Las farmacias rurales viven una muy difícil situación. “Si no se hace nada, vamos a ser la última generación de farmacéuticos rurales de este país”, explica la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar), en boca de su presidente, Jaime Espolita.
Los cálculos son que, si no se pone remedio, “de aquí a 10 o 12 años habrán cerrados las farmacias de pueblos de menos de 1.000 habitantes”, explica.
Los problemas son la baja rentabilidad, la falta de alicientes para quedarse y la “esclavitud”, palabras textuales, que sufren muchos titulares de estas farmacias con guardias excesivas al ser un servicio esencial. “Hay compañeros con turnos de guardia de seis meses, e incluso algunos de hasta un año completo, los 365 días”, explica.
Sefar asegura que una farmacia rural es aquella ubicada en una población rural que disponga de una única farmacia, que son normalmente de alrededor de 500 o 1.000 habitantes. Por eso también se les denomina farmacias rurales esenciales. Además, en muchos casos, son el único punto sanitario cercano.
Alejandro Gálvez, farmacéutica rural y además vocal de la oficina de farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Guadalajara (COFGU), asegura también a Newtral.es que si tuviera que cerrar su farmacia de Hiendelaencina (Guadalajara) “sería una hecatombe”.
“Si yo cerrara, la gente se iría del pueblo”, comenta, porque se lo han llegado a decir. Y en lo mismo insiste Espolita: “Si yo cierro pasado mañana la farmacia por lo que sea, los vecinos lo único que tendrán de prestación sanitaria es el médico dos horas al día y nada más”.
Entonces
Orquesta hay tantas en venta, y con rentabilidad aceptable?