Israel convoca a la embajadora española: cuál es la diferencia entre «convocar» y «llamar a consultas»

Sánchez en el Congreso durante las declaraciones sobre Israel
Pedro Sánchez en el Congreso este miércoles (EFE)
Tiempo de lectura: 3 min

Israel ha convocado para este jueves a una reunión de amonestación a la embajadora española en el país, Ana Salomón Pérez, tras las «duras declaraciones» del presidente del Gobierno español, Pedro Sanchez. Al haber «convocado» y no «llamado a consultas» a la embajadora, los expertos explican que se trata de una decisión que implica una «queja» en la situación entre los dos países pero no llega a anticipar un conflicto diplomático.

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Qué dice Israel. «Tras las duras declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la embajadora española en Israel ha sido citada a una reunión de amonestación en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén mañana», indicó a EFE un portavoz de este departamento.

Qué dijo el presidente. El presidente Pedro Sánchez dijo este miércoles en el Congreso que su Gobierno no comercia «con un Estado genocida» (a partir del minuto 2:10), en respuesta a las acusaciones del portavoz del partido catalán Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, de que el Ejecutivo español comercia «con un Estado genocida, como Israel».

¿Cuál es la diferencia entre «convocar» a un embajador y «llamar a consultas»?

Este jueves Israel ha convocado a una reunión a la embajadora española, pero esto no implica que la haya «llamado a consultas». Los profesores Carles Pérez-Desoy, de Derecho Diplomático, y Sergio Castaño, de Relaciones Internacionales en la UNIR, explicaron a Newtral.es las diferencias entre los conceptos de convocar y llamar a consultas a un embajador. Como apunta Pérez-Desoy, existen distintos grados de “anomalía” en las relaciones diplomáticas, y estos dos conceptos reflejan situaciones “bastante distintas”.

  • La convocatoria de un embajador se produce cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores correspondiente hace ir físicamente a su sede a los embajadores de otros países para expresar una queja. Cuando los embajadores acuden al ministerio, se les puede transmitir la queja de forma verbal o a través de un documento (conocido como ‘nota verbal’), entre otras fórmulas. “Es un incidente en las relaciones bilaterales que depende del contenido de la queja”, apunta Pérez-Desoy. “En este caso, es una reprimenda, pero no amenaza con romper relaciones diplomáticas”, agrega por su parte Castaño.
  • La llamada a consultas es un episodio más grave. En este caso, como explica Castaño, lo que haría el ministerio sería llamar a su propio embajador. Según explica Pérez-Desoy, ante esta ausencia (que puede durar días, meses o años) quien quedaría al frente de la embajada sería el encargado de negocios ad interim, un funcionario diplomático que sustituiría provisionalmente al jefe de la misión. Por lo tanto, bajaría la representación diplomática. “Cuando un país llama a consultas a su embajador, puede ser el paso previo a una ruptura de relaciones diplomáticas”, concluye Castaño.
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1 Comentarios

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  • Moralmente, no podemos refrendar los crímenes cometidos por los israelíes una vez y otra desde el establecimiento del Estado de Israel. No obstante, para Occidente y para España, es preferible la existencia del Estado de Israel. El Islam político es una amenaza demasiado grave como para ser ignorada y el comportamiento real de cafres de demasiados musulmanes menos aún; tanto si luego vienen a contarnos que el Islam no es eso que esos hacen. Da igual. Es más, puede ser verdad pero es totalmente inmaterial por lo que a propuestas prácticas supone.

    La única solución real es la que nadie propone, la internacionalización de Israel y substituir su jefatura del Estado actual por la de un comité internacional equilibrado, puesto que ningún lado respetará jamás los derechos fundamentales de la población del otro lado. El fanatismo y la irracionalidad semítica es así, sean musulmanes, sean hebreos. Posicionarse por unos o por otros no resuelve el conflicto. No es una solución salomónica sino una de ecuanimidad y de prudencia, al margen por completo del juicio particular que nos merezca cada parte.

    A fin de cuentas, es la Gringolandia y los anglosangrones en general, con su larga tradición de genocidios y deportaciones forzadas de poblaciones enteras en Norteamérica, los que están detrás de todo esto, como ya lo estuvieron conchabados con los doënme (criptojudíos) en Turquía para el triple genocidio póntico, siriaco y armenio. No podemos permitir que las razas más vociferantes y compulsivamente agresivas del planeta turben el sereno juicio ario occidental, que obstruyan el paso de la luz de la razón jurídica del derecho natural y del derecho de gentes o que se substraigan al mandato imperativo de la resolución y análisis de conflictos contemplando todos los lados de la cuestión, haciendo uso de nuestra clásica dialéctica euro-occidental.

    Me imagino que me van a acusar con su tembloroso dedo índice de «antisemita» pero es una acusación vacía de contenido. «Antisemitas» es un término inadecuado y una mala traducción del inglés de marras, así como una trascada más al idioma por parte de periodistas y otros sujetos salidos de las pomposas facus de «ciencias de la comunicación». Además, antiguamente, un «antisemita» era uno que odiaba a los judíos. Hoy es uno a quien los judíos odian. Acuse a un gentil de un crimen y éste va a intentar probar que no lo cometió o que las acusaciones no tiene base. Acuse a un negro o a un moro de un crimen y éstos va a acusar al fiscal de racista. Acuse a un judío de un crimen y éste va a acusar al fiscal de «antisemita» y de cometer él el crimen mismo, además de reclamar una indemnización.