Había ya algunas pandemias antes de la pandemia. Pero sólo una se está larvando delante de nuestros ojos en los países más envejecidos como España: “Cada 3 segundos se da un nuevo diagnóstico de alzhéimer”, recuerda el neurocientífico Javier S. Burgos (Port de Sagunt, 1971). Se mesa la espesa barba que luce estos días al hablar de lo que viene. “El tiempo de actuar es ya, como se dice con el clima”.
Burgos combina estos días la docencia en la Universitat Jaume I de Castellón con eventos divulgativos sobre el cerebro, como su reciente paso por Naukas Bilbao o Jot Down Ciencia de Sevilla. En ellos suele hablar de arte y monomanías, una investigación que le trae –literalmente– de cabeza, cual detective, buscando cuadros perdidos que retrataban la ‘locura’ en el siglo XIX. Pero su campo de especialización es el de la enfermedad de Alzhéimer, que es ya la primera causa de demencia neurodegenerativa a nivel mundial. “Y un desafío para las economías”, asegura.
Según una estimación en Global Burden of Disease, publicada en la revista científica The Lancet, los diagnósticos de alzhéimer con demencia aumentarán hasta casi triplicarse en 2050, un crecimiento exponencial. La OMS ha definido al alzhéimer como la “epidemia del siglo XXI”… y seguramente del XXII, salvo que la medicina nos dé buenas noticias “y estamos en ello”, afirma con esperanza.
Alzhéimer, un diagnóstico que arrastra a quien cuida y a toda la economía
Burgos destaca que entre 50 y 60 millones de personas en el mundo tienen un diagnóstico de alzhéimer, “que no viene solo”. Además de acompañarse y entremezclarse con otras patologías, incluidas bajo la etiqueta de demencia, las personas enfermas traen consigo una mochila de cuidados a su alrededor.
“Es una enfermedad del envejecimiento”. Así, la OMS ha instando a que se pongan todos los medios para atajar una escalada explosiva antes de que se lleve por delante a los recursos sanitarios de los países más envejecidos. Pero esos países corren el riesgo de empobrecerse. “Un enfermo con un diagnóstico de alzhéimer cuesta unos 50.000 euros al año en España, en otros países, más”. Pero hay un coste semioculto: el de la renuncia de la familia cuidadora.
La persona enferma “viene con cuidador (que normalmente es cuidadora) que tienen que renunciar al su trabajo o disminuir sus horas, lo que va asociado a empobrecimiento”. Además, esas personas que cuidan “tienen unas patologías concretas: insomnio, ansiedad, depresión“. Así que Javier Burgos lo tiene claro: es el tiempo de la política sanitaria con mayúsculas. “Sabemos hacerlo. Nos pudimos organizar para hacer frente a una pandemia mundial. Hay varias pandemias mundiales, y una de ellas es la de la enfermedad de Alzheimer”.
Burgos ha tenido experiencia en la gestión pública, como director de Investigación y Alta Inspección de la Conselleria de Sanitat de la Generalitat Valenciana, entre 2019 y 2022. En el campo del alzhéimer cree que hay sólo un camino para mitigar esta pandemia de diagnósticos que viene: “Invirtiendo dinero. Tenemos que trabajar en comprender no sólo la enfermedad de Alzheimer, sino el resto de demencia”.
Las buenas noticias del alzhéimer: medicamentos y retraso en la aparición
En medio de un horizonte tan oscuro, Javier Burgos destaca las buenas noticias que han llegado en los últimos años del campo de la investigación en alzhéimer. “Buenas noticias son que ya sabemos por qué no se produce la enfermedad de Alzheimer”. Es un paso. Y sabemos cómo retrasar su aparición: “igual que para prevenir dolencias cardiovasculares: come bien, no fumes, no bebas alcohol, haz ejercicio físico e intelectual…”.
“Si fuéramos capaces de retrasar la aparición del alzhéimer cinco años, reduciríamos a la mitad los casos”.Publicidad
Las enfermedades ligadas a la demencia “son enfermedades que ”aparecen muy tarde en la vida”. Por eso, incluso “si fuéramos capaces de retrasar apenas cinco años la enfermedad, tendríamos la mitad de enfermos, ¡la mitad! Y en España tenemos como un millón de enfermos aproximadamente”.
El diagnóstico temprano –aunque complejo– también ayuda. Y en este sentido, también se han producido avances. Su universidad y FISABIO tienen en marcha un proyecto para tratar de conseguir técnicas diagnósticas menos invasivas. Normalmente son necesarias punciones lumbares, “que no puedes estar haciendo recurrentemente a personas, normalmente, de más de 80 años…”. Por ahora, el atzhéimer no se puede diagnosticar con un simple análisis de sangre. Pero varios equipos están en ello.
Otra buena noticia, “La buena noticia ”que espero que se confirme: lecanemab”. Es un fármaco experimental, por ahora sólo aprobado en Estados Unidos, en un clima de controversia. El anuncio de la esperanzadora noticia llegó meses después de que otro fármaco, el aducanumab, fuera inicialmente aprobado por la agencia reguladora estadounidense FDA, pero cuya solicitud fue retirada, a la espera de mayores evidencias.
Europa está aún en proceso de revisión, pero para Burgos es algo importante a lo que agarrarse, “después de 20 años sin ningún fármaco frente a la enfermedad Alzheimer”.
Es un anticuerpo que elimina la placas beta amiloides que se forman y acumulan en el cerebro enfermo. “Veremos en Estados Unidos si el fármaco funciona o no, y supongo que si funciona, en un tiempo lo tendremos por aquí también”.
Sólo comentar que, en el primer gráfico, se ha traducido Turkey como "Pavo" en vez de "Turquía".