No hay pruebas de que las vacunas contra la COVID-19 sean la causa del brote de hepatitis infantil

No hay pruebas de que las vacunas contra la COVID-19 sean la causa del brote de hepatitis infantil
Las vacunas contra la COVID-19 son responsables del brote de hepatitis infantil.
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La Organización Mundial de la Salud indica que el brote de hepatitis infantil ya cursa con 169 casos en todo el mundo, 13 de ellos en España, con datos de hasta el día 21 de abril de 2022. Las autoridades sanitarias aún no han podido confirmar el origen de la inflamación del hígado, normalmente provocada por los virus específicos de la hepatitis A, B, C, D y E. Esto ha provocado que se compartan publicaciones en Twitter y Facebook que atribuyen el brote de hepatitis infantil a las vacunas contra la COVID-19, varias aludiendo a un estudio de Pfizer que “demuestra” su relación. Pero estas afirmaciones son falsas

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Los casos de hepatitis infantil se concentran en Reino Unido, sobre todo entre niños y niñas de alrededor de cinco años. Según afirma la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido, ninguno de los pacientes de menos de diez años afectados por la hepatitis infantil estaba vacunado contra la COVID-19. En el Reino Unido, la vacunación de menores de entre 5 y 11 años de riesgo comenzó el pasado febrero, pero fue a principios de abril de 2022 cuando pudieron empezar a vacunarse los que no tenían ningún riesgo.

Se desconoce el origen de la hepatitis infantil, pero se descarta que sea por las vacunas contra la COVID-19

Desde que Reino Unido anunció la investigación de 60 casos de hepatitis de menores de diez años el pasado 6 de abril, empezaron a proliferar los mensajes en redes sociales mencionando que las vacunas contra la COVID-19 eran la causa. 

“Los niños han sido inoculados con la vacuna BioNTech que produce hepatitis. Ahora los niños ‘misteriosamente’ tienen hepatitis”, escribe un usuario a través de Twitter. Pero no existe ninguna prueba de ello. 

“La evidencia científica en estos momentos no indica una etiología clara de los casos de hepatitis”, indica a Newtral.es Amós García Rojas, epidemiólogo y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV). “Pero, en cualquier caso, las vacunas contra la COVID-19 no tienen absolutamente nada que ver. La gran mayoría de los afectados no están vacunados”, subraya.

García Rojas se refiere al comunicado de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido que, como anunció el 12 de abril y volvió a confirmar el día 25 con los nuevos casos, ninguno de los pacientes menores de 10 años recibió la vacuna contra la COVID-19. Esta es la franja de edad que agrupa la gran mayoría de casos. José Antonio López-Guerrero ‘JAL’, virólogo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), también confirmó a Newtral.es que los casos no tienen relación con la vacuna por los datos extraídos de la investigación británica. “Estamos en la fase de descartar causas. Y el único origen descartable es la vacuna”, remarcó.

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El estudio de Pfizer no “demuestra” que su vacuna provoque hepatitis

Varios mensajes en redes sociales afirman que un estudio de la farmacéutica Pfizer “sugiere” que su vacuna sería la causa del aumento de casos de hepatitis infantil. El documento que enlazan fue publicado a través de una petición de transparencia sobre los datos de la vacuna a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). 

El informe en cuestión detalla una investigación en ratas donde se examinó cómo se distribuyen por el cuerpo las nanopartículas lipídicas que se usaron posteriormente para recubrir el mRNA de la vacuna de Pfizer. Este es un estudio normal en el procedimiento de aprobación de cualquier medicamento.

Según los resultados a los que aluden los mensajes, la gran mayoría de estas nanopartículas se quedaban en el sitio de inyección. Un pequeño porcentaje se distribuía a otros órganos, como la piel, las glándulas adrenales y el hígado. Pero el documento no menciona en ningún momento que esto pudiera provocar hepatitis a las ratas ni ningún tipo de daño hepático. 

La hepatitis tampoco ha sido notificada como una posible reacción adversa de la vacuna de Pfizer. Así lo recogen los informes de farmacovigilancia de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). 

Y, como insisten los especialistas, dado que la gran mayoría de menores afectados por la hepatitis no estaban vacunados, no es posible que haya sido causada por la vacuna contra la COVID-19.

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El documento de Pfizer no enumera “cientos de efectos secundarios”

Otros mensajes aluden a un informe de Pfizer que supuestamente recoge “cientos de efectos secundarios”, donde aparece la hepatitis. Sin embargo, como ya verificamos en Newtral.es, ese documento lista sospechas de efectos adversos que se notificaron después de la vacunación, pero cuya causa no está confirmada. Es decir, aunque se haya recogido la hepatitis en el documento, no significa que esté causada por la vacuna contra la COVID-19. 

Otras publicaciones mencionan un estudio de la Universidad de Lund, Suecia, en el que se basó un bulo difundido el pasado marzo. Los mensajes afirmaban que supuestamente “demostraba” que el ARNm la vacuna de Pfizer modificaba el ADN de las células del hígado. Como verificamos en Newtral.es, se trataba de una malinterpretación del estudio.

Uno de los propios autores confirmó a Newtral.es que se trataban de mensajes falsos, ya que en la investigación ni siquiera se estudió si el ARNm de la vacuna modificaba el ADN. Además, Lluis Montoliu, genetista del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), que no participó en el estudio, afirmó que se trataba de un trabajo “con muchas limitaciones”. Por ejemplo, las células usadas no eran realmente de hígado, sino una especie de “células artificiales” cuyos resultados no se podían extrapolar. Por lo que no es ninguna prueba de que las vacunas contra la COVID-19 provoquen hepatitis.

Se barajan dos hipótesis sobre el origen de las hepatitis infantiles

Aunque el origen del brote de hepatitis infantil sigue sin esclarecerse, las autoridades sanitarias ya tienen dos sospechosos: el virus de la COVID-19 o el Adenovirus 41. 

Según una de las hipótesis, la hepatitis podría ser una especie de secuela de la COVID-19. Aunque no es habitual, sí que se han descrito varios casos. 

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Por su parte, el Adenovirus 41 suele causar problemas gastrointestinales, y 74 de los casos han dado positivo en este virus, aunque no se ha asociado previamente con hepatitis.

“Los adenovirus son virus normalmente leves pero que, debido quizá al periodo de tiempo que han estado los niños sin contacto con el exterior, estos virus podrían ser más dañinos, pero no está nada claro”, reconoce García Rojas.

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