El pasado 28 de septiembre, la farmacéutica estadounidense Biogen y la japonesa Eisai anunciaron los resultados positivos de un nuevo fármaco para frenar el alzhéimer, el lecanemab. El anuncio se hizo a través de una nota de prensa y provocó una subida en bolsa de Biogen de alrededor de un 40% y de un 60% en caso de Eisai.
Sin embargo, por el momento el anuncio no está respaldado por una publicación científica. Según ha confirmado Eisai a Newtral.es, la farmacéutica “planea presentar resultados de manera más detallada en el congreso Clinical Trials in Alzheimer’s Disease Conference el 29 de noviembre de 2022 y posteriormente la publicación en una revista científica”.
Los especialistas consultados por Newtral.es creen que, de ser respaldados, se trataría de un fármaco “prometedor” en una enfermedad cuya prevalencia puede triplicarse antes de 2050 y donde los tratamientos actuales son principalmente sintomáticos. El lecanemab, aunque sigue sin poder curar el alzhéimer, podría frenar el deterioro clínico hasta un 27%.
Aun así, los expertos creen que hay que esperar a la presentación de resultados para sacar conclusiones. Por eso, piden cautela.
Un fármaco para fases muy iniciales del alzhéimer
En su nota de prensa, las farmacéuticas anunciaron los resultados positivos “estadísticamente significativos” de un ensayo en fase III en el que participaron 1.795 pacientes en fases muy iniciales de alzhéimer. Informan que su nuevo fármaco es capaz de frenar el deterioro cognitivo un 27% durante los 18 meses que duró el estudio. En la nota de prensa, Eisai declara que pedirá la autorización del fármaco en Estados Unidos, Europa y Japón antes de marzo del año que viene.
Según Jimena Baleriola, investigadora del Achucarro Basque Center for Neuroscience, las estadísticas que presentan en la nota de prensa “son fiables” y cree que “parece más prometedor que cualquier otra terapia”.
Pascual Sánchez, director científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), también es optimista. “Es la primera vez que hay un ensayo con resultados claramente positivos para frenar el deterioro clínico. Si se respaldan los datos, puede ser un hito importante. Aunque, por supuesto, habrá que mirar la letra pequeña, es decir, los efectos secundarios, los análisis estadísticos o los posibles sesgos”, señala a Newtral.es.
Pero Nuria Campillo, que trabaja en el desarrollo de neurofármacos en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC), advierte que la mejora clínica es muy pequeña. “En los test que utilizan para medir cómo evolucionan los pacientes obtienen un 0,45 sobre 18. Para que sea realmente significativo, debe estar entre 0,5 y 1”, explica a Newtral.es. “Se tienen muchas ganas de un fármaco que pueda frenar el alzhéimer, pero creo que se lanzan notas de prensa con muy pocos datos. Es todo muy prometedor, pero hasta que no tengamos más datos es difícil valorar si este fármaco es bueno o no. Hay que tener mucha cautela”, opina Campillo.
Precedentes de fármacos fallidos
La investigadora del CIB-CSIC recuerda que no es la primera vez que las farmacéuticas Biogen y Eisai presentan datos de un fármaco contra el alzhéimer. En julio de 2021 anunciaron el aducanumab, similar al nuevo fármaco. Sin embargo, fue finalmente rechazado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) porque no aportaba “un beneficio clínico a los pacientes”. Esto provocó que tras varios años de promesas y polémicas, Biogen cancelase los ensayos y se desplomase en bolsa.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) sí que aprobó el medicamento por la vía acelerada pero, como explica Baleriola, “sigue habiendo polémica”.
“Un ensayo independiente no vio la mejora clínica que se aseguraba desde los ensayos de las farmacéuticas. Muchos expertos creen que se necesitan más datos de eficacia para poder usarlo”, aclara la investigadora.
“Con aducanumab no aportaron suficientes datos que confirmasen que era beneficioso”, explica Campillo. “Resultó ser un fármaco muy caro y poca mejora clínica”, añade. Pero Sánchez, de la Fundación CIEN, insiste que el nuevo fármaco “sí que reporta resultados clínicos y beneficios en los pacientes”.
¿En qué consiste el nuevo fármaco contra el alzhéimer?
En concreto, el nuevo medicamento es un anticuerpo monoclonal, creado en el laboratorio, que se une y provoca la eliminación de unos agregados en las neuronas característicos del alzhéimer.
“El mecanismo exacto de cómo se origina el alzhéimer no se conoce, pero la hipótesis más aceptada tiene que ver con los agregados de la proteína beta amiloide”, explica Baleriola.
Esta proteína existe en nuestro cuerpo de forma soluble y en condiciones normales se desecha. “Pero si no se limpia se puede ir acumulando, primero en las neuronas y luego en el espacio entre neuronas. Esto, en teoría, es lo que va matando las neuronas y produce el deterioro cognitivo propio del alzhéimer”, aclara Baleriola. “Lo que no está claro es si estas placas son causa o consecuencia”, añade.
Existen otros factores implicados en la enfermedad, como la inflamación o las neurofibrillas de otra proteína, la tau. Pero la acumlación de placas amiloides es la hipótesis más desarrollada y, por tanto, la mayoría de las investigaciones de fármacos para frenar el alzhéimer van en esta línea, incluyendo el lecanemab.
“La diferencia con otros fármacos es que el anticuerpo de Biogen y Eisai se une en estados de agregación previos a las placas, lo que llamamos las protofibrillas”, aclara la investigadora.
Sánchez explica que los fármacos aprobados hasta ahora eran sintomáticos, es decir, “no frenan el deterioro, sino que mejoran temporalmente la calidad de vida de los pacientes”. Si se respaldan los datos, el lecanemab sería capaz de frenar el deterioro, al menos, en los primeros 18 meses.
Aun así, el investigador es cauto y recuerda que, de momento, “no sabemos los números exactos”. “El alzhéimer es una enfermedad muy heterogénea entre pacientes. Puede haber pacientes que mejoren muy poco, otros más.
“Sabemos que hay menos placas amiloides que antes, el debate es si esto se traduce en una mejoría clínica significativa. Hasta ahora esto no se había conseguido de forma tan rotunda”, añade.
El alzhéimer necesita terapias complementarias
Campillo insiste en que el alzhéimer es una enfermedad multifactorial y que necesitará abordarse de forma más compleja. “La terapia contra las placas amiloides no va a hacer mucho por sí sola, será necesario combinar con otras terapias”, opina.
Sánchez coincide. “Este nuevo fármaco refuerza la hipótesis de que las placas amiloide están relacionadas con el alzhéimer, pero la sintomatología es más compleja y necesitamos aproximarla por más de un frente”, señala.
Así, indica que será necesario diversificar la investigación de fármacos contra el alzhéimer, muy centrada en las placas amiloides. “Por suerte, cada vez son más los estudios que se centran en otras causas, como las neurofibrillas tau o la inflamación”, subraya. “Para una enfermedad compleja, necesitamos aproximaciones complejas”, añade.
- Declaraciones a Newtral.es de Eisai
- Declaraciones a Newtral.es de Jimena Baleriola, investigadora del Achucarro Basque Center for Neuroscience
- Declaraciones a Newtral.es de Nuria Campillo, investigadora del CIB-CSIC
- Declaraciones a Newtral.es de Pascual Sánchez, director científico de la Fundación CIEN
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- Nota de prensa de Eisai
- EMA
- FDA
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