El suelo del océano, el otro afectado de las fugas de metano de Nord Stream

Gasoducto Nord Stream 2 | Foto: Shutterstock
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¿Han afectado al océano las fugas de metano de los gasoductos Nord Stream 1 y 2? Desde que a finales de septiembre saltó la noticia, algunos de los interrogantes que más atención han acaparado han pasado por quién ha agujereado estas macrotuberías que conectan Rusia con Alemania por debajo del mar Báltico o por el impacto que tiene en la atmósfera la liberación repentina de este gas. ¿Pero qué hay del océano?

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“La mayor parte del gas emitido sale a la atmósfera en forma de burbujas. Solo una pequeña parte se disuelve”, explica a Newtral.es Volker Brüchert, líder del área de investigación ‘Ciclos Biogeoquímicos y Clima’ del Centro Bolin de la Universidad de Estocolmo. Buena prueba de ello son las imágenes que han captado los satélites de la Agencia Espacial Europea de la ‘nube’ de metano.

Esa pequeña parte que sí se disuelve en el mar hará que aumente la acidez en esa zona, aunque “las corrientes dispersarán estas aguas y el efecto se diluirá con el tiempo”, señala Brüchert, que estima que ese proceso tardará unas semanas. En cualquier caso, concluye que, “aunque en este momento se trate de una especulación, no esperaría efectos de gran alcance en los ecosistemas del agua en sí”.

Lugares donde se registraron las fugas de los gasoductos Nord Stream. Foto: ESA

En el momento en que se produjeron las fugas, ninguno de los dos gasoductos estaba funcionando. Pero aunque no estuviesen transportando el combustible, sí que estaban llenos de él, según explica la Agencia de Energía de Dinamarca. Esto es así porque es fundamental que los tubos ejerzan una cierta presión contra el agua, puesto que se hallan a una profundidad de 70/80 metros y si no podrían romperse -a más profundidad, más presión ejerce el agua-.

La agencia danesa también ha cifrado el volumen de metano que contenían estas macrotuberías en el momento del incidente: 300 millones metros cúbicos en cada uno de los dos gasoductos Nord Stream 1 (el primero se puso en marcha en 2011 y el segundo un año después) y 178 millones en la tubería del Nord Stream 2. El metano es un gas que tiene una huella climática mucho mayor que el CO₂. 

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Si bien la mayor parte de ese metano ha salido expulsado a la atmósfera en forma de enormes burbujas, las fugas del Nord Stream sí dejarán otro tipo de huella en el fondo marino.  “Los efectos en el fondo en ese lugar, debido a la explosión, son mucho más graves y no desaparecerán visualmente durante décadas, pero la zona también se repoblará con la fauna del fondo”, explica Brüchert, que también es profesor asociado de Geoquímica en la universidad sueca.

¿El metano está presente en el océano de forma natural?

Más allá de las fugas de los gasoductos Nord Stream, “el conocimiento que hay del metano en el océano, tanto a nivel de procesos de consumo y producción como a nivel de inventarios y reservorios, es muy limitado”, explica a este medio Mercedes de la Paz, investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC).

El mar emite a la atmósfera una pequeña parte del metano que ‘fabrica’ en su interior como fruto de dos factores principales: “La degradación microbiana de la materia orgánica en los sedimentos y las fuentes hidrotermales en los fondos marinos”. “Las mayores concentraciones de metano se observan en zonas costeras en general, y márgenes y talud continental de regiones oceánicas altamente productivas”, añade la experta.

No obstante, De la Paz señala que debido a los cambios que se esperan en el océano debido a la actividad humana, la incertidumbre sobre las cantidades de metano en este medio es “problemática”: “Se espera que el aumento de la temperatura del agua de mar; el impacto de las olas de calor, sobre todo en zonas costeras; la desoxigenación y la eutrofización oceánica; el retroceso del hielo y la movilización de reservorios de metano del antiguo permafrost sean las principales amenazas futuras al ciclo del metano en el océano tal y como lo conocemos hoy en día”.

En cualquier caso, la científica señala que “el metano en sí no supone un impacto negativo para los ecosistemas marinos, a excepción de una circunstancia muy excepcional en la que se pueda dar un evento de anoxia (ausencia de oxígeno), pero digamos que lo tóxico no sería en sí la presencia de metano, sino la ausencia de oxígeno”.

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El impacto ambiental en el océano que ya causó Nord Stream mucho antes de las fugas de metano

Desplegar tuberías que recorren la misma longitud que el río Rin pero apoyadas en el fondo marino tiene un impacto ambiental. Antes de que se pusiera en marcha el Nord Stream 1, la compañía realizó un estudio en el que exponía los posibles efectos perjudiciales que podría acarrear tanto la instalación del gasoducto como su posterior funcionamiento. Sobre todo teniendo en cuenta que, por ejemplo, en el caso del Nord Stream 1 hay 27 lugares de la red Natura 2000 en un radio de 20 kilómetros de la tubería (de hecho pasa por encima de seis). La red Natura 2000 la conforman espacios protegidos para preservar distintas especies y hábitats.

En verde, las áreas protegidas de la red Natura. En rojo, la ruta que traza el Nord Stream; en rosa las zonas situadas a 5 km de distancia de la tubería y en azul, las que se encuentran a 20 km. Foto: Nord Stream

El informe Espoo advertía de que la propia construcción del Nord Stream 1 podría, por un lado, producir la “suspensión de sedimentos, nutrientes, contaminantes y resedimentación de los sedimentos liberados (incluidos los efectos en la cadena alimentaria)”. Por el otro, también podría ocasionar “ruido y molestias visuales por el aumento del movimiento de los buques” que participaron en su instalación. Una vez montado y puesto en marcha, los potenciales peligros para la vida marina pasaban por el ruido que producía el propio gas fluyendo por la tubería y “las molestias causadas por el tráfico de suministros y la colocación de materiales”.

Años más tarde, en los diversos informes que se fueron realizando para controlar el impacto real de este gasoducto, en algunos casos se reportó “mortalidad de peces en niveles variables […] después de las detonaciones” que se llevaron a cabo para limpiar de minas el fondo del mar.

Fuentes
  • Volker Brüchert, líder del área de investigación ‘Ciclos Biogeoquímicos y Clima’ del Centro Bolin de la Universidad de Estocolmo
  • Mercedes de la Paz, investigadora postdoctoral en el Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC)
  • Informes de impacto ambiental de Nord Stream
  • Agencia Danesa de Energía
  • Agencia Europea Espacial
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