Jane Goodall, un legado de descubrimientos científicos más allá de su compromiso

Jane Goodall en la premiere de 'Chimpanzee' | Langsdon, Epa, Efe
Jane Goodall en la premiere de 'Chimpanzee' | Langsdon, Epa, Efe
Tiempo de lectura: 7 min

Fue una especie única en el mundo científico de los sesenta. Aunque se la conoció como Lady Chimpancé, Jane Goodall podría pasar a la historia por su don de la paciencia. Por increíble que parezca, en sus comienzos, los primates de Tanzania huían de ella, la rechazaban y le mostraban un profundo recelo como representante de la especie humana. Pero meses de tenacidad, ofreciéndoles plátanos y una mirada calmada, consiguieron que los chimpancés empezaran a confiar y, sobre todo, dejarse ver en libertad. Esto cambiaría para siempre el mundo de la primatología, desplegando una pléyade de descubrimientos científicos liderados por una joven Jane Goodall en la década de los sesenta y setenta.

Publicidad

Goodall, que ha fallecido en plena gira en California a los 92 años, “adoptó un método nada ortodoxo, se sumergió por completo en el hábitat de los chimpancés, pudo experimentar de primera mano una sociedad tan compleja, más como miembro de ella que como una observadora distante”, ha destacado el instituto de investigación y conservación que lleva su nombre. “Ha sentado las bases del trabajo de muchos científicos, entre los que me incluyo”, añade desde la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria) el primatólogo Antonio Osuna Mascaró en el SMC de España. “Sin embargo, creo que principalmente debería ser recordada por su capacidad para inspirar a los demás”.

Aunque dedicó las últimas décadas de su vida al activismo, Goodall “fue una científica adelantada a su tiempo, valiente e incluso incomprendida en sus inicios, que rompió moldes y redefinió lo que significa acercarse a los animales con respeto y empatía”, explica desde la Universitat de Girona el psicólogo Miquel Llorente, también en el SMC de España.

1. El gran descubrimiento de Jane Goodall: también fabrican herramientas

En 1960, Jane Goodall realizó uno de los hallazgos más revolucionarios de la primatología: observó a un macho chimpancé en Gombe (Tanzania) introducir una rama, a las que peló las hojas, en un nido de termitas. El ejemplar lo hizo varias veces, moldeando ramitas con su boca. Las usaba como herramientas para extraer insectos. Hasta entonces, el uso de tecnología era considerado un rasgo exclusivamente humano.

Publicidad

El descubrimiento de Jane Goodall fue publicado en Nature. Ahí, el paleoantropólogo Louis Leakey, su mentor, escribió una frase ya célebre:

“Ahora debemos redefinir lo que es una herramienta, redefinir al ser humano o aceptar a los chimpancés como humanos”.

Louis Leakey, 1964

Décadas después, estudios en revistas como Science continúan citándolo como punto de inflexión en la comprensión de la evolución cognitiva.

Publicidad

2. Personalidades y emociones individuales en chimpancés

Jane Goodall ”nos recordó continuamente que no existe el chimpancé, sino que hay individuos con sus peculiaridades, caracteres, ambiciones e historias”, afirma Klaus Zuberbuehler (Universidad de Sant Andrews, Reino Unido). “Su capacidad para establecer una conexión humana con ellos nos permitió comprender mejor quiénes somos”.  

La primatóloga se dio cuenta de que las comunidades tienen “individuos con mentes complejas, emociones y vínculos sentimentales duraderos”, añaden desde el Instituto Jane Goodall.

Esto puede parecer trivial u obvio desde nuestra perspectiva, pero ella fue pionera en la forma en que nos relacionamos y vamos a animales salvajes y domésticos. No era tan normal darse cuenta de ello en los años sesenta.

Goodall les puso nombres en vez de números (David Greybeard, Flo, Fifi…) y documentó su temperamento, afectos y jerarquías sociales con una minuciosidad inédita. Este enfoque fue tachado de “antropomorfismo”. Hoy, es el estandar en la etología cognitiva y la neurociencia afectiva, consolidándose como un cambio de paradigma.

En otro artículo de Nature de 1968, describió conductas de cooperación y maternidad que cuestionaban frontalmente la idea de que las emociones eran patrimonio humano. Y algo verdaderamente sobrecogedor: hacen duelo tras la muerte de un chimpancé cercano.

Publicidad

3. Cruentas guerras y violencia organizada entre chimpancés

Entre 1974 y 1978, Jane Goodall fue testigo de una serie de conflictos territoriales entre dos comunidades vecinas en Gombe. Los machos de un grupo eliminaron sistemáticamente a los de la comunidad rival. Fue el primer descubrimiento de violencia organizada y prolongada en un grupo no humano, desafiando visiones idealizadas de los primates como criaturas pacíficas.

“Sus meticulosas notas de campo permitieron el descubrimiento de evidencias empíricas de agresiones letales entre grupos de primates no humanos”.

Michael Wilson

Este hallazgo tuvo un profundo impacto en debates sobre el origen evolutivo de la violencia humana, la territorialidad y la cooperación.

4. Descubrimiento de estructuras sociales complejas en chimpancés

Jane Goodall también contribuyó de forma decisiva a describir la llamada estructura social fisión-fusión de los chimpancés salvajes: grupos comunitarios amplios que se dividen y reagrupan dinámicamente, con alianzas temporales, coaliciones políticas y vínculos de larga duración entre individuos.

La primatóloga descubrió, por ejemplo, que algunas madres adoptaban crías huérfanas. Y que entre ejemplares no sólo se pueden transmitir conocimientos, sino algo parecido a lo que entendemos los humanos como amor, celos o ira.

Este modelo social se convirtió en una referencia para antropólogos, primatólogos y evolucionistas interesados en los orígenes de la cooperación y la política humana. “Sin ella, nuestro campo no hubiese progresado tanto y la verdad es que nos hemos quedado un poco huérfanos ante la noticia”, concluye el profesor Álex Sánchez-Amaro (Universidad de Stirling, Reino Unido).

El abrazo de Wounda

En 1987 abandonó los trabajos de campo y delegó la labor en los investigadores de su instituto; mientras ella pasaba dos meses al año en Bournemouth, la ciudad costera al sur de Inglaterra en la que se crió, y dedicaba el resto del año a viajar por todo el mundo para difundir sus ideas sobre la necesidad de conservar la naturaleza.

El emotivo abrazo que recibió de Wounda, una chimpancé a la que devolvió la libertad en 2013 en el Congo y que, poco después de salir de la jaula, la miró y abrazó en gesto de gratitud, es un símbolo de la vida de entrega que Goodall ha ofrecido a esos animales, a los que considera «nuestros parientes más próximos».

“No puedes pasar un solo día sin dejar huella en el mundo que te rodea… Lo que haces marca la diferencia y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres marcar”. Es una de las frases de Jane Goodall que retrata su filosofía, desde que con 23 se plantó en Kenia junto al profesor Louis Leakey.

Goodall deja 26 libros, entre ellos En la senda del hombre (1971), una de la obras científicas de divulgación más importantes del siglo XX. Más célebres aún son sus dos decenas de documentales con la National Geographic.

En España consiguió el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su «trascendental aportación científica» a la comprensión de la humanidad en 2003 y el Premio Internacional de Catalunya en 2015.

Fuentes

0 Comentarios

¿Quieres comentar?