Hace casi 20 años que se descubrió que en Marte hay agua. Sin embargo, no parece que se observe en estado líquido. Y esta es una condición considerada importante para que prospere la vida, al menos tal y como la entendemos en la Tierra. El agua marciana está, fundamentalmente, en forma de hielo. Las bajísimas temperaturas del planeta rojo y la escasa presión atmosférica hacen que las moléculas de H2O apenas se puedan organizar en forma líquida y se pasa del sólido al gaseoso al momento. Esto, seguramente, explique cómo Marte se quedó sin sus prósperos lagos y océanos hace unos de 3.500 millones de años.
Sin embargo, la sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) observó en 2007 zonas del ecuador de Marte llenas de hielo. Quedaba por saber su espesor y este jueves se han presentado unos sorprendentes datos en la revista Geophysical Research Letters: hay depósitos masivos de hielo en una formación conocida como la Fosa de la Medusa (MFF). Si se confirma, sería tanta como prácticamente toda la masa de agua potable de la Tierra. Sería la mayor cantidad de agua hallada en esta parte del planeta. Si se derritiese y fuera capaz de inundar a todo el planeta, cubriría Marte con una capa de agua de hasta 2,7 metros de altura.
“Hemos vuelto a explorar la MFF utilizando datos más recientes del radar MARSIS de Mars Express, y hemos descubierto que los depósitos son aún más gruesos de lo que pensábamos: hasta 3,7 km de espesor”, detalla Thomas Watters, del Instituto Smithsonian (EE.UU.), autor principal tanto de la nueva investigación como del estudio inicial de 2007.
Explica Jesús Martínez Frías, geólogo planetario y astrobiólogo del IGEO (CSIC-UCM), en el SMC de España que “sería importante confirmar in situ la caracterización de las propiedades del hielo y los materiales con los que está mezclado”. Y aquí se empieza a complicar la cosa.
Si hay profundos hielos, podría haber fósiles de una vida pasada en Marte, pero…
La misión Mars Express lleva veinte años explorando el planeta rojo. Hace poco más de 15 años, mientras estudiaba la MFF, encontró unos depósitos inmensos de hasta 2,5 km de profundidad pero no pudo aclarar de qué eran. Las señales detectadas por MARSIS son “muy similares” a las de los casquetes polares de Marte, “que sabemos que son muy ricos en hielo“. De confirmarse, sería todo un espaldarazo para la teoría que apunta a que hace más de 3.800 millones de años, “la Tierra y Marte fueron durante un tiempo planetas gemelos”, explica desde Torrejón de Ardoz el astrobiólogo Felipe Gómez (CAB INTA-CSIC).
”El elemento fundamental para que un planeta pueda ser habitable es la presencia de agua. En aquel momento Marte fue habitable. Ahora nos queda que se produjera esa ‘chispa’ biológica, un proceso generador de vida, que pudiéramos demostrar hoy con el hallazgo de alguna señal o biomarcador de que eso se produjo”. Por ahora, no ha habido éxito. Aunque lo que sí “ha sido una sorpresa es hallar pequeños ladrillos químicos que forman la vida (no vida extraterrestre en sí) en muchos sitios del universo. Significa que potencialmente la vida ha podido ocurrir en muchos lugares”, sentencia Gómez.
Hubo un tiempo, hace 3.500 millones de años, en que Tierra y Marte eran planetas ‘gemelos’ y habitables, pero no se han hallado indicios de vida pasada o presente en el planeta rojo.
Por ahora, en Marte, la existencia de esta gran masa de hielo ayudará a comprender cómo evolucionó el clima del planeta, “atos interesantes acerca de la evolución del planeta (climas, composiciones atmosféricas), ”pues los hielos suelen atrapar cosas como burbujas de gas, partículas de polvo, sales y potenciales compuestos orgánicos”, añade desde la Universidad de Alcalá el profesor de Bioquímica en el SMC de España César Ángel Menor. Marte tuvo grandes extensiones de agua líquida que dejaron una particular orografía en el hemisferio norte, sobre todo y, ¿restos de vida en Marte? ¿Quizás, ahora, atrapados en el hielo?
Hasta la fecha no ha habido ningún éxito en la búsqueda de materia orgánica en el planeta rojo. Pero Gómez cree que “no es descabellado” pensar que, igual que aparecen fósiles de vida antigua en profundos hielos en la Tierra, pudieran aparecer en Marte. Claro está, para eso tiene que haberse dado una condición previa: “El surgimiento de la vida en Marte, en algún momento remoto”.
Esta es una de las dificultades más grandes a la hora de imaginar un fósil de vida entre el hielo de Marte. Que a Marte le hubiera dado tiempo a ‘crear’ vida, evolucionarla de algún modo y mantenerla en el tiempo, en el ‘breve’ lapso de sus primeros millones de años de existencia, cuando aún tenía un buen escudo magnético que protegiera al planeta del Sol, una buena atmósfera, temperaturas más suaves y su agua líquida. Todo eso ocurrió, sí. Pero duró poco, en comparación con la historia de la Tierra. Por ahora, pensar en vida en Marte sigue más dentro del terreno de la ficción que de la ciencia. Pero su búsqueda es una realidad a la que se dedican equipos de primer nivel.
Hielo, pero a enorme profundidad
El MFF se caracteriza por varias formaciones esculpidas por el viento, de cientos de kilómetros de diámetro y varios kilómetros de altura, que están en la frontera entre las tierras altas y bajas de Marte y que son, posiblemente, la mayor fuente de polvo de Marte.
Las primeras observaciones de Mars Express revelaron que el MFF era relativamente transparente al radar y de baja densidad -características típicas de los depósitos de hielo- pero en aquel momento no se podía descartar que se tratara de acumulaciones gigantes de polvo, cenizas volcánicas o sedimentos arrastrados por el viento. Ahora creen que, efectivamente, si excaváramos, antes de encontrar hielo nos las tendríamos que ver con una espesa capa de polvo, ceniza y sedimento de varios cientos de metros.

“Estos depósitos de MFF están cubiertos por cientos de metros de polvo –añade Colin Wilson, científico del proyecto de la ESA lo que los hace inaccesibles al menos durante las próximas décadas. Pero cada trozo de hielo que encontremos nos ayudará a hacernos una mejor idea de dónde ha fluido el agua de Marte antes, y dónde puede estar hoy en día”, apunta Wilson.
Un reto que no puede afrontar la tecnología actual desplegada (o desplegable) en Marte, “pero un estímulo para nuestro trabajo”, apunta Gómez, cuyo equipo se dedica a indagar sobre posibles formas de vida pasada o presente en Marte, especialmente en el subsuelo de hielo y salmuera. “La superficie es demasiado hostil”. Para el investigador, lo más interesante de este hallazgo es que las futuras misiones tripuladas podrán contar con un buen reservorio de agua en una zona accesible, como es el ecuador de Marte. Con agua se puede fabricar oxígeno y hasta combustible, elementos clave para hipotéticas bases marcianas, que por ahora son más ficción que ciencia.
- Estudio de datos de MARSIS en ‘Geophysical Research Letters’, 2023
- Thomas Watters (Instituto Smithsonian)
- Colin Wilson (ESA)
- Felipe Gómez (CAB INTA-CSIC).
- Jesús Martínez Frías (IGEO CSIC-UCM)