La Fiscalía de Medio Ambiente investiga posibles irregularidades en 5 comunidades autónomas por la gestión de residuos sanitarios durante la pandemia

mascarillas guantes residuos
Foto: Shutterstock
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Aún no hay datos oficiales del Ministerio sobre el aumento de residuos sanitarios que se ha visto en los últimos meses, pero la imagen de la mascarilla tirada en el suelo o las basuras repletas de guantes de plástico a la salida de los supermercados ya ha quedado como una foto más de la pandemia. 

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Greenpeace calcula que en España se han adquirido 659 millones de mascarillas quirúrgicas  desde el inicio de la pandemia, lo que supone «más de 1.300 toneladas de materiales plásticos depositados en vertederos, quemados en incineradoras o arrojados directamente al medioambiente».

En España, al comienzo del estado de alarma, en un mes, la empresa de gestión de vertidos Ferrovial recogió la misma cantidad de residuos que todo el año anterior.

Este aluvión de desechos de material sanitario se ha convertido en una sobrecarga difícil de gestionar. Tanto, que en este momento la Fiscalía de Medio Ambiente tiene abiertas seis diligencias por posibles irregularidades en la gestión de residuos hospitalarios a raíz de la pandemia, según explica a Newtral.es el fiscal Antonio Vercher

Las comunidades donde se investigan estos presuntos delitos son País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y  Andalucía, donde se han abierto investigaciones en dos provincias. Además, la Fiscalía ha recibido un atestado de Castilla y León que podría dar lugar a otra investigación. 

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La Fiscalía previó que esto podía suceder 

Cada mes se estima que el mundo utiliza 129.000 millones de mascarillas y 65.000 millones de guantes, según un estudio publicado en ACS Publications. En España, al comienzo del estado de alarma, en poco más de un mes, la empresa de gestión de vertidos Ferrovial recogió la misma cantidad de residuos que todo el año anterior. 

El aumento de este tipo de delitos también era previsible y el 27 de marzo, mientras se multiplicaban las imágenes de médicos y enfermeras fabricando sus propios EPIs ante la falta de material sanitario, la Fiscalía de Medio Ambiente solicitó a los fiscales que vigilaran las posibles irregularidades que se pudieran presentar. 

Vercher señala que esta es la primera vez que la Fiscalía establece la precisión de irregularidades por vertidos sanitarios, ya que el artículo 325 del Código Penal no distingue el tipo de residuos. 

«Se avisó a los fiscales y autoridades policiales del correcto seguimiento a la orden del Ministerio a los efectos del tratamiento y gestión de residuos controvertidos», explica Vercher. «Cuando hablamos de residuos y vertidos, lo estamos tratando desde el punto de vista ambiental. La identificación de vertidos sanitarios es la primera vez que la hacemos», añade.

Las irregularidades en los vertidos están registradas en los artículos 325, 326 y 327 del Código Penal con penas de prisión de hasta dos años, pero pueden ser mayores «si se hubiera creado un riesgo de grave perjuicio para la salud de las personas», establece la norma.

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Residuos infecciosos

La orden del Ministerio de Sanidad del 19 de marzo a la que se refiere Vercher establecía que los materiales desechados debían considerarse como residuos infecciosos, en línea con los protocolos de la OMS, que además señaló que deben tratarse, preferiblemente, en el lugar y luego eliminarse de manera segura. 

Pero, a la vez, esta decisión «ha aumentado exponencialmente la producción de residuos biocontaminados en los hospitales» y, con ellos, la demanda de espacio y gestión de estos vertidos en los centros autorizados, como explica en su blog Francisco Páez, experto en la gestión de residuos sanitarios de Ferrovial.

Páez estima que la labor de las plantas de tratamiento se ha visto incrementada un 350%-400% desde mediados del mes de marzo a causa de la COVID-19.

El experto también señala que la pandemia ha obligado a incinerar los residuos sanitarios, retrocediendo en los avances que se habían logrado para limitar la quema de materiales no reciclables. «La situación excepcional que estamos viviendo requiere medidas excepcionales, como la incineración de los residuos sanitarios, que tendrán que ajustarse exclusivamente al periodo de riesgo y siempre con la vista puesta en mantener el propósito prioritario de la recogida selectiva y el reciclado», añadía Páez.

La pandemia ha trastocado tanto los procesos de gestión, que el borrador del anteproyecto de ley de residuos y suelos contaminados del Ministerio Ministerio par la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), contempla la posibilidad de que las autoridades simplifiquen los procesos en situaciones de emergencia y que se considere la gestión de residuos como servicio esencial en caso de crisis sanitarias para que se lleve a cabo de oficio por parte de las administraciones autonómicas.

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El resurgimiento de los plásticos de un solo uso

El uso de guantes y mascarillas trajo consigo el resurgimiento de los plásticos de un solo uso, como señalan los investigadores en el informe publicado por ACS, que aseguran que la preocupación sobre el papel de los plásticos reutilizables como superficies de contagio «contribuyó a la revocación de las prohibiciones de los plásticos de un solo uso, muy respaldadas por la industria del plástico» y advierten que, «sin subestimar la importancia de los plásticos en la prevención de la transmisión de COVID-19, es imperativo no socavar los avances recientes en el uso sostenible de los plásticos». 

La OMS advirtió al inicio de la pandemia que el virus de la COVID‑19 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies de plástico, lo que generó dudas sobre su posible gestión. Álvaro Otero, coordinador de asuntos corporativos de Ecoembes, explica que aunque al inicio hubo dudas sobre si los guantes o las mascarillas se podían depositar, poco a poco ha calado el mensaje de que este tipo de residuos deben dirigirse por otro canal. 

«El mensaje que hemos repetido es que las mascarillas son un material sanitario potencialmente infeccioso que tiene que tener una gestión concreta para no poner en peligro a los operarios, y la mayoría hoy ya lo tira al contenedor de restos, que es el que nos permite estar seguros de que ese residuo no va a ser manipulado por ninguna persona», asegura.

Para Otero, se ha incorporado una obligación que hasta ahora no teníamos, lo que ha provocado que se vieran más mascarillas en las calles, pero no cree que se deba a una falta de compromiso de reciclaje. «Lo que ha habido es una adaptación al contexto: nos hemos visto obligados a utilizar mascarillas cuanto antes no había necesidad y hemos tardado un tiempo en comprender que necesitan una gestión específica», señala.

Fuentes:

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  • En México planeamos desinfectar a través de sales cuaternarias el rsu antes de su tratamiento de separación para mitigar el riesgo.

  • Hemos fallado como sociedad!!