Dos de las cosas que más le gustaba hacer a Antonio Ramírez, que sufrió dos ictus a los 58 años, eran jugar al frontenis y montar en moto. Pero sus planes cambiaron con el primer infarto cerebral: “Estaba montando una mesa para un cóctel universitario y se me paralizó el lado derecho del cuerpo. Ahí noté que algo no iba bien”, relata a Newtral.es. El ictus es la primera causa de muerte en mujeres en España y la segunda entre los hombres, según los datos de la Sociedad Española de Neurología.
“Pesaba 116 kilos y en cinco meses perdí 50. Tenía los niveles de azúcar y de tensión por las nubes. Me despedí por completo de la coca cola, el café y los dulces”, relata Ramírez que tuvo su segundo ictus mientras conducía.
En ese momento supo reconocer a tiempo los síntomas: “Me detuve en la calzada y, esta vez, fue el lado izquierdo el que se me paralizó. Llamé al 112, me llevaron al Hospital Infanta Sofía de Madrid y me ingresaron de nuevo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El neurólogo me dijo que ‘los ictus no llegan solos’, pero, al ver mis analíticas, me pidió perdón al comprobar que todo estaba en orden”.
Cerca de 110.000 personas sufren un ictus en España cada año
Con motivo del Día Mundial del Ictus, que se celebra este 29 de octubre, la Sociedad Española de Neurología (SEN) pone de manifiesto que, en Europa, aumentarán de cara a los próximos 10 años un 45% el número de muertes por ictus y un 25% los supervivientes de esta dolencia con discapacidad.
Según esos mismos datos, alrededor de 110.000 personas sufren un ictus en España cada año, de los cuales un 15% fallece a consecuencia del ataque y en un 30% padecen dependencia funcional.
Esta enfermedad es, según la SEN, la segunda causa de muerte en España y la segunda causa de deterioro cognitivo en la población adulta, además de el primer motivo de discapacidad entre adultos.
Miquél Gallofré, director del Plan del Ictus en Cataluña y exdirector médico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, explica a Newtral.es que algunos de los factores que más inciden en los ictus son el estrés, la hipertensión, la alimentación y la polución: “Son en conjunto, no necesariamente influye uno más que otro”.
A su vez, Gallofré resalta lo enigmático que es el cerebro humano: “Se sabe mucho sobre él, pero, aún, es muy poco. Es un lugar muy inexplorado”.
El ictus, la primera causa de muerte en mujeres
Rosa Rubio, escritora de El poder de querer. Más fuerte que el ictus, relata en su libro la batalla contra los dos ictus que le cambiaron la vida a los 40 años: “ Me convertí en un bebé. No sabía andar ni tampoco comer”.
Cuando le dio el primero, ella estaba durmiendo. Se despertó por el terrible dolor de cabeza que sufría y por los vómitos. Seguidamente, llamó a un médico que a los pocos minutos se presentó en su casa: “Me dijeron que era gastroenteritis”.
Más tarde, se supo que era debido a una malformación arteriovenosa (MAV) que padece: “No me la llegaron a extirpar completamente con el primer ictus, y me dio un segundo infarto cerebral. Le dijeron a mis padres que me moría”, añade Rubio.
“Tuve que aprender a jugar al fútbol con la zurda”
Los casos de ictus en menores de 50 años se sitúan en el 16%, según la SEN. Sin embargo, la incidencia en personas menores de 20 años es muy baja. “Son casos muy minoritarios en personas tan jóvenes”, detalla la Fundación Ictus.
“Salía de fiesta, entrenaba… como cualquier persona de mi edad. Me tocó a mí y ya está. No tengo otra explicación”, relata Jaime Gómez-Lavín, joven de 23 años que a sus 18 sufrió un ictus durante un partido de fútbol en el instituto y miembro de la Fundación Freno al Ictus.
Fue atendido rápidamente en el hospital Ramón y Cajal de Madrid y su médico le dijo una frase que jamás olvidará: “El 90% de tu recuperación lo marcará tu actitud, el 10%, tu cuerpo”. “Aquellas palabras me marcaron para siempre”, dice Gómez-Lavin.
La vida después del ictus
“Ahora me lo tomo todo con más calma. He limitado mucho mi vida social, como ahora estás siempre cansado, no te apetece tanto ver a la gente”, expone Ramírez. A pesar de todo, sigo siendo un tío feliz”, añade.
Por otro lado, con la falta de equilibrio que padece Rosa, echa de menos ponerse sus mejores galas: “Puede sonar a broma, pero echo de menos llevar tacones de aguja”. Al mismo tiempo, añora sus momentos de relax frente al piano, hobby que ya no puede desempeñar debido a la falta de movilidad en su mano izquierda.
Y Jaime, por su parte, a pesar de haber estado “un año parado” afirma estar en óptimas condiciones: “Actualmente, estoy muy bien”. “Si alguna persona nota que algo no va bien en su cuerpo, que no dude en llamar a un médico”, sentencia.
- Antonio Ramírez, víctima de dos ictus con 58 años
- Rosa Rubio, víctima de dos ictus con 40 años
- Jaime Gómez-Lavín, víctima de un ictus con 18 años
- Miquél Gallofré, director del Plan del Ictus en Cataluña y exdirector médico del Hospital Vall d’Hebron
- Sociedad Española de Neurología (SEN)
- Fundación Ictus
Muchas gracias por visibilizar la enfermedad