruida. Hay muchos supervivientes que nunca se sentirán curados. Dicho esto, parece ser que muchos camboyanos consideran que las ECCC han hecho justicia, mientras que otros creen que el proceso debería haber ido mucho más lejos, y a la vez hay quienes piensan que todo fue un error”, cuenta Craig Etcheson, especializado en la transformación de sociedades en situaciones de posconflicto.

Las tres condenas de los Jemeres Rojos: el escaso número de casos juzgados que pesa sobre el tribunal

La polémica sobre quiénes iban a ser juzgados en estas cortes inició a la par que el propio tribunal, y lo ha acompañado durante todos estos años. En especial, tras las acusaciones de corrupción e interferencias políticas que siguieron a la decisión de perseguir solo cinco casos de los máximos responsables del genocidio.  

El primero de ellos fue Kaing Guek Eav, conocido como el «Camarada Duch», que dirigía el centro de tortura de Tuol Sleng. Le siguieron Nuon Chea, el «Hermano Número Dos» en la jerarquía del Partido Comunista del régimen, que falleció en prisión en 2019 mientras cumplía su condena a cadena perpetua; y Samphan, el protagonista de este último recurso legal.

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Con apenas tres sentencias firmes, muchos cuestionan ahora el limitado alcance de estos juicios, que han permitido que la mayoría de los líderes de los Jemeres Rojos se libraran ya no solo de una condena, sino de reconocer sus crímenes ante un tribunal. 

Para Etcheson, el Gobierno camboyano no quería poner en riesgo la paz alcanzada persiguiendo más sentencias. “Siempre es un cálculo difícil encontrar el equilibrio adecuado entre la justicia y la paz”, considera. 

“Determinar quién es el ‘máximo responsable’ corresponde a las Cámaras Extraordinarias, que están limitadas en el número de casos que pueden procesar. Pero está claro que el actual número de casos no aborda la mayoría de los crímenes (…) Estos juicios no son suficientes para cumplir el mandato y hacer justicia a los camboyanos, y no alcanzarán el nivel de responsabilidad que se previó cuando se crearon las Cámaras Extraordinarias”, apuntaba Amnistía Internacional en un informe. 

Anna Myriam Rocatello, directora ejecutiva adjunta del International Center for Transitional Justice, cree que es difícil considerar exitoso un tribunal con tan pocas condenas. “No podemos subestimar el contexto cultural en Camboya, donde la cultura de la reconciliación es muy prominente, pero también es utilizada por el poder para retratar y perdurar la impunidad. Hay múltiples estudios en los que las víctimas han manifestado muy claramente que querían el enjuiciamiento de los Jemeres Rojos”. 

“¿Por qué tanto sufrimiento?”, la pregunta a los Jemeres Rojos que sigue sin encontrar una respuesta en Camboya   

Los expertos apuntan a que hay algo que pesa más que las condenas, y apuntan a la falta de perdón. Aunque la escenificación de estos dirigentes ante un tribunal en el que se leían las atrocidades que habían cometido tuvo su efecto, Chea y Samphan llegaron a negar su responsabilidad en los crímenes que habían cometido, echando abajo las muestras de perdón que habían presentado al inicio de los juicios.

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Etcheson recuerda que al principio muchos camboyanos esperaban con impaciencia los juicios con la esperanza de que Khieu Samphan y Nuon Chea respondieran a una pregunta que persigue a los supervivientes del régimen de los Jemeres Rojos: ¿por qué tanto sufrimiento? 

“Nuon Chea hizo algunos intentos furtivos de explicación, pero pronto volvió a caer en la línea en la que han insistido durante décadas, que es que todo fue culpa de los vietnamitas. Esta historia no convenció a mucha gente, porque estaban allí y lo habían visto con sus propios ojos. Por ello, muchos consideran que los acusados en los juicios añadieron un insulto a la herida que ya habían infligido al pueblo camboyano”, explica.

Aunque el consultor reconoce que los juicios han ayudado a la transición hacia la paz. “El tribunal individualizó la culpa de esos crímenes, impulsando el proceso de reconciliación nacional en Camboya, aunque ese proyecto sigue siendo un proceso generacional”, añade Etcheson, que también destaca el gran archivo documental recogido a través de los testimonios de los juicios.

Un proceso que supera los 300 millones de dólares

“Pudimos contar al mundo la verdad que se ha encontrado y la justicia que se ha hecho, y propagar al mundo que este crimen no debe volver a ocurrir en la historia de la humanidad”, señaló el primer ministro de Camboya, Hun Sen, durante la cumbre de Naciones Unidas. En ella, aprovechó también para agradecer las donaciones para “el proceso de reconciliación nacional”. 

El ECCC ha costado 330 millones de dólares desde su creación, en 1997, como recoge el tribunal en su web. De ellos, Camboya ha aportado 45 millones y otros países han contribuido con el resto. Ahora, una parte importante de estas partidas estará enfocada en las políticas públicas para el posconflicto en Camboya. 

«Aunque la sentencia de hoy va a ser la última del tribunal, la labor de apoyo a las víctimas y los supervivientes no ha terminado”, insistía la directora adjunta de campañas de Amnistía Internacional, Ming Yu Hah, en un comunicado.

Rocatello también recuerda que el desarrollo de este tipo de justicia transicional tiene como objetivo “persuadir de que este comportamiento no solo es repudiable, sino que no puede repetirse. Entonces, ¿estas tres condenas han persuadido a las masas de la sociedad camboyana? Probablemente sí, pero no tenemos suficiente investigación para sostener esta afirmación”, advierte.

Fuentes
  • Craig Etcheson, consultor en la transformación de sociedades en situaciones de posconflicto.
  • Anna Myriam Rocatello, directora ejecutiva adjunta del International Center for Transitional Justice
  • Cambodia: UN-backed tribunal ends with conviction upheld for last living Khmer Rouge leader, Naciones Unidas
  • Summary of Supreme Court Chamber Judgement on Appeals in Case 002/02, Tribunal de Camboya
  • Khieu Samphan, ECCC
  • The Spectre of the Khmer Rouge over Cambodia, Naciones Unidas
  • UN genocide adviser welcomes historic conviction of former Khmer Rouge leaders (16 de noviembre de 2018), Naciones Unidas
  • Cambodia: Verdict against former Khmer Rouge head of state upheld as tribunal nears end, Amnistía Internacional
  • The Challenges of Transitional Justice in Cambodia, Craig Etcheson
  • Cambodia: Verdict against former Khmer Rouge head of state upheld as tribunal nears end, Amnistía Internacional
  • Frequently Asked Questions About the ECCC
  • Cambodia After 30 years Khmer Rouge crimes on trial, Amnistía Internacional
  • Former Cambodian head of State denies responsibility at UN-backed war crimes trial, Naciones Unidas
  • Discurso del primer ministro de Camboya ante las Naciones Unidas (23 de septiembre de 2022), Naciones Unidas

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