No sólo Saturno tiene anillos. Júpiter, Urano y Neptuno también tienen formaciones de polvo, hielo y gas flotando a su alrededor. El Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha visto los de Neptuno con un detalle sin precedentes. La nueva imagen muestra los anillos neptunianos y también algunos de sus satélites, así como bandas de calor alrededor de su superficie.
Neptuno es un planeta azul a los ojos humanos. Los del James Webb son infrarrojos. Como el metano, característico de la atmósfera del planeta, absorbe esa radiación, en la imagen recién captada se nos muestra como una esfera brillante. Las zonas con mayor destello son nubes heladas en las capas altas de su atmósfera, reflejando la luz del lejano Sol.
La nueva imagen del James Webb también muestra los dos anillos más brillantes de Neptuno, así como dos de sus anillos más débiles. Están llenos de polvo, lo que los hace más tenues y difíciles de detectar que los bien conocidos de Saturno, detectados por Galileo en 1610, y que llamó inicialmente ‘las orejas de Saturno’.
El James Webb nos revela los anillos de Neptuno 30 años después
“Han pasado tres décadas desde la última vez que vimos estos anillos tenues y polvorientos, y esta es la primera vez que los vemos en el infrarrojo”, ha señado la científica del James Webb, Heidi Hammel , en un comunicado de la NASA.
La última, y única, vez que vimos el más débil de los anillos de Neptuno fue cuando la nave espacial Voyager 2 de la NASA sobrevoló el planeta en 1989 y que ya surca el espacio interestelar, con un disco con información sobre los humanos para posibles extraterrestres.
Ocho de las lunas de Neptuno son visibles en la imagen como puntos de luz, siendo la más brillante la luna más grande del planeta, Tritón. Este sistema lunar es particularmente extraño: Tritón, por ejemplo, orbita Neptuno al revés, por lo que se planean observaciones adicionales de JWST tanto de Neptuno como de Tritón para más adelante en el año.
¿De dónde salieron los anillos de Saturno o de Neptuno?
Los anillos planetarios suelen estar compuesto de polvo, roca y hielo. Es fácil deducir que son restos de otros cuerpos pequeños, desintegrados y atrapados por la gravedad del planeta.
Los anillos de Neptuno no se ‘fotografiaban’ desde 1989, cuando los captó la sonda Voyager 2.
En el caso más estudiado, el de Saturno, llama la atención la juventud de sus anillos. Es decir, hubo un tiempo –hace más de 100 millones de años– en que Saturno no tenía anillos. Quizás, ese Neptuno captado por el James Webb, tampoco.
Para explicar la inclinación de Saturno, de unos 26,7 grados, y la juventud de sus anillos, investigadores de EE.UU. recientemente plantearon una teoría en Science: Saturno despedazó a una antigua luna, llamada Crisálida.
Con datos de la misión Cassini y simuladores, los autores sostienen que el sistema de Saturno experimentó algún evento violento hace aproximadamente 150 millones de años, cuando la órbita de Crisálida se desestabilizó, haciendo que pasara lo suficientemente cerca del planeta como para ser desgarrada por las fuerzas de marea. Con el tiempo, sus fragmentos de roca helada habrían formando los delgados anillos que se observan hoy.

En el caso de Neptuno, fue en 1846 cuando William Lassell informó de la presencia de un anillo alrededor del planeta. Una ocultación estelar en 1968 en confirmó aquella percepción del siglo XIX. No está claro el origen de los cinco anillos neptunianos, aunque puede ser similar al de los anillos de Saturno. Tampoco se explica su estabilidad, que podría venir dada por la presencia de un satélite particular: Galatea, que ahora retrata el James Webb junto al resto de Neptuno.