Detrás de la red

ANÁLISIS | La costumbre (y el problema) del ‘followback’

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Tiempo de lectura: 7 min

Cualquiera que haya pasado unos días utilizando Twitter los habrá visto. Ese tipo de tuits, y de bios (esas frases que nos dedicamos en los perfiles para describirnos) que contienen frases del tipo de: “Sígueme y te sigo”, “Sigue a quien te siga y dale RT”, etcétera. Lo que llamamos, en Twitter, followback.

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Esta forma de promoción de cuentas está muy extendida en una red como Twitter. De hecho, soy de la opinión que ha generado un problema enorme. Voy a intentar explicar por qué.

Las tácticas de promoción en Twitter surgieron casi a la vez que esta plataforma. De hecho, formas muy parecidas se utilizan en todas ellas. Los más antiguo del lugar recordaran el #FF. Un día la semana, normalmente el viernes, los tuiteros se lanzaban a señalar cinco cuentas que recomendaban que los demás siguieran. Pero ya no se usa prácticamente y desapareció por varias razones.

La primera es que cualquier promoción que no ofrece una motivación está abocada al fracaso. El invitar a la gente a que siguiera cuentas que no conocían puede parecer un acto de bondad, pero la recompensa era pequeña. Más bien porque fue devorada porque la mayoría de las cuentas que se recomendaban ya tenían un alto número de seguidores y un perfil bastante más alto que sus recomendados, que rara vez contestaban o agradecían el efecto de ello a los nuevos seguidores que ganaban con el sistema.

Lo segundo es porque la mayoría de las veces, sobre todo cuando ya estaba el sistema en franca decadencia, los tuits se limitaban a una masa ingente de cuentas que no decían absolutamente nada sobre las razones por las que uno debería seguir a aquellas personas. Más bien parecían listas de spam en las que la poca interacción que había era entre las mismas personas “recomendadas”, algo absolutamente lógico. Es más, muchas veces, la mayoría, se trataba de cuentas pequeñas que recomendaban cuentas mucho más grandes en número de seguidores. Un mirarse el ombligo completo.

Y esto era, y perdonen la chapa, porque el #FF no era un procedimiento de recomendaciones, sino de autopromoción. La gente lo usaba con la esperanza de que un pez grande mencionara a un pez pequeño, cosa que prácticamente nunca sucedió. Por eso con el tiempo dejó de usarse.

Para qué están los usuarios en las redes sociales

Verán, los usuarios no están en las redes sociales para ayudar a los demás, salvo muy honrosas excepciones. En las redes sociales los usuarios intentan ayudarse a sí mismos. Si hay un sentimiento latente en todas las redes es el egoísmo, entendido como un exacerbado individualismo. Esto es una lección dolorosa, pero que conviene aprender rápido. Mucho del triunfo de la divulgación del odio, o la manipulación en la información está en que quienes la practican lo saben perfectamente. 

En una red social no sirve de nada hablar de uno mismo porque a nadie le interesa. Las personas están en las redes sociales para que los demás les demos mucha importancia. En Twitter, por ejemplo, la gente sigue a otros no por lo que escriben, sino porque es lo que ellos escribirían o quieren leer. Una forma de decir a otros: ¿Veis cómo tengo razón? 

Estos “influyentes” lo usan para alimentar sus comunidades cebándolas con ello continuamente. La moneda que utilizan es esa. Se trata simplemente de decir a los demás lo que quieren oír, ni más ni menos. A cambio, ellos te prestarán su atención, y te catapultarán a la fama, la influencia o los objetivos que te marques. Esto es lo que llamamos promoción directa.

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El mecanismo de los ‘followback’

Sin embargo, los followback usan otro mecanismo: lo que llamamos promoción inversa. Algo tan simple que pasa inadvertido la mayoría de las veces. La promoción inversa es el acto de apelar a la “educación”, al ego, o al sentido del deber social de otra persona para lograr que te ascienda. La idea es que parezca que realmente les estás dando un regalo y los estás promocionando (“yo te sigo”), pero presionándote para que te promocione.

Una buena promoción inversa va más allá de una simple esperanza de reciprocidad y se encuentra en el territorio de la creación de un interés creado real. Y lo hacen acompañando este proceso con Hashtags, TTS e imágenes que evoquen la pertenencia a un grupo. Una especie de regalo que uno ve como algo personalizado, y sin embargo no es más que un neón o un atrapamoscas. Y como cebo normalmente pueden ir acompañados de “nombres de cuentas” que te parezcan relevantes, como garantía de que todo el procedimiento es tan atractivo que no lo vas a poder rechazar. Y solo por hacer clic en el botón de follow. Una oferta irresistible.

La parte más oscura es que los procedimientos de followback son usados por grupos que no buscan otra cosa que un interés bastante más oscuro que la fraternidad y la amistad. Es por ejemplo una de las formas preferidas de cebar cuentas. Se trata de hacer crecer una cuenta en su número de seguidores en base a ello para luego hacer un unfollow de quienes han caído en la trampa y conseguir una cuenta con relevancia.

Una cuenta con el mismo número de seguidores y seguidos normalmente no es relevante. Pero si consigues unos cientos o miles de seguidores haciendo eso (de hecho, por eso mismo los tuvo que limitar Twitter a un número determinado por día), y después los despides conseguirás una cuenta con muchos seguidores y pocos seguidos.

‘Followback’ y Twitter

Hay procedimientos para ver que estas cuentas son producto de eso, pero Twitter muchas veces hace la vista gorda, como con tantas otras cosas. Otro de los problemas del followback es que al seguir tanta gente es humanamente imposible atenderlos a todos. No puedes prestar atención a un timeline de varios miles de personas actualizando a la vez. De hecho, nos debería dar idea de que quienes hacen eso no es por hacernos caso. Leí alguna vez que la media de personas a las que podemos atender e interactuar en una red como Twitter no va más allá de 100 o 150. Obviamente depende de la actividad que presenten. Pero claramente no es posible seguir a miles. Es sencillamente imposible prestarles atención a todos, o manejar un timeline de esas características.

Lo más penoso es que, y aquí me van a permitir que omita el nombre, algún partido político ha decidido que esa es una buena estrategia. Cada vez que siguen a su cuenta ellos te devuelven el follow. Quizás quieran pensar que están haciendo una buena acción que les acerca a sus simpatizantes. Error. No solo no te va acercar a tus simpatizantes, sino que va a ser utilizado por tus detractores, e incluso por cuentas “falsas” para presentarse a los ojos de Twitter con un mini punto de: “Mirad, nos sigue tal partido, somos reales”. Algo que, seguro que no necesita una red social tan polarizada, manipulada y con tantos problemas ya.

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En fin, de esto quería hablar hoy. Espero que les haya parecido interesante, y al menos les aporte algo de información y conocimiento para enfrentar este problema. Por supuesto luego la decisión está de sus manos. 

No seré yo el que diga a nadie lo que debe hacer con sus redes.

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