Un total de 188 faros iluminan la costa española. Se trata de edificios emblemáticos –algunos con más de 150 años de historia– que no solo han ayudado a las embarcaciones a divisar tierra, sino que han servido de inspiración a cineastas, escritores y artistas gracias a ese halo de misterio y fascinación que siempre los rodea. Los faros siguen activos y conservan sus funciones náuticas, pero ya nada tienen que ver con lo que fueron antaño, pues desde hace décadas están totalmente automatizados.
Ese avance de la tecnología ha hecho que las instalaciones aledañas a los faros como son los almacenes o las viviendas de los fareros tengan ahora otros usos, pues no son estrictamente necesarias para que estos cumplan su función de ayuda a la navegación. De hecho, de esos 188 faros que están activos en España solo quedan 32 habitados y la de farero se ha convertido en una profesión destinada a desaparecer.
Faros y costas: pocas respuestas
Como todos los faros están construidos con dinero público, en Newtral.es hemos querido saber cuánto ha destinado Puertos del Estado, el ente público que coordina las 28 autoridades que conforman el sistema portuario español, al gasto e inversión en estas singulares instalaciones en los últimos años.
Sin embargo, apenas han sido tres las autoridades portuarias, de ese total de 28, las que han respondido a este medio aportando datos económicos desglosados. Solo la de Barcelona, que tiene 12 faros a su cargo, la de Ferrol San-Cibrao, con nueve, y la de Ceuta, que tiene uno, han proporcionado esa información detallada.
En el caso de Barcelona, el total de las actuaciones –gasto e inversión– asciende a 743.045 euros, mientras que en Ferrol-San Cibrao esa cifra se eleva hasta los 808.676 euros y en Ceuta alcanza los 125.369 euros.
Si bien las cuentas anuales del Fondo Compensatorio Portuario y los informes de auditoría de la Intervención General de la Administración del Estado son públicos y están disponibles desde el ejercicio 2013, tal y como establece la Ley de Transparencia, Acceso a la información pública y Buen gobierno, en estos documentos no consta la cantidad que el Estado destina concretamente a las actuaciones en los faros. Esa cantidad tampoco aparece desglosada en las memorias anuales de cada Autoridad Portuaria ni en los anuarios estadísticos.
La información relativa a los faros se encuentra incluida en estos documentos en un apartado más amplio, el de “Señalización marítima y seguridad”, donde no solo aparecen estas construcciones, sino también elementos como boyas, balizas, luces o muelles, entre otros.
En ausencia de ese desglose, para poder hacer una comparativa hemos tomado la información de este amplio apartado de los anuarios estadísticos, desde 2015 hasta 2019, el último año sobre el que se han publicado datos. Así, la inversión de Puertos del Estado en ese periodo de cinco años alcanza los 48,6 millones de euros, de un total de 2.198,9 millones de euros.
En cuanto a la solicitud de información pública que Newtral.es realizó, el Portal de Transparencia se limitó a señalar que las Autoridades Portuarias “se financian con cargo a los recursos que estos organismos públicos generan en el ejercicio de sus competencias, y no con cargo a los Presupuestos Generales del Estado” y que planifican sus inversiones en función de sus necesidades. También aclararon que dichas autoridades no han recibido ninguna cantidad de los Presupuestos Generales del Estado para el mantenimiento de sus faros.
El proyecto ‘Faros de España’ sigue sin un norte claro
Pese a que la inversión en señales marítimas y seguridad representa un pequeño porcentaje del total, en el año 2013 el entonces Ministerio de Fomento del Gobierno de Mariano Rajoy puso en marcha el proyecto ‘Faros de España’, con el objetivo de reconvertir estos edificios en pequeños hoteles y obtener así un mayor rendimiento económico de estas instalaciones. La iniciativa, sin embargo, no logró el éxito deseado.
A día de hoy, el proyecto impulsado por Puertos del Estado –que ahora depende del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana– sigue vigente, aunque de momento también con escaso éxito.
En la actualidad solo existen hoteles en dos faros: el de Isla Pancha en Ribadeo, Lugo, y el de Punta Cumplida, en la isla canaria de La Palma, mientras que están en trámites para establecer usos hoteleros el faro de Punta Insua (A Coruña) y Silleiro (Vigo), según la información de Puertos del Estado facilitada a Newtral.es.
Proyecto “a largo plazo”
El programa ‘Faros de España’, indican fuentes de la empresa pública, se creó con la idea de desarrollar actividades distintas de las de señalización marítima en el entorno de estas singulares construcciones. “En ningún caso se trata de una reconversión del faro en otra cosa distinta, sino que continuará prestando su servicio. Estas actuaciones se desarrollarán, como ya se ha hecho en algunos casos, en esos espacios complementarios al faro”, aclaran. El objetivo es, en definitiva, que los faros “colaboren en la mejora del tejido turístico de España aportando nuevas propuestas”.
Sin duda pasar la noche en estos enclaves únicos puede ser una experiencia inolvidable para el viajero, pero los escasos ejemplos de faros-hoteles construidos hasta el momento evidencian las dificultades de una iniciativa de estas características.
Desde Puertos de España aseguran que se trata de un proyecto a largo plazo que no solo cuantifican por esas acciones limitadas, sino porque “va a permitir a las entidades públicas y privadas implicadas ser conscientes del valor arquitectónico y paisajístico que representan los faros, y las posibilidades que ofrecen para el desarrollo de actividades culturales, de ocio y turísticas”.
Acondicionar al turismo los espacios donde se ubican estos guardianes incansables de la costa no es tarea sencilla. La mayoría se encuentra en lugares poco accesibles y muy expuestos a las inclemencias del tiempo, por eso quienes mejor los conocen, los fareros que llevan décadas encargándose de su mantenimiento, proponen un uso más cultural y social.
“Los faros están situados en puntos complicados donde hace mucho viento o a veces incluso se encuentran dentro de parques naturales, donde no se puede hacer lo que uno quiera”, explica a Newtral.es Mario Sanz, el farero de Mesa Roldán, en Almería. “En vez de pequeños hoteles, lo mejor sería cederlos a ayuntamientos, diputaciones o asociaciones culturales para abrir museos o centros de interpretación”, añade.
Lo cierto es que algunas autoridades portuarias ya cuentan con centros de interpretación o aulas taller en sus instalaciones, pero otras han optado por ofrecer al público un servicio de bar y restaurante en sus faros. Por eso a Sanz le preocupa que otros terminen transformándose en restaurantes u hoteles exclusivos que solo puedan permitirse algunos viajeros.
Una profesión destinada a desaparecer
Y al igual que cambiaron los usos de estas instalaciones, lo mismo ha ocurrido con la profesión de farero. Es más, ya ni siquiera se llaman fareros, sino técnicos de sistemas de ayuda a la navegación. Atrás quedó encender una lámpara de aceite o pasar la noche en vela, pero estos trabajadores siguen encargándose del cuidado de estas torres, desde comprobar que todo funciona correctamente hasta labores de limpieza o pintura, porque aunque estos gigantes de luz estén automatizados, siguen siendo imprescindibles para la navegación. “Aunque los dispositivos GPS indiquen a los marineros su ubicación, hasta que no ven el faro y el balizamiento de la zona no están completamente seguros de estar cerca de la costa”, recuerda este madrileño.
Él es uno de los pocos trabajadores de faros en las costas que quedan en España. Logró su plaza tras aprobar unas oposiciones en 1990, el penúltimo año en el que se convocaron, por lo que su trabajo está llamado oficialmente a desaparecer.
Antes de conseguir su plaza, regentaba un bar de copas en Madrid. Su pareja siempre le decía que quería vivir cerca del mar y un día, leyendo el periódico, se encontró con un anuncio de oposiciones a farero y pensó que sería una buena oportunidad intentarlo. “Como apruebe te vas a hartar de mar”, bromeaba entonces con su mujer. Ahora ya han pasado casi 30 años y a ambos les sigue gustando esa vida conectada al mar.
Al igual que otros de sus compañeros, Sanz lamenta que sean empresas auxiliares las que ocupan sus puesto en los faros de las costas a medida que se van jubilando.
“El ministerio se quiere quitar de encima el Cuerpo de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas, porque resulta más sencillo subcontratar a una empresa para que se encargue de todo por menos dinero. En una empresa auxiliar al trabajador le van a pagar la mitad que a un farero y el mantenimiento será, sin duda, más precario”, concluye.
De momento lo que está claro es que ni la tecnología más avanzada ni las reconversiones en hoteles han terminado con los faros, por lo que todo apunta a que a estos guardianes del mar aún les queda mucho tiempo de seguir iluminando la costa española.
Fuentes
- Puertos del Estado
- Autoridades Portuarias
- Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana
- Farero Mario Sanz
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