El grafeno del silencio

Grafeno para el silenció en los aviones | M.V.
Grafeno para el silenció en los aviones | M.V.
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El profesor Michele Meo, que sostiene en su mano un pedazo de gel con óxido de grafeno, promete reducir el ruido de un avión despegando al nivel de un secapelos. De las infinitas promesas de este supermaterial, el silencio se ha revelado como una de las más insólitas. Y nada tienen que ver con mascarillas o vacunas anticovid.

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Los algo más de 2 kilos que pesa un metro cúbico de este nuevo material pueden recortar en 16 decibelios el ruido de un motor. En concreto, dentro de la cabina del un avión. Este desarrollo de grafeno, creado en la Universidad de Bath (Reino Unido) es ideal para ser cargado en aeronaves, pero también en otros objetos ruidosos que aspiren a acercarse a cierto silencio.

La estructura de este aerogel de grafeno, similar al merengue, lo hace extremadamente liviano. Podría actuar como un aislante dentro de las góndolas de los motores de los aviones, sin apenas aumentar el peso total. Eso sí, hay un problema: hay que optimizar este silenciador aún más para ofrecer una mejor disipación del calor, ofreciendo beneficios para la eficiencia del combustible y la seguridad.

Michele Meo con una pieza de aerogel de grafeno para el silencio | Universidad Bath

Grafeno, supermaterial con aplicaciones caras, pero útiles para el silencio

El grafeno se ha postulado como el supermaterial del futuro, que no termina de despegar. Hace 17 años que el investigador Andre Geim aisló estas sustancia a base de reducir el grafito a una monocapa de un nanómetro de grosor. De repente surgieron inesperadas propiedades, sobre todo en el ámbito eléctrico, lo que valió a sus ‘descubridores’ un Nobel en 2010.

Como explicaba a Newtral.es el catedrático de la Universidad de Granada y director del Laboratorio de Nanoelectrónica, Grafeno y Materiales Bidimensionales, Francisco J. Gámiz, el grafeno se puede resumir como “una lámina de un solo átomo de carbono con forma hexagonal” y con una disposición similar a “paneles de abeja”.

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Poder manejar átomos a su escala, sobre láminas de apenas el grosos de unos pocos de ellos, permite jugar con cualidades propias de la física cuántica. En este sentido, teóricamente, tendrían más aplicaciones que el cobre o el silicio. Pero hasta la fecha no ha conseguido desbancarlos. Su manejo es caro y complejo para aplicaciones industriales ligadas a la conductividad.

Investigadores del Centro de Materiales y Estructuras de Bath (MAST) han publicado un método para fabricar los materiales en la revista Nature Scientific Reports. El profesor Michele Meo, quien dirigió la investigación, asegura que “es claramente un material muy interesante que podría aplicarse de varias maneras, inicialmente en la industria aeroespacial, pero potencialmente en muchos otros campos, como el transporte automotor y marítimo, así como en la construcción”.

Un merengue de plástico y grafeno para el silencio

“Logramos producir una densidad tan extremadamente baja mediante el uso de una combinación líquida de óxido de grafeno y un polímero, que se forman con burbujas de aire batidas y congeladas”, explica Meo. En un nivel muy básico, la técnica se puede comparar con batir claras de huevo para crea merengues: es sólido pero contiene mucho aire, por lo que no hay penalización en peso o eficiencia para lograr grandes mejoras en la comodidad y el ruido.

Aunque el enfoque inicial del equipo es trabajar con socios en la industria aeroespacial para probar el material como aislante acústico en motores de aviones, dicen que también podría usarse para crear paneles en helicópteros o motores de automóviles. Estiman que el aerogel podría estar en uso dentro de los 18 meses.