Las gordas no te deben ni su belleza ni su salud

Itziar Castro gordofobia
La artista y actriz Itziar Castro | EFE/Daniel González
Tiempo de lectura: 8 min

La primera vez que fui arreglada al colegio —como de domingo y no de lunes— llevé unos pantalones pitillo rojos y un top rizado y ajustado, del mismo color, que me prestó mi hermana y que mi madre había conseguido en el mercadillo. Fui a clase sintiéndome Geri Halliwell. Iba preciosa. Se me salía la barriguita pero me veía resplandeciente. Todo lo que recibí fueron risas y burlas. Y el peor comentario de todos: “Yo ni te violaba, gorda”. Durante mucho tiempo estuve convencida de dos cosas: que era gorda según el canon de los 90, en el que Kate Moss era lo aspiracional; y que la violación se producía porque eras deseable, en lugar de un castigo correctivo. El poder masculino siempre excusa su violencia: si estás en la norma, tu belleza pertenece a los hombres y pueden tomarla cuando y cuanto quieran, tu consentimiento se asume; si estás fuera de la norma, cómo vas a negarte a algo, si a ti quién te va a querer, no puedes elegir, no puedes consentir.

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El castigo de la gordofobia es cruel, y sus nauseabundas enseñanzas obligan a vivir una infancia entre tinieblas. Lo explicaba maravillosamente bien la escritora Roxanne Gay en su ensayo Hambre (Capitán Swing, 2018), en el que comienza detallando que ha llegado a pesar 261 kilos: “No sé cómo llegaron a descontrolarse de tal modo las cosas; o sí lo sé. Esta es mi letanía. Perder el control sobre mi cuerpo fue una cuestión de acumulación. Empecé a comer para cambiar mi cuerpo. Es algo que hice de manera intencionada. Varios chicos me habían roto y a duras penas sobreviví. Sabía que no sería capaz de soportar otra violación como aquella, de modo que comí porque pensaba que si mi cuerpo se volvía repulsivo, podría mantener alejados a los hombres. Incluso a una edad tan temprana comprendí que siendo gorda resultaría indeseable de cara a los hombres”.

Esta vía de escape a la que se vio abocada Gay es consecuencia de responsabilizar a las mujeres por la violencia sufrida. Forma parte de la cultura de la violación, como explicaba en este hilo la ya exsecretaria de Estado Ángela Rodríguez: “No habrá nunca un cuerpo lo suficientemente deseable o no deseable como para que no se ejerza violencia sobre él, pero la cultura de la violación te hará luchar toda la vida por ese cuerpo. O por destruirlo para ‘defenderte’ de la violencia sexual”. 

El correctivo de la gordofobia misógina se aplica no solo a través de la sexualidad, también lo hace en otros ámbitos de la autonomía corporal, como el de la medicina y la salud. Quizá hay algo peor que desearle la muerte a alguien y es deseársela a una persona que acaba de morir. A la actriz Itziar Castro ni siquiera le han concedido la paz protocolaria que acompaña cualquier duelo. Ni a ella ni a las personas que la querían, que se han visto obligadas a defender la memoria de Itziar y a tratar de contrarrestar con algo de luminosidad la oleada de sadismo tan desatada que ha habido en redes para ridiculizar, culpar y deshumanizar a la artista por su cuerpo. Porque las gordas no merecen descanso alguno.

Como bien me explicaba el psicólogo Juan Ramón Barrada, profesor en la Universidad de Zaragoza, la gordofobia “consiste en asociar sobrepeso y obesidad con una imagen negativa, entendiendo que son personas perezosas, responsables de su propio peso, fracasadas…”. Barrada señalaba que es una forma de violencia que esconde una pretendida preocupación —cuando no, castigo— por la salud: “Se disfraza de algo legítimo para no decir ‘tu cuerpo me desagrada’. Pero, realmente, desconoces los hábitos de esa persona, no sabes cuál es su estado real de salud. De hecho, a nadie parece preocuparle que una persona delgada controle absolutamente todo lo que come, a pesar de que podría ser un predictor de un trastorno de la conducta alimentaria”. Tras su muerte, a Itziar Castro lo más leve que la han llamado es irresponsable. La han acusado de imprudente e insensata. Hasta se han alegrado de que una personas con esos “hábitos” —desconocidos pero prejuiciosamente asumidos— ya no vaya a ser una carga para la Seguridad Social. Como si no tuviésemos a un manojo de crossfiteros haciendo ayuno intermitente y controlando cada caloría que consumen, o a nutricionistas estrella señalando con el dedo a quien compra bollería industrial.

El temor al cuerpo es más acuciante cuando se trata de uno femenino. No se trata solo de salud, sino de belleza, como apuntaban tanto Ángela Rodríguez como Roxane Gay. Y ese canon, en origen, está enraizado en el racismo, la misoginia y la femmefobia, como explica la socióloga Sabrina Strings en su libro Los orígenes raciales de la gordofobia (2019), en el que entrelaza la delgadez y la esclavitud. Esta reseña de Hannah Carlan, investigadora en la Universidad de California, lo resume así: “Es durante la temprana Ilustración cuando vemos por primera vez la delgadez admirada como signo de racionalidad masculina. Los intelectuales, desde Shakespeare hasta Descartes, tachaban la corpulencia de indicativo de poca inteligencia, y el consumo excesivo se consideraba principalmente un obstáculo para el pensamiento superior. Pero no fue hasta finales del siglo XVII cuando la grasa se convirtió en un recurso para la categorización racial. Los escritos de los primeros científicos raciales como George Cuvier, J.J. Virey y Georges-Louis Leclerc establecían vínculos directos entre la glotonería, la estupidez y las características de los africanos, cuya ociosidad se atribuía al tropo del clima cálido. El racionalismo de la época de la Ilustración elevó la comida al plano moral del ascetismo necesario para la búsqueda intelectual. Pronto, la delgadez pasó de ser un signo de enfermedad a una prueba de la superioridad moral e intelectual de los europeos, respaldada por los escritos de antropólogos y naturalistas que pretendían codificar y biologizar una jerarquía racial”. 

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Y sobre cómo Sabrina Strings vincula esto con las mujeres y la feminidad en su ensayo, Carlan señala: “A medida que el siglo XIX daba lugar al imperio americano, también llegaba la burla medicalizada de la figura de la robusta mujer negra africana. El ideal de delgadez de la feminidad blanca estadounidense surgió cuando se empezaron a publicar artículos que relacionaban directamente la gordura con el ‘salvajismo africano’, así como con una forma de ‘deformidad’. En un esfuerzo por definir el ideal de belleza estadounidense y, de ese modo, mantener la supremacía blanca sobre los inmigrantes y los africanos esclavizados, la delgadez creció como índice de distinción tanto racial como de clase”. 

Tan solo unos días antes de su fallecimiento, la actriz publicó en sus redes una cartita dirigida a la pequeña Itziar. Le decía: “Que esos que te insultan, te agreden, te ponen bellotas en el pupitre y te llaman cerdita serán tus fans, (sí, tus fans, como te he dicho, los sueños se cumplen) y te pedirán fotos (muchas fotos, incluso cuando no estés de humor) pero sobre todo te pedirán perdón”.

Hay algo común en las vidas adultas de las niñas que hemos tenido infancias dolorosas debido a nuestro aspecto físico: tenemos que establecer vías de comunicación con nuestras vidas pasadas para tratar de reescribir lo que sabemos de nosotras mismas. Pero ese perdón y esa comprensión no deberían llegar tan tarde. Si queremos que las niñas no se eduquen en el mal merecer, con el anhelo de ser queridas a cualquier precio, hay que encarar la violencia a tiempo. Siempre es más conveniente moverse por la justicia social que lamentarse del odio cuando nos mueve la pena de una muerte. Si Itziar Castro ha dejado un legado es el mandato de proteger a todas esas criaturas que una vez ella fue.

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8 Comentarios

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  • Hola, pasaba por aquí y vi los comentarios y leyendo en profundidad, parece que 2 personas están hablando libremente sobre su parecer en cuanto a la noticia, una con mucho mas criterio que la otra, visto desde fuera. Coincido que lo sucedido a esta persona es lamentable y triste para todos, nadie desea la muerte de nadie. También considero extraño que una persona con un sobrepeso evidente, esté tratando de hacer lo mismo que otras que están preparadas para un deporte en concreto y para lo que llevan entrenando y optimizando su dieta, años.
    Mi conclusión es que la apología de la obesidad es contraproducente para nuestra especie y a las pruebas deberíamos remitirnos.
    Luego me ha hecho gracia que una tercera persona, hable de odio y enfados con el mundo cuando sencillamente se están intercambiando pareceres, eso si, con algún exabrupto. A esta tercera persona, le recomendaría que leyese un poco más para salir de la armonización de pensamientos fascistas a la que parece la están sometiendo las políticas nefastas de este país, recordándole a esta persona que zanjar un tema proponiendo a la otra persona que si piensa diferente se va a confirmar alguna teoria, es quedarse sin respuestas.

  • Cuando dice que " montar.... una falacia del espantajo" no veo que le cite por ninguna parte del breve. Por cierto la RAE dice sobre fobia "1. f. Aversión exagerada a alguien o a algo. 2. f. Psiquiatr. Temor angustioso e incontrolable ". ¡Ah claro! que usted considera a los académicos ilustres ignorantes porque no opinan las sandeces de usted. No diga a nadie lo que debe aprender. Si a usted le hace ilusión aprender griego, latín o el panocho, bien por usted, y yo le recomendaría que aprendiera educación, pues se ve que usted se saltó esas clases que se daban en la EGB sobre educación cívica.
    Veo que usted es de los que dispone de su criada, que seguro que es su mujer, para que le prepare suculentos platos, para que sus hijos y usted degusten y luego sus hijas y su criada, que reitero que seguro que es su esposa, le retiren la cubertería mientras los caballeros se retiran al salón a fumar y a hablar de cosas de hombres. Compadezco a su criada, y uso la anáfora aunque no se trate de poesía " de que seguro que es su esposa" a la cual compadezco enormemente, y si no le molesta traslade de mi parte todo mi apoyo y comprensión a su señora, y que lamento mucho que tenga por esposo a un chovinista masculino.
    Lamento que en los tiempos de su señora madre no fuera de libre uso el acceso al aborto, pues quizás ella hubiera hecho uso de tal selección artificial, y nos hubiera librado de especímenes abyectos como usted. Pero mira tuvo usted suerte y no le practicaron su desea selección artificial.
    En el caso de usted, Sr Machista, creo que su deseo de dar a conocer sus tétricas opiniones debe ser porque nadie de su entorno le tiene en gran consideración y tal vez en su tierna infancia no fue muy apreciado en la clase y lo único que le quedó fue imbuirse en el aprendizaje y realización de los ejercicios de la escuela, con los que logró un alto conocimiento de la lengua y su uso.
    Que pase una buena tarde y ábrase a nuevas lecturas, y no solo el Quijote o Rinconete y Cortadillo, que en la actualidad hay lectura que nos eliminan la corrosión que llevamos dentro y los prejuicios que queremos transmitir a nuestros descendientes.
    Respete y será respetado. Calumnie y será calumniado. Odie y será odiado. Dé consejos que nadie quiere y recibirá consejos que no ha solicitado.

    • No soy yo solo quien considera que los cacadémicos esos opinan sobre lo que no deben por falta de conocimiento suficiente sino que son los especialistas mismos en una área u otra del saber lo que saben que el sentido propio y culto de muchos términos no es el que la gentucilla periodística, las marujas y los asiduos de las tabernas barruntan y la RAE recoge.

      Sus presunciones sobre el trasfondo social de su interlocutor es impertinente y una falacia ad hominem, tanto si son materialmente falsas como si no. Es puro marxismo cognitivo y contrario, por tanto, al examen de la cuestión misma de un modo objetivo.

      Una redundancia torpe no es una anáfora.

      Mis opiniones no son "tétricas". Mírelo en el diccionario.

      Su deseo de eliminarme es típico de los rojes de siempre. Impotentes para superar su sentida envidia, impotentes para resolver su resentimiento, impotentes para participar en un diálogo constructivo (esto sí es una anáfora), se entregan a una orgía de violencia y sangre irracional como en los años que precedieron al Glorioso Alzamiento Nacional. Su ofuscación, su rabia y su torpeza discursiva, es su problema.

      Es Vd. inferior y lo sabe. El aborto ese es de las guarras con las que Vd. se frota y refocila. España no es Rusia o Rumanía. La tasa de abortos no es particularmente alta y la mayoría de las mujeres no lo considerarían.

      Yo he leído de casi todo. Desde San Juan de la Cruz a Bukowsky. De Samuelson a Bakunin, de Witgenstein a Platón, imbécil.

    • Sr. Machista le reitero que sus opiniones son más tétricas cada vez que va exponiendo sus argumentos basados en sus falacias, y que usted considera verdades como puños, e insultos por doquier cuando es incapaz de argumentar algo medianamente razonable.
      Lo que usted considere como anáfora me es indiferente. Los académicos de la RAE tienen más cultura y conocimiento del que usted pueda atesorar en esta y en tres vidas más que viva. Solo que la opinión de dichos académicos no converja con la suya no hace que la de usted o sus correligionarios sea la adecuada y correcta.
      Yo no soy rojo, ni azul, ni verde. No soy dictatorial, cual es su caso, ni absolutista, cual es su caso, ni despótico, cual es su caso.
      Cuanta añoranza del "Glorioso Alzamiento Nacional" tiene usted. Ya se nota que ronda la edad del pleistoceno. Pues yo me alegré cuando desapareció dicho movimiento y cada vez que en cualquier parte del mundo dichos movimientos absolutistas de gente salvadora, que además consideran que deben ser adorados, desaparecen y dan paso a la libertad de expresión. Claro que a los de su ralea solo les interesa sus expresiones, pero eso de que el populacho de taberna pueda opinar les produce un terrible malestar estomacal, y que sean elevadas a la categoría de "Dogma" para el resto de los iletrados que abarrotan las tascas.
      No es usted superior a mi, aunque se lo crea, por el uso constantes y cargante de palabras grandilocuentes. Más bien pienso que es usted un estólido y tal como ya lo decía en Eclesiastés la "Vulgata antigua: Stultorum infinitus est numerus"
      Y como veo que a usted le gusta terminar su panegírico con un agradable improperio hacia mi persona, me voy a permitir tratar de copiar su estilo y despedirme llamándole Baldragas y que solo siento alipori por sus expresiones.

    • Aristóteles: las mentes superiores hablan de ideas, las mediocres de hechos y las inferiores de personas, Por eso es Vd, inferior y su gentuza una lacra para la sociedad, porque si se fija, si se quiere fijar, si analiza su producción verborreica, nunca responde a lo que yo expreso sobre hechos e ideas. Sólo replica con estereotipos gratuitos sobre su gracioso interlocutor. Lo hace porque se ve impotente. Yo, por contra, insulto por oblgación, tras la exposición pertinente de rigor.

      Cada vez hay más jóvenes hoy que están desengañados de la chusmocracia del 78 y del folleto ("constitución") a todo color del chistema globalista. Lo de la edad esa que menciona -por supuesto sin que con ello aporte nada en términos de ideas-, lo dirá porque, gracias a Dios, con Franco y en los años inmediatamente subsiguientes, conseguimos una formación que se revela en un vocabulario y articulación superior; no en el recurso rebuscado en el diccionario. Es por eso que yo produzco un texto con una progresión lógica y Vd. da bandazos. Su texto carece también tanto de cohesión como de coherencia interna y si no sabe lo que esto significa consulte con un filólogo o con su primo del pueblo.

      Vuelta al asunto mismo: el feaminismo es una estafa rockerfelleriana, una impostura y carece de toda base teórica antropológica como ideología al servicio de una clase o de una oligarquía dominante. El feaminismo es violencia simbólica. (Bourdieu). Ahora, si puede, si atreve, si sabe, responda a lo que se manifiesta en torno a la relación entre estructura familiar y desórdenes alimentarios o a la relación entre nutrición y poder o al hecho de que el artículo extrapola unos ciertos comportamientos aislados en toda una proposición sobre unas supuestas actitudes compartidas culturalmente, imbécil (etimológicamente, el carece de báculo o de donde apoyarse):

    • Sr. Machista, Sófocles : "Todos los hombres cometen errores, pero un buen hombre cede cuando sabe que su curso es incorrecto y repara el mal. el único delito es el orgullo". Y en su diatriba leo mucho orgullo en usted.
      El feminismo es un grito de ayuda para acabar con la dominación del macho sobre las mujeres. Ustedes, los que han tenido la oligarquía para dictar los comportamientos de las personas más débiles, ven, en este grito de ayuda, peligrar sus prerrogativas ancestrales y notan que su iracunda hombría es puesta en tela de juicio. Eso les produce una terrible incomprensión sobre el porqué se revelan esas personas a las que ustedes han protegido, pero que si había que administrarles una paliza, una torta o un insulto era por su propio bien.
      Necios que queréis continuar con vuestra posición de privilegio mientras que se maltrata, tanto física como psicológicamente, a personas del mismo género. Por eso se le llama violencia de género y quien la ejerce es mayoritariamente el fuerte. Por supuesto que hay más clases de violencia de género, de padres a hijos, de hijos a padres, de nietos a abuelos, y también esta clase de violencia hay que tratar de erradicarla. Pero los que tratan de negar la violencia de género siempre se apoyan en que no se hablen de los otros casos para poder justificar su negativa a reconocer que existe.
      Usted atribuye los desórdenes alimentarios a la actual estructura familiar con una simplificación poco acorde con su letanía verbal. Pero obesos había en su época, y la gente se reía de ellos, a pesar de existir la estructura familiar ideal según su canon. De eso trata el artículo, de no estigmatizar a los diferentes por el hecho de serlo, igual que no se estigmatiza a los creyentes o a los ateos. Otros factores, como la calidad de los alimentos que se producen, el escaso tiempo para producirlos, la manipulación y tratamiento de los mismos, y el estilo de vida rápido pueden influir en la mala nutrición que tenemos. Lo de que el artículo extrapola hechos aislados a gran parte de la población es una mirada muy restrictiva de dicha lectura. Mi opinión, tras la lectura, es que siempre se ha considerado a las personas con exceso de peso de pecar contra la Gula, y que si supieran controlar sus apetitos, como nosotros los normales, no padecerían ese exceso de peso. Y ello nos ha permitido el poder burlarnos o reírnos de esos seres, porque pecan contra un mandamiento. Hasta aquí los argumentos que usted me demandaba.

      He consultado con mi primo el del pueblo, sobre lo de la coherencia interna, y me ha dicho que no haga mucho caso a los filólogos pues solo saben arrimar el ascua a su sardina. Así que en este asunto no tendré en cuenta su apreciación. Como usted bien dice, gracias a Dios, yo añado, Franco se acabó reuniéndose con su creador. Y no son bandazos, lo que mi verborrea expresa, sino respuestas a sus sibilinas palabras de menoscabo que siempre emana de su prosa.
      Y para poner punto final a mi perorata le invitó a que lea lo que dice Aristóteles: "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona".
      Por si le sirve para reflexionar sobre su dominio sobre los demás, porque en ningún momento le he visto dudar de sus expresiones, y constantemente afirma como verdad todo lo que expone. Y no, no insulta por obligación, sino porque le faltan los apoyos en sus ideas y tiene que recurrir al juego sucio.
      Como usted bien dice, etimológicamente, si se parece bastante a un Imbécil.
      Que pase una buena noche.

  • Demasiadas tonterías vertidas en un breve. Enhorabuena. Para resumir, digamos que la siniestra se explaya aquí haciendo lo que mejor sabe hacer, que es montar un episodio histriónico y una falacia del espantajo. Incapaces de rebatir lo que sus oponentes dicen, se ven abocados a inventárselo. Por cierto, una fobia es un miedo. Fobia no es odio ni nada parecido. Aprendan griego y decencia dialéctica elemental. Otra de las miserias conceptuales de la siniestra globalista es pasar de anécdotas más o menos reales a acusar a toda una sociedad de exhibir ciertas actitudes reprehensibles.

    El caso es que los problemas de sobrepeso o, incluso, de obesidad son muy comunes hoy en día, mucho más que antes. Las culpas inmediatas van desde los disruptores endocrinos a las calorías vacías. Las causas más remotas de esta desnutrición de micronutrientes es la pérdida de la cocina familiar por culpa del globalismo feaminista. Los mismos "nutricionistas" no son sino ideólogos de la industria de los precocinados, los mismos que quieren que la gente viva sola en su cubículo y se microondee en 5 minutos un comistrajo en lugar de tener una familia de, digamos, 10 integrantes con una persona cocinando para los demás un par de horas al día.

    Lo de la delgadez racista es una bobada. Lo de la delgadez de la mujer es degeneración burguesa, que es distinto. Las españolas bien decimonónicas se bebían un litro de vinagre antes de conocer a un pretendiente para palidecer y verse más "feminina". Es lo mismo que el heroin look de Kate Moss (puaj). Los blancos conscientes y "racistas" preferimos la selección artificial practicada por campesinos o, incluso, por la realeza antigua, donde el rey escogía la mujer más hermosa -en todos los sentidos- del reino; no una guarra abortera sabionda y con un manicura perfecta.

    • Creo que tienes demasiado odio dentro y eso te va a hacer mal, tarde o temprano. Espero que tu enfado con el mundo se te pase y puedas ser feliz, porque con tantos malos sentimientos es difícil serlo. Si ahora estás sientiendo deseos irrefrenables de mandarme a la mierda, se confirma mi teoría.