Gaza es “el lugar con más hambruna del planeta”: así condena a los niños el bloqueo y así se salvarían con alimento de emergencia

Población a la espera de comida en K. Younis, al sur de Gaza | Haitham Imad, Efe
Población a la espera de comida en K. Younis, al sur de Gaza | Haitham Imad, Efe
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La coordinadora de Salud y Nutrición de Médicos Sin Fronteras, Montse Escruela, ha trabajado en lugares como Costa de Marfil, Haití, Guinea Bissau o Mauritania. Ha visto la hambruna de cerca en todos estos sitios “pero nunca en Gaza” reconoce. Sencillamente “porque era un lugar que no conocía la desnutrición“… hasta ahora.

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“El 100% de la población de Gaza esta en riesgo de hambruna”. Así de taxativo ha sido este viernes el portavoz de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas Jens Laerke. Esto es tan trágico como novedoso para los gazatíes. Desde el pasado marzo, el bloqueo es casi total. Gaza es “el lugar con más hambre del planeta”. Y es un hambre evitable que condena a miles de bebés que, con aflojar un poco el cerco, podrían salir adelante sin demasiados problemas, según explican a Newtral.es desde Médicos sin Fronteras y la Sociedad Española de Salud Pública.

  • Contexto: Desde el pasado 2 de marzo, el bloqueo impuesto por Israel a la entrada de suministros a Gaza ha disparado el riesgo de hambruna entre el aproximadamente un millón de niños y niñas de la Franja. El cierre de puestos fronterizos es el más largo conocido.

  • El dato: Al menos 71.000 menores y más de 17.000 madres necesitan tratamiento urgente contra la desnutrición aguda (técnicamente, están en fase 5 de inseguridad alimentaria). La alimentación terapéutica (RUTF) es el último recurso cuando la situación de inanición es aguda o extrema. En esencia, paquetes hiperenergéticos e hipernutritivos especiales para situaciones de hambruna. Gaza no había requerido de estos preparados hasta ahora.

  • Lo último: Israel abrió la puerta a la entrada de camiones con ayuda hace una semana. De los 900 autorizados en la Franja en en los últimos diez días, sólo se permitió que 600 fueran descargados, según ha informado Naciones Unidas este viernes. ”El riesgo de hambruna no llega de repente. Se focaliza en las zonas donde no se producen descargas de alimento y los sistemas de salud han colapsado (…) Los niños y niñas carecen de lo imprescindible para sobrevivir”, explica Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. Es una acción de guerra muy bien medida.

De mermar el sistema inmune a frenar las conexiones neuronales: hambruna y bebés en Gaza

Los mil primeros días desde la gestación son claves, recuerda por su parte Manuel Herrera Artiles, vicepresidente de SESPAS. Él pone el foco en el sistema inmunitario, “aún inmaduro”, en donde una hambruna puede ser fatal, “basta una infección común”. Es la puerta a diarreas con deshidratación y enfermedades que son las que están acabando con la vida de muchos pequeños en Gaza. La falta de comida hace que vayan fallando los órganos y sistemas en cascada.

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Escruela destaca que el impacto es aún anterior al nacimiento. “Por eso es tan importante también la alimentación de las mujeres embarazadas para evitar tener un niño de bajo peso al nacer y hasta que cumple 2 años”. Herrera recuerda que la falta de calcio en las madres se traslada, por así decirlo, a sus pequeños lactantes.

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  • El problema de la leche de fórmula: La nutricionista de Médicos sin Fronteras defiende el poder protector de la leche materna a la hora de nutrir e hidratar en una situación de hambruna como la de Gaza. El problema es que las madres viven la misma hambruna. Las leches de fórmula en polvo, requieren de agua potable y energía. Dos cosas que escasean ahora mismo en Gaza.

Una vez los pequeños van ingiriendo alimento sólido, hacerlo de manera regular es fundamental, recalca Herrera. Según van pasando las semanas de hambruna, como en Gaza, el organismo del pequeño entra en una fase de consumo energético mínimo. Hasta que su intestino ya es prácticamente incapaz de absorber nutrientes, “básicamente, trata de mantener la respiración un día más”.

Sin estadísticas pormenorizadas, Naciones Unidas ha certificado al menos 57 bebés fallecidos directamente por inanición entre el inicio del bloqueo y el 15 de mayo, con datos del ministerio de Sanidad palestino. Pero “nadie sabe cuántos son realmente, es muy difícil el diagnóstico sin tener acceso al sistema de salud”, sostiene Herrera.

Un golpe doble a la salud mental de la infancia

“Ahí es donde puede haber más afectación”, apunta Escruela. “Cualquier interferencia que haya en esos primero mil días desde la gestación hasta hasta que tiene dos años, luego va a ser muy muy difícil de recuperar”.

La hambruna merma “la cantidad de conexiones neuronales nuevas que se producen cada día en los bebés”. La malnutrición compromete ese desarrollo intelectual que, junto al contexto de guerra, marcarán la salud mental de una generación de chavales. “Le va a marcar el resto de su vida”, sostiene Herrera. Pero no todo está perdido.

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“Reviven en apenas unas horas”. Dejar pasar la ayuda básica salvaría a miles de pequeños

Probablemente, para buena parte de los 71.000 menores en peor situación el único recurso posible es la llamada RUTF (Ready to Use Therapeutic Food), el “milagro en la malnutrición”. Este alimento terapéutico es una pasta hiperenergética a partir de cacahuete con nutrientes, vitaminas y minerales añadidos, que se presenta en unas bolsas fáciles de conservar, almacenar y transportar. En muchos casos, los niños reviven en unas horas o días, señala Herrera. “Recuperan muy rápido, sobre todo a nivel muscular. Hay que recordar que el corazón es un músculo”.

“Cuando he estado en el terreno, realmente es así –añade Escruela–. Tener a un niño con desnutrición que no sabes si lo verás al día siguiente y en la siguiente ronda de visita, verlo correteando y que te tira de la bata y tal. ¿Qué mayor satisfacción?”.

La RUTF suele administrarse tres veces al día, un tratamiento que no debería superar el dólar. Los precios de los paquetes, desde el inicio de la hambruna en Gaza, también han subido. “La RUTF permite recuperar, lo primero, esa capacidad para absorber nutrientes. Después, el desarrollo muscular. Y, por último, las conexiones neuronales”, resume Herrera, quien cree que un pequeño puede recuperar buena parte de su estado inicial a la hambruna con un tratamiento mantenido de tres meses o con alimentos muy nutritivos.

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Sin embargo, en Gaza no es fácil ahora mismo sostener la terapia, destaca Escruela. Y si, una vez recuperado, vuelve a casa “y no hay comida, va a recaer”. A medio plazo, lo ideal es poder “volver a acceder a alimentos y poder cocinarlos”. El problema: se han disparado los precios de productos básicos como un saco de 25 kilos de harina de trigo, que ahora cuesta entre 235 y 520 dólares (una subida del 3.000% desde febrero).

En Gaza, más de 116.000 toneladas de ayuda alimentaria, “suficientes para alimentar a un millón de personas durante cuatro meses”, según SESPAS, están bloqueadas en los corredores humanitarios.

“Tenemos herramientas, tenemos protocolos. Si los aplicamos podemos salvar vidas, primero, y recuperar a todos esos niños, después”.

Fuentes

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