Fin de la discriminación positiva universitaria en EEUU: ¿y ahora?

Fin de la discriminación positiva universitaria en EEUU: ¿y ahora?
Tiempo de lectura: 6 min

Lo esencial. El Tribunal Supremo estadounidense puso fin este junio a la discriminación positiva en los procesos de admisión de las universidades de EEUU. La decisión obliga a las facultades del país a pensar en alternativas que mejoren la diversidad de sus aulas sin usar la discriminación positiva «racial» como factor.

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  • Durante décadas, universidades de prestigio como Harvard o Yale han usado el «atajo» de la discriminación positiva para lograr que sus promociones se asemejaran al perfil demográfico del país.
  • Entre otras, la intención era ofrecer mejores oportunidades de acceso a estudiantes negros e hispanos. Históricamente, son lo que mayores dificultades tienen para entrar en las facultades más elitistas.

Pero pese a que el Supremo estadounidense arrastra un historial importante de decisiones conservadoras controvertidas, acabar con la discriminación positiva no es una de ellas. Ahora, el desafío de las universidades de EEUU es barajar otras opciones a la discriminación positiva para evitar que sus clases estén racialmente descompensadas.

El objetivo de Blum

Contexto. Desde los años 90, el activista conservador Edward Blum ha intentado encontrar al demandante perfecto para acabar con la discriminación positiva en EEUU. Su objetivo era conseguir llevar un caso al Supremo y que la corte pusiera fin a la práctica sentando un precedente para todo el país.

  • En 2016, estuvo cerca de conseguirlo con la ayuda de Abigail Fisher, una mujer blanca que no logró entrar en la University of Texas at Austin.
  • Ella alegaba discriminación racial en el proceso de admisión de la universidad, pero el Supremo discrepó con esa valoración.

Blum cambió de estrategia. El activista empezó a buscar a estudiantes asiáticos que se hubieran sentido discriminados racialmente en los procesos de admisión.

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  • A nivel estadístico, los alumnos asiático-americanos tienen mejores expedientes académicos y extracurriculares, lo que en teoría les ofrece mejores opciones para entrar en universidades de élite estadounidenses.
  • Pero activistas como Blum alegan que los procesos de admisión de las universidades de élite estadounidenses discriminan por raza para aventajar a estudiantes de minorías históricamente discriminadas como negros e hispanos.

Lo último. La alternativa de Blum contra la discriminación positiva en EEUU probó ser exitosa. El Supremo de mayoría conservadora decidió este junio que las universidades de Harvard y la University of North Carolina estaban vulnerando la «cláusula de igualdad» de la Constitución estadounidense.

  • A diferencia de 2016, el Supremo estaba esta vez formado por seis jueces conservadores contra tres progresistas. Esos primeros seis conservadores decidieron el caso este junio.
  • Y a diferencia de casos polémicos como el aborto, los jueces conservadores estaban esta vez del lado del pueblo estadounidense. La mitad de la población está en contra de que la raza juegue un papel en los procesos de admisión, según Pew Research. Solo un 33% está a favor de que sí lo haga.

Discriminación positiva: alternativas

¿Y ahora? En 1996, California fue el primer estado de EEUU en aprobar por referéndum la prohibición de la discriminación positiva. Otros estados como Michigan siguieron los mismos pasos años después.

  • El fin de la discriminación positiva en esos estados se tradujo en caídas en los porcentajes de alumnos negros e hispanos matriculados en sus universidades más prestigiosas.
  • En la University of Michigan, el porcentaje de estudiantes negros cayó del 7% en 2006 al 4% en 2021. Y en la University of California, Los Angeles, cayó del 7% al 3,43% entre 1996 y 1998.
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La realidad, al menos con las universidades de élite estadounidenses, es clara: el cuerpo estudiantil está lejos de representar el perfil demográfico de los jóvenes del país. En torno a la mitad de la generación Z pertenecen a minorías. Sin embargo, 3 de cada 5 de los alumnos en universidades de élite son blancos.

  • Si esas universidades acaban teniendo sesgos de raza, eso podría tener implicaciones en la representación de minorías en los cargos más influyentes de la política y la economía del país, como muestra la cantidad de antiguos alumnos de universidades de élite que encabezan instituciones como el Supremo.
  • Y si los cuerpos estudiantiles acaban siendo menos diversos, la experiencia de los alumnos será menos estimulante y ajustada a la realidad del país, como defienden las universidades.

Universidades en estados como California y Michigan han buscado alternativas a la discriminación positiva, ofreciendo luces sobre cuál puede ser el camino para otros centros. Por ejemplo:

  • Dedicar más recursos a llegar a futuros alumnos en barrios desfavorecidos, especialmente en las zonas metropolitanas más diversas.
  • Priorizar la entrada de estudiantes que provengan de contextos socioeconómicos más adversos, quizá teniendo en cuenta factores como los «índices de adversidad».
  • Restar importancia a la puntuación en exámenes estandarizados donde normalmente sacan mejores notas los alumnos de clases sociales más privilegiadas.
  • Sumar importancia a los ensayos personales donde los estudiantes puedan desarrollar las dificultades sociales y económicas que pueden haber enfrentado.
  • Mejorar los programas de becas y subvenciones para facilitar la matrícula a los alumnos de las clases socioeconómicas más bajas.

Los otros frentes

Las universidades tendrán que caminar una fina línea a la hora de sumar todos esos factores a sus procesos de admisión. Activistas como Blum estarán al tanto de cualquier exceso que pueda ser interpretado como un factor racial disfrazado de algo diferente. Mientras tanto, aquellos que defienden la necesidad de mantener la discriminación positiva en EEUU ya están poniendo el foco en otros frentes:

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  • Por un lado, acabar con las admisiones legacy. Son las que dan prioridad a alumnos cuyos familiares son antiguos alumnos, parte indispensable de la red de donantes de muchas universidades de élite. Esos estudiantes son desproporcionadamente blancos.
  • Por otro, poner el foco en el reparto económico de las universidades que admiten a alumnos de minorías sin necesidad de discriminación positiva.

Quitar el foco de las universidades de élite, que según los críticos son elitistas por diseño, pues sus alumnos son solo unas pocas decenas de miles, ayudaría a redirigirlo a las universidades de los niveles medio y bajo que sirven a millones y millones de otros alumnos.

Fuentes
  • PNAS: Explaining Asian Americans’ academic advantage over whites
  • U.S. News: Diversity in College and Why It Matters
  • The New York Times: Ruling May Mean a Sharp Drop in Black and Latino Students
  • Bloomberg: Elite Colleges Lose Diversity ‘Shortcut’ After Affirmative Action Ruling
  • The Washington Post: How one man brought affirmative action to the Supreme Court. Again and again.
  • Pew Research: More Americans Disapprove Than Approve of Colleges Considering Race, Ethnicity in Admissions Decisions
  • The Atlantic: Curtailing Affirmative Action Is a Blow Against a Rising Generation
  • The Guardian: ‘A taste of victory’: galvanized by US supreme court, far right turns to ‘legal vigilantism’
  • Associated Press: Affirmative action for white people? Legacy college admissions come under renewed scrutiny