Ser inventor cuando está todo inventado (o no)

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“La figura del inventor en España como tal, profesional, no está contemplada actualmente, no existe”, empieza diciendo Enrique Villacé, presidente de la Asociación de Inventores de España (AIE), a Newtral.es. Lo más parecido a un inventor en el mundo laboral es aquel que decide montar un negocio alrededor de una idea novedosa.

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En resumidas cuentas, un inventor es una persona que encuentra soluciones nuevas a problemas antiguos. 

En el imaginario colectivo, la figura del inventor en España puede ser la de una persona que vive en un taller mientras no deja de crear artilugios nuevos. Sin embargo, en el siglo XXI, el inventor es alguien pluriempleado

Es el caso de Diego Roel, de 39 años y que vive en Pontevedra. Es el ideólogo de una máquina para devolver automáticamente al campo de fútbol los balones una vez han salido fuera. “Para evitar las pérdidas de tiempo en los partidos”, explica Roel, cuya pasión por este deporte impulsó su invento. 

Sin embargo, Roel es taxista y, “de momento”, asegura que es “imprescindible” mantener su trabajo porque si no, sería inviable continuar con la inversión necesaria para hacer crecer su invento. 

Eso mismo le ocurre a José Antonio Delgado, de 47 años y técnico de mantenimiento en un edificio de oficinas. “Por una problemática que había en el edificio relacionada con las palomas, estuvimos buscando maneras de ahuyentarlas”, cuenta. 

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A raíz de eso, comenzó a idear una forma de poder espantarlas, y así nació Arquímedes. Se trata de la figura de un búho que se mueve y se le encienden los ojos para crear un aspecto que asuste a las palomas y demás aves. “La gente me animó y por eso conseguí hacer un prototipo”, insiste. 

El último ejemplo es el de María Jesús Casado, profesora de Derecho Romano e inventora del mecanismo para poder usar accesorios decorativos para gafas. “Así evitas comprarte unas gafas nuevas cada vez, que además son muy caras. Puedes ir siempre con las mismas pero con diferentes adornos”, explica.

Todos estos inventores tienen en común que han patentado sus ideas en su tiempo libre, puesto que su principal dedicación es su trabajo. Esa es la tónica general que siguen la inmensa mayoría de los inventores. 

Las solicitudes de patentes, a la baja 

Por otro lado, para el inventor en España hoy en día vivir de las patentes es complicado. “Conlleva una dedicación plena y lo conveniente es que el propio inventor emprenda con base a su idea”, relata Villacé. “Pero claro, eso implica una mayor dedicación económica”, prosigue. 

“Teniendo en cuenta todo lo anterior, lo más común es venderle a un tercero los derechos de explotación de tu idea. Por ejemplo, un grupo inversor o un gran distribuidor. La mayoría de las inversiones que se patentan van enfocadas a ello”, dice. 

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Las solicitudes de patentes en España han ido cayendo desde el año 2011, con ligeros repuntes entre 2016 y 2017 y entre 2019 y 2020, pero que no evitan la tendencia a la baja

Según los datos del informe de OBS sobre patentes en España, en el año 2020 se presentaron 1.483 solicitudes de patentes. Este dato es el acumulado tanto de empresas como de particulares y contrasta con las 3.528 que se presentaron en 2011. Desde entonces, la tendencia ha ido a la baja con pequeños repuntes. 

La pandemia no ha influido de forma significativa en las solicitudes, puesto que los años 2018, 2019 y 2020 se presentaron un número similar de patentes. En 2018, 1.578; en 2019, 1.358; y en 2020, 1.483. 

Por otro lado, y en concreto sobre las solicitudes de patentes de particulares, el año 2020 (con 415 solicitudes) está lejos del pico alcanzado en 2012, cuando se presentaron 1.304 solicitudes

Al igual que con las peticiones acumuladas, desde 2011, las solicitudes de patentes de particulares han ido a la baja con pequeños repuntes que, sin embargo, no evitan la tendencia marcada.

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Las barreras económicas 

Una de las razones por las que hoy en día la profesión de inventor no existe como tal es la inversión que requieren los inventos. La Asociación de Inventores de España, cuando asesora a las personas que así lo solicitan, les dice que de todas las ideas elijan una para invertir.

Esto es así porque, si no, se embarcan en una espiral que puede conllevar “un desgaste psicológico y económico”, apunta Villacé. 

Por ese motivo, Diego Roel, que tiene más ideas en la cabeza, prefiere ir “paso a paso” debido “a los muchos gastos” que ocasiona registrar la patente, hacer los estudios pertinentes y desarrollar el prototipo inicial. 

“Estoy peleando para hacer crecer mi idea, pero con muy pocos medios”, asevera José Antonio Delgado, inventor de Arquímedes. “Soy un asalariado y no tengo medios ni de marketing ni de difusión”, sigue. 

Lo mismo asegura Maria Jesús Casado: “Es un montón de dinero y soy profesora. Estoy contenta porque a la gente que le gusta, lo lleva; pero hay mucha otra gente que no porque no lo conoce”. 

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