El ‘efecto Illa’ ha sido real, pero el tiempo dirá si es suficiente y logra salir investido. Con el 23% de los apoyos, el exministro de Sanidad ha conseguido situar al PSC como primera fuerza en las urnas catalanas 18 años después. Sin embargo, como le ocurrió a Pasqual Maragall en 1999 y 2003, Salvador Illa tampoco ha logrado ser el candidato que más diputados ha obtenido. En total, 33, mismo registro que ERC y 16 más que los cosechados en 2017 por su partido.
Además, en comparación con esos comicios, el PSC ha sido la única formación de las que obtuvieron representación el 21-D que este 2021 ha ganado votos a pesar de la baja participación.
Los republicanos (21,3% de las papeletas) han obtenido los mismos representantes que hace cuatro años en Girona, Lleida y Tarragona, circunscripciones donde la cantidad de apoyos que hace falta para lograr un asiento en el Parlament es menor que en el principal fortín de los socialistas: Barcelona.
De los 33 representantes del PSC, 23 los ha logrado en esta provincia (+10). También ha experimentado una mejoría en los otros tres territorios, donde ha sumado dos escaños más en cada uno de ellos.
A pesar de este crecimiento, los socialistas se han quedado muy lejos de la barrera de los 68 asientos que marca la mayoría absoluta en la cámara autonómica. A este número tampoco llegaría si sumara los 8 diputados de En Comú Podem, que con Jéssica Albiach al frente ha mantenido el mismo resultado que en 2017.
Baja Junts, pero sube el porcentaje de voto independentista
La tercera plaza obtenida por Laura Borràs sabe más a hierro que a bronce en la sede de Junts, donde se han visto superados por su socio de Govern y principal rival durante la campaña.
Esta pequeña derrota es, quizá, más amarga porque sobrepasa lo electoral y toca la gobernabilidad de Cataluña puesto que favorece que la presidencia de la Generalitat decaiga en un republicano ante un hipotético acuerdo entre los independentistas. Y todo por los dos diputados que se ha dejado Junts respecto a 2017.
Una tendencia contraria ha protagonizado la CUP, que verá duplicado su número de diputados esta legislatura: de los 4 del 21-D pasa a los 9 del 14-F, lo que le permitirá tener un grupo parlamentario propio en el Parlament.
Alineando los crecimientos de unos y el descenso de otros, la suma global del independentismo es, con todo, positiva. Entre ERC, Junts y la CUP suman el 48% de los votos y 74 diputados, seis más de la mayoría absoluta en el Parlament. Si se le añade al PDeCAT -que no ha logrado representación-, los apoyos ascienden al 50,7% de las papeletas, la cifra más alta desde que empezara el procés en el 2012.
Sorpasso doble de VOX
Tras Salvador Illa, Ignacio Garriga es el gran triunfador de la noche. El número uno de VOX se estrenará en la Cámara autonómica con grupo parlamentario propio al haber obtenido 11 diputados y más de 216.000 votos (7,6%), el doble que el PP.
El partido de ultraderecha se convierte, así, en la cuarta fuerza del Parlament y logra representantes en las cuatro circunscripciones catalanas: Barcelona (7), Girona (1), Tarragona (2) y Lleida (1), algo que no han conseguido ni naranjas ni populares.
Descalabro de Ciudadanos y del PP
Se suele decir que no hay dos sin tres y se ha vuelto a demostrar este 14-F en el caso de Ciudadanos. Tras la mala noche electoral de Galicia y País Vasco en el mes de julio, Inés Arrimadas ha vivido un nuevo descalabro en las urnas catalanas. Si en 2017 su partido fue el más votado, en 2021 los votantes le han relegado a la séptima posición con 6 diputados (30 menos) y el 5,5% de los votos.
Misma suerte han corrido los populares, que han reducido todavía más los apoyos recibidos en las urnas y su presencia en la Cámara autonómica: pasan de 4 a 3 escaños al haber perdido el diputado que cosecharon en 2017 en Tarragona.
Una cita marcada por la abstención
Tampoco las comparativas son buenas si atendemos a la participación. Al término de este domingo se confirmaba lo que los avances de la jornada ya habían empezado a dibujar: que el miedo al contagio del coronavirus iba a ser proporcional a la abstención.
En el 14-F, solo acudieron a las urnas uno de cada dos ciudadanos (53,5%), lo que supone la cifra más baja de toda la serie histórica y un descenso de 25,5 puntos respecto a las elecciones de 2017.