Mientras la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha decidido parar la subida de tipos de interés, el Banco Central Europeo (BCE) opta por continuar subiéndolos.
Por un lado, la institución estadounidense ha cambiado la tendencia tras diez subidas consecutivas desde marzo de 2022, a la vista de los datos de inflación que se han moderado en el mes de mayo (desde el 4,9% de abril al 4%). No obstante, deja el precio del dinero en el rango de entre el 5% al 5,25% y advierte que esta pausa no significa una suspensión definitiva. “El Comité estará preparado para ajustar la orientación de la política monetaria según proceda si surgen riesgos que puedan impedir la consecución de los objetivos del Comité”, escribe el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en sus siglas en inglés). Esto es: reducir la inflación al objetivo del 2%.
Por su parte, la institución presidida por Christine Lagarde ha optado por seguir subiendo el precio del dinero. Este jueves lo ha hecho en 25 puntos básicos, dejando los tipos de interés en el 4% y ha anunciado, además, que continuará subiéndolos. El argumento del BCE para no congelar las subidas como ha hecho la Fed es también la inflación, que se mantiene más alta que en Estados Unidos.
Los expertos consultados analizan ambas decisiones como respuesta a una misma estrategia: frenar la inflación.
Las subidas de tipos de interés del BCE frente a la pausa de la Fed
La decisión del banco central estadounidense y de la institución europea no es, en realidad, tan diferente. Para empezar, ambas iniciativas son la respuesta al mismo problema: aplacar la elevada inflación para que vuelva al redil del 2%, el número mágico marcado en los estatutos tanto de la Fed como del BCE.
Además, la Reserva Federal ha decidido pausar las subidas de tipos de manera temporal al alcanzar un rango del 5%-5,25%, un punto porcentual más que el precio del dinero en Europa: que lo acaba de subir al 4%. “Ese punto porcentual de diferencia entre los tipos estadounidenses y europeos es mucho, el BCE aún tiene margen de maniobra para seguir subiendo”, estima Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia.
“El problema es similar, pero el momento económico de cada país es diferente”, expone Cunyat. La inflación en Estados Unidos (4%) es más baja que en la Eurozona (7,1%). Además, de acuerdo con las proyecciones macroeconómicas de junio, los expertos europeos esperan que la inflación general se sitúe en un promedio del 5,4% en 2023, del 3% en 2024 y al 2,2% en 2025, según recoge la nota de prensa del Eurobanco.
Sin embargo, los banqueros estadounidenses prevén que la inflación podría terminar 2023 en el 3,2% (en el 3,9% si se excluyen los precios de los alimentos y los combustibles), bajar hasta el 2,5% en 2024 (2,6% sin contar con la subyacente) y del 2,1% en 2025 (2,2% sin subyacente).
“La situación económica estadounidense, aunque con matices, es distinta a la europea y el BCE quiere mandar un mensaje de contundencia con su decisión para frenar la demanda y presionar a la baja los precios”, declara por su parte Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid.
Europa, más vulnerable a las consecuencias de la guerra y más golpeada por la crisis del coronavirus
¿Cómo se explican los dos caminos que ha tomado la inflación en cada parte del mundo y, por tanto, las decisiones que han tomado la Fed y el BCE respecto a los tipos de interés? Tanto Estados Unidos como Europa han sufrido las mismas crisis en los últimos años: la pandemia del coronavirus y la guerra rusa en Ucrania. Sin embargo, “Europa es más vulnerable”, exponen Cunyat y Sanabria.
“Europa ha sufrido más la guerra de Ucrania, las consecuencias de la subida de los precios de los carburantes y de las materias primas”, explica Cunyat. Como hemos contado en varias ocasiones en Newtral.es, la dependencia europea del gas ruso (aunque varía de país en país) es muy elevada, frente a Estados Unidos que incluso ha salido beneficiado de la contienda. En concreto, la industria del gas natural estadounidense. Y esta deriva energética ha golpeado otras áreas, como los productos agrícolas, que también han subido sus precios en Europa. Incluso la sequía es una variable a tener en cuenta en este análisis, recuerda el profesor de la UOC.
La mejor respuesta a la guerra que ha dado la economía de Estados Unidos también se explica porque, previamente, consiguió adaptarse mejor a la crisis económica en que derivó el coronavirus. “Estados Unidos se enfrentó a las consecuencias de la guerra en Ucrania en un ciclo económico adelantado respecto a Europa”, comenta el experto. Y esto se debe a que la economía estadounidense se reactivó mucho antes que la europea tras el letargo que provocó la pandemia de covid. “Por tanto, está en un periodo de crecimiento mucho mayor que Europa, sufrió tensiones inflacionistas mucho antes que Europa y comenzó a imponer una política monetaria restrictiva de subida de los tipos mucho antes que el BCE”, recuerda el profesor de Economía y Empresa.
Además, como señalan Cunyat y Sanabria, la vulnerabilidad europea frente a la estadounidense se debe también a que la política monetaria es global pero no hay una política fiscal común. (“Estados Unidos es una unión fiscal también”, recuerdan). Es decir, la subida de tipos es para todos los países pero no afecta de la misma manera, ya que la situación económica de España no es la misma que la de los países bálticos, por ejemplo, más afectados por las consecuencias de la guerra en Ucrania.
La Fed advierte que la pausa es temporal aunque las siguientes subidas de tipos de interés serán moderadas, a diferencia del BCE
Aunque la Reserva Federal haya decidido pausar la subida de tipos, el banco central estadounidense no descarta volver a subirlos en la próxima reunión del Comité en julio. Según aseguró Jerome Powell, el presidente del organismo, el principal objetivo de la Fed es averiguar cuánto deben subir los tipos para frenar suficientemente la economía, dijo en una rueda de prensa posterior al anuncio. “Puede tener sentido que los tipos suban, pero a un ritmo más moderado”, indicó.
Para el experto, el cambio de tendencia estadounidense frente a la reacción del BCE se debe a que la Fed es mucho menos adversa a la inflación que el Eurobanco. “El único objetivo de los estatutos del BCE es frenar la inflación, mientras que la Reserva Federal tiene dos: controlar la inflación y fomentar el crecimiento económico”, indica.
Es decir, el BCE no dudará en subir los tipos de interés incluso si provoca que el territorio entre en recesión, mientras que la Fed tratará de evitarlo. “Es mucho más ortodoxo el BCE (por su influencia alemana) que la Reserva Federal”, indica Cunyat.
Las previsiones para Europa son peores que para Estados Unidos
En general, las previsiones de la Reserva Federal sugieren que la economía estadounidense muestra una sorprendente resistencia a pesar de las previsiones de recesión que hacían sus economistas para el último trimestre de este año y el primero del próximo, según publicó la Fed en marzo.
Ahora, el Comité considera que “los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha seguido creciendo a un ritmo moderado. El aumento del empleo ha sido sólido en los últimos meses y la tasa de desempleo se ha mantenido baja. La inflación sigue siendo elevada”, enumera en su nota de prensa.
Sin embargo, el BCE cree que el alza de los precios en la Eurozona está aún descontrolado a pesar de las señales de moderación, de ahí su actuación sobre los tipos de interés frente a la Fed. “La inflación ha disminuido, pero se prevé que siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo”, indica el Consejo de Gobierno del banco central.
“De esta forma, Estados Unidos se acerca más al objetivo del 2% que Europa, que está todavía muy lejos”, insiste Cunyat.
- Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia
- Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid
- Reserva Federal de Estados Unidos
- Banco Central Europeo
- Eurostat