La puerta de entrada que podría salvar la vida de una víctima de violencia de género en Madrid está saturada. Hay lista de espera para una primera cita con las profesionales especializadas de esta red municipal, las soluciones habitacionales son escasas y el tiempo para alcanzar autonomía y abandonar ese recurso residencial es de tan solo dos meses. Así lo denuncian las propias trabajadoras, quienes, por primera vez y tras varios paros parciales, han convocado una huelga de 24 horas de la red municipal contra la violencia de género de Madrid el lunes 3 de junio.
Sara, trabajadora social en uno de los puntos ambulatorios y una de las integrantes de la plataforma en la que se han organizado las casi 200 empleadas de la red, lamenta que un “servicio pionero se esté deteriorando de esta manera”. La red fue creada al albor de la ley estatal contra la violencia de género, aprobada en 2004. Cuando se cumplen 20 años de esta norma impulsada por el Gobierno de Zapatero, Sara indica que “no es posible sacar pecho de haber conseguido concienciar muchísimo más a la población pero mantener la misma estructura que hace dos décadas”. “Sí, tenemos más recursos, pero ni mucho menos suficientes para atender a todas las mujeres que recurren a nosotras”, añade.
La demora en los tiempos de atención y la dificultad para encontrar recursos residenciales para las víctimas “provoca que muchas acaben desistiendo de la ayuda institucional o que, incluso, regresen con sus maltratadores”, explica Mayte, otra de las trabajadoras. “A esas víctimas las perdemos. Luego nos preguntamos qué pasa para que sigan siendo asesinadas cerca de 50 mujeres al año”, añade.
?HUELGA 3 DE JUNIO?
— Trabajadoras Red de Violencia de Género de Madrid (@TrabajadorasVG) May 29, 2024
✊?Nos vamos a la huelga para no dejar morir la Red.
?Seguimos luchando por dignificar la atención a mujeres víctimas de violencia de género del @MADRID
?Peleamos por una mejora de nuestras condiciones laborales.#LaRedNoSOStiene#3JunioHuelgaVG pic.twitter.com/WLwFsZjfP2
Huelga de 24h en la Red de violencia de género de Madrid: piden más profesionales para poder atender a las víctimas una primera vez
La red municipal contra la violencia de género se divide en cuatro servicios, cada uno diseñado específicamente para un tipo de atención. Pero la primera puerta de entrada es el llamado SAVG 24h (Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género), también lo es para acceder a los otros tres.
Mayte, educadora social en el SAVG 24h, explica que sería como “el primer filtro para una derivación adecuada”: “Somos quienes evaluamos la situación actual de la mujer, que puede venir por iniciativa propia o derivada de algún servicio tipo Policía, juzgado… Por supuesto, no es necesaria una denuncia. Al evaluar a la víctima vemos a qué riesgos se enfrenta y si son más o menos graves, si está en una situación de emergencia”, añade. Al hablar de emergencia, Mayte, que secundará la huelga de la red de violencia de género, matiza: “Eso no quiere decir que corra riesgo solo su integridad física, sino que puede haber una escalada de otras violencias”.
Cuando son situaciones de emergencia, las trabajadoras del SAVG atienden a estas víctimas en las 48 o 72 primeras horas. “Eso sí se está cumpliendo. Pero antes, a las mujeres que no estaban en emergencia podíamos emplazarlas a una primera visita a los cinco o siete días máximo. Insisto, aunque no las califiquemos como ‘de emergencia’, siempre hay una situación de riesgo, por eso es importante que no pase demasiado tiempo entre la llegada al SAVG y esa primera atención. Ahora, a esas mujeres les estoy dando cita para julio o agosto. Es decir, la lista de espera para atender por primera vez a una víctima es de dos meses”, denuncia Mayte.
Desde el Ayuntamiento de Madrid explican a Newtral.es que “en situaciones de urgencia o emergencia no existe demora para acceder al SAVG”. “Cuando no se da esta circunstancia la espera para la primera atención fue de 24 días de media en 2023”, añaden. Mayte insiste en que las trabajadoras como ella están “haciendo un gran esfuerzo para, en efecto, no demorar la atención a las víctimas que calificamos de emergencia”, pero que “la demora ahora es de casi dos meses” y no de 24 días.
Matiza, aun así, que “24 días para una víctima en esas circunstancias es mucho tiempo”. “No debería pasar más de una semana. Si pasa casi un mes, muy probablemente esa situación que no has evaluado como ‘de emergencia’ pase a serlo porque la violencia no disminuye nunca, solo escala, se incrementa, el agresor va a más. Muchas veces, con tanto tiempo de por medio, no consigues captar a la víctima. Acaba por no acudir a la cita porque se desengancha del sistema al ver que pasan los días”.
La educadora social también apunta que “hay meses de repunte de violencia”. Por ejemplo, verano o navidades son periodos donde se incrementa el riesgo, como explicamos en Newtral.es. “Hay meses en los que estamos desbordadas porque la demanda es mucho mayor”, añade.

15 plazas de urgencia para toda la ciudad de Madrid
Uno de los recursos con los que cuenta el SAVG 24h es la zona de estancia temporal. Es el refugio habitacional para víctimas (y sus hijos, si los tiene) que están en situación de emergencia tras la evaluación realizada por las trabajadoras del SAVG. En total, son 15 plazas para toda la ciudad de Madrid. De ahí pasarían a otro recurso residencial de esta red municipal: los centros de emergencia. Hay cuatro para la capital, que en total suponen 81 plazas.
Para las trabajadoras que convocan la huelga de la red de violencia de género de Madrid esto es “claramente insuficiente”, como apunta Mayte. “Las 15 plazas están diseñadas para una primera estancia muy corta, de 48 o 72 horas, donde se les da una atención específica. Ahora mismo tengo mujeres ahí que llevan un mes y ni siquiera tienen previsión de salida. ¿Por qué? Pues porque los centros de emergencia [las 81 plazas] están colapsados”.
¿Y qué ocurre cuando las 15 plazas están llenas? Las víctimas son reubicadas en hoteles, tal y como reconoce el Ayuntamiento de Madrid: “Esto nos permite ofrecer siempre un alojamiento a las mujeres y que no tengan que regresar a casa con su agresor”, aseguran. Mayte lo califica de “maltrato institucional”: “En un hotel, para empezar, no hay las mismas medidas de seguridad que tenemos en las zonas de estancia temporal, que están pensadas para proteger a víctimas en situaciones muy graves. Un hotel no está pensado para eso. Si tienen una urgencia, por ejemplo, las trabajadoras (auxiliares, psicólogas) ni siquiera estamos ahí para atenderlas rápidamente”.
Desde el Consistorio señalan que están “analizando las necesidades reales” para reforzar la red de alojamiento, “y eso no necesariamente pasa por ampliar las plazas de emergencia”, añaden.
“Dos meses no son nada para recuperar tu autonomía en una ciudad donde no puedes ni conseguir un piso de alquiler”
Belén es educadora social en uno de los centros de emergencia de la red de alojamiento protegido. Las mujeres que pasan a una de estas 81 plazas pueden estar hasta dos meses. “No es un plazo demasiado extenso, pero está establecido así desde hace décadas. La idea es que en ese tiempo la víctima afiance la decisión de ruptura, sin necesidad de interponer denuncia. Para ello realizamos acompañamiento terapéutico, pero también las ayudamos a que se estabilicen en lo laboral, en lo económico y en lo habitacional”, explica Belén.
Sin embargo, tal y como denuncia esta trabajadora que también acudirá a la huelga de la red de violencia de género de Madrid el 3 de junio, “dos meses no son nada para recuperar tu autonomía en una ciudad donde no puedes ni conseguir un piso de alquiler”.
Hay dos opciones: o la mujer se va a la calle, cosa que las trabajadoras intentan evitar a toda costa, o consigue plaza en una residencia de larga estancia. Pero estas “ya dependen de la Comunidad de Madrid, no del Ayuntamiento, y un criterio que están usando para denegar una plaza a algunas mujeres es que no hayan interpuesto denuncia”. Sobre esto, el Consistorio madrileño solo indica lo siguiente: “Nos coordinamos con otros recursos para facilitar una salida adecuada a las mujeres en atención a sus circunstancias concretas”.
Belén señala que las trabajadoras de los centros de emergencia se han convertido en “rastreadoras de alternativas residenciales” en vez de poder realizar “una intervención en violencia que sirva para que la víctima se recupere”. “Invertimos el tiempo en hablar con entidades privadas a ver si les hacen un hueco. Muchas tienen requisitos muy estrictos porque también están saturadas. Por ejemplo, solo aceptan a víctimas con hijos menores de seis años. Claro, pero es que la víctima que se me va a quedar en la calle tiene un hijo de 15, ¿qué hago con ella?”, añade.
Como trabajadora social de esta red, Sara reconoce que “la plantilla ha crecido en los últimos años” —69 trabajadoras más desde 2019, según el Ayuntamiento de Madrid—, “pero esto sigue sin ser suficiente para la demanda que hay, que se ha cuadriplicado”. “Estamos tan al límite que muchas compañeras se cogen una baja o acaban por abandonar el servicio y no son sustituidas. Donde antes no se apoyaba a una víctima o no se detectaba una violencia, ahora sí, pero para que eso tenga sentido 20 años después de la ley 1/2004 necesitas una red preparada”, concluye.
*Los nombres de las trabajadoras entrevistadas han sido modificados para este reportaje a petición de las mismas para poder mantener el anonimato no tanto por represalias laborales, sino por represalias de los agresores de las víctimas a las que atienden y acompañan.
- Trabajadoras de la red municipal contra la violencia de género de Madrid
- Ayuntamiento de Madrid