Dima (15 años) llegó a España en un avión militar por el riesgo de frenar su tratamiento oncológico: «En Ucrania faltaban medicamentos»

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“No lo podíamos creer, pensábamos que estábamos viviendo un sueño del que nos íbamos a despertar más tarde”, dice Oksana. Es la madre de Dima, de 15 años. Al menor, poco tiempo antes de estallar la guerra en Ucrania, le diagnosticaron una enfermedad degenerativa que se trata como si fuera una leucemia. A día de hoy, se trata en un hospital de Madrid junto a otros niños llegados de Ucrania.

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Dima, junto a sus padres, consiguieron llegar hasta un campo de refugiados de Polonia huyendo de la guerra. Y fue allí cuando el Gobierno español les trajo hasta España, junto a otra treintena de niños, para que Dima pudiera seguir con su tratamiento de la enfermedad. “Tenía esperanzas de que en España me ayudarían. Confiaba en que saldría bien”, dice Dima a Newtral.es, sentado en la cama de su habitación del hospital de La Paz, en Madrid. 

“Fue muy duro quedarnos en Polonia esos días, sobre todo por la incertidumbre”, asegura Oksana, “pero una vez allí nos avisaron de que un avión militar nos iba a llevar hasta España”. 

Rusia comenzó la invasión a Ucrania mientras la familia al completo se encontraba en un hospital en Kiev. “El médico nos avisó de que, junto a otros niños, teníamos que marcharnos a otro lugar: a Lviv”, recuerda la madre. Sin embargo, allí comenzaron a escasear los recursos. “Faltaban medicamentos y quedarse allí hubiera sido muy difícil”, insiste Oksana. 

Por ese motivo, emprendieron un viaje hasta Polonia, y de ahí a España. “El viaje hasta España fue largo”, describe Oksana, pero ahora “le han hecho a Dima muchas pruebas y estudios y tiene todas las posibilidades de sobrevivir”.

En un campo de refugiados, sin tratamiento

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Dima, y el resto de menores ucranianos llegados a España, han tenido que interrumpir de forma forzosa su tratamiento de la enfermedad. “En este caso concreto, los días que pasó en el campo de refugiados de Polonia no han supuesto un impacto importante en la evolución de su enfermedad”, dice Antonio Martínez, Jefe de Servicio de Hemato-oncología pediátrica del Hospital La Paz (Madrid). 

Es más, en este momento, a Dima se le hace un seguimiento ambulatorio de su enfermedad. Es decir, no está ingresado y puede permanecer en casa durante el tratamiento. 

“Su situación es muy buena”, aclara Martínez. “Los trastornos neurodegenerativos que tenía, a día de hoy, están parados”, concluye. De hecho, el propio Dima lo expresa así: “Me encuentro muy bien, mucho mejor que cuando enfermé”. “Me están tratando muy bien, lo noté desde el primer día” 

El personal del hospital está haciendo un esfuerzo no solamente en el plano médico, sino también en el personal, para que estos menores se sientan lo más a gusto posible. “Tienes que ganártelos y hacerles ver, con ayuda de los traductores y de todo el equipo, que estamos para ayudarles en el ámbito social y humanitario también”, asegura Martínez, el jefe de servicio. 

En esa misma línea recuerda Teresa Álvarez Gómez, supervisora de la Unidad Hemato-oncología pediátrica del Hospital La Paz (Madrid), la bienvenida que se le dieron a estos menores. “Les preparamos una merienda y juegos para darles una buena acogida”, recuerda. 

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