El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha asumido la responsabilidad “última” de la nota de prensa sobre la causa abierta por delito fiscal a Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso en un escrito presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
- Contexto. El juez Francisco José Goyena decidió investigar si dos fiscales de Madrid cometieron revelación de secretos por la difusión de dicha nota para tratar de saber quién fue «el máximo responsable» que autorizó que se publicase, partiendo de la querella que presentó el novio de Ayuso .
Detalla que esa nota de prensa no se habría publicado sin su previa autorización e instrucciones «expresas y directas” y concluye que, al ser él aforado, el TSJM carece de competencia para investigar los hechos relativos a la difusión de la citada nota y pide elevar la causa al Tribunal Supremo.
- Con esta declaración el Fiscal General trata de “proteger a las y los fiscales de Madrid y a la Fiscalía en su conjunto”.
- También señala que la nota tenía como objetivo “poner fin a un bulo y amparar a un compañero y extraordinario Fiscal” y para “cumplir con la obligación de la Fiscalía de ofrecer información veraz a la ciudadanía”.
A juicio de García Ortíz, resulta “cuando menos sorprendente” que sean exclusivamente los integrantes del Ministerio Fiscal los investigados judicialmente por estos hechos: «No puedo consentir ni tolerar», asegura el fiscal general, dejar «cuestionar la actuación de los fiscales encargados de la persecución de acciones criminales o a su jefatura provincial o autonómica por el mero hecho de desarrollar su función constitucional y legal».
En el escrito, el fiscal señala que “es un hecho cierto” que en aquellos momentos los correos electrónicos que el letrado de la persona investigada había enviado a la dirección genérica de la Sección de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Madrid “circulaban ya -sin contención alguna- por las redacciones de varios medios de comunicación”.
- Escrito del Fiscal General al TSJM
Gentuza y más gentuza enquista en la judascatura ejpañola y en la casta leguleya en general. Al desprestigio general de eso que llaman el mundo del derecho se suma ahora la desfachatez y la chulería de los que saben que la impotencia del ciudadano medio consciente se estrella contra un muro institucional y la indiferencia de la chusma que aplaude o consiente bajando la cerviz frente al chistema. Un golpe de Estado como Dios manda es lo que España necesita como el comer.