Fuegos artificiales retrata el conocido como ‘crímen de Giarre’ y recupera la historia de Giorgio y Toni (Gianni y Nino en la película), dos chicos que se enamoran en una Sicilia marcada por la homofobia (spoilers a partir de aquí).
- El filme, disponible en Filmin, transcurre en la década de los ochenta y reconstruye algunos de los momentos que marcaron su juventud, desde que se conocen hasta el homicidio que acabó con sus vidas.
Aunque se inspira en la vida de estos dos jóvenes italianos, su director ha explicado en varias entrevistas que se han ficcionado bastantes detalles. Repasamos algunos en este Fact-Fiction.
En la película, el inicio de la relación lo marca un accidente de moto que tienen Gianni y Nino; así es cómo se conocen. Poco a poco, irán entablando relación hasta el punto de pasar gran parte de las tardes de verano juntos.
- Aunque Fuegos artificiales lo retrata como un amor adolescente, en la realidad, solo Toni lo era: Giorgio tenía 25 años y Toni, 15, como explica el periodista Francesco Lepore en una entrevista en la revista italiana ReWriters.
- No hemos encontrado ninguna referencia expresa al accidente en el libro de Lepore sobre este caso, Il delitto di Giarre, aunque sí alude a sus “recuerdos juntos en la moto de Giorgio” (en la película es Nino el que la lleva), dando “vueltas por el campo de fútbol” (página 23).
Las familias. La película también profundiza en el entorno familiar de los dos jóvenes. Por un lado, Gianni vive con su madre y le cuenta a Nino que creció sin padre. En su casa siempre falta dinero y su padrastro lo amenaza con hacerle volver “al reformatorio”.
- Sin embargo, en su libro, Lepore explica que Giorgio pertenecía a una familia, más bien, burguesa: su padre era un “acomodado y respetado comerciante de instrumentos musicales” (página 17), aunque sí es cierto que no quiso concederle su apellido y que, de niño, estuvo internado en un centro.
Por su parte, en Fuegos artificiales, Nino vive en casa de sus padres con su hermana y su sobrino. Su familia se dedica a hacer explotar fuegos artificiales en las fiestas de los pueblos, una tarea en la que Gianni les acaba ayudando.
- Lepore no menciona concretamente estos artefactos, pero sí apunta que era una “familia numerosa, aunque vivían en condiciones humildes”, y el padre era “vendedor ambulante de juguetes” (páginas 17, 20 y 23).
- Sobre las visitas que hacía Giorgio al almacén de la familia de Toni, Lepore recupera el testimonio de su madre: “Venía a menudo a casa, aquí había encontrado ese cariño que en su casa no sabían darle; aunque su padre no quería que trabajara con nosotros” (página 17).
Otro de los detalles que cuenta la película y retrata esa homofobia generalizada es la pintada que aparece un día en casa de Gianni con el mensaje puppu cu’ bullu escrito en la pared, una expresión que en el filme traducen como “maricón profesional”.
- Así lo llamaban en el pueblo, porque “a los 16 años lo habían pillado en un coche con otro chico y lo denunciaron a los carabinieri”, como recordaban en el diario La Reppublica. En la película se hace referencia a esto último: una amiga de Gianni lo ve y se lo cuenta a otros vecinos de Giarre.
El final de Fuegos artificiales recupera la victoria de Italia en el mundial de fútbol de 1982, aunque, en realidad, ni Giorgio ni Toni llegaron a vivirla porque murieron dos años antes.
- Esa noche, Nino se escapa de casa para ir a ver a Gianni y se van juntos al río al que suelen ir a bañarse. Al día siguiente, amanecen juntos, cogidos de la mano, y, tras un cambio de plano, se escuchan dos disparos.
La película no profundiza en cómo pasó ni en qué ocurrió después, pero el retrato que hace de aquel momento es bastante fiel: sus cuerpos se encontraron tras días desaparecidos y tenían “las manos entrelazadas y varios agujeros de bala en sus cabezas”, como informaba en noviembre de 1980 el periódico La Stampa.
- En su crónica, el diario italiano relataba que en el bolsillo de uno de los dos chicos se había encontrado una nota en la que evidenciaban que se trataba de un doble suicidio: los dos habían planeado, supuestamente, morir juntos “para no separarse nunca más”. El motivo: “no podían ya soportar las habladurías de la gente”, según recogía también El País. En un principio, el sobrino de Nino, de 12 años, confesó que había sido él quien, a petición de la pareja, les habría disparado, aunque se acabó retractando.
- Con todo, Lepore afirma en su libro que, en el fondo, este fue “un crimen de honor” orquestado por la familia de Toni “para lavar con sangre la deshonra que suponía la inaceptable homosexualidad” de los dos jóvenes.
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