Durante un acto en Sevilla que denominaron “sobre la peligrosa Agenda 2050”, el líder de Vox, Santiago Abascal señaló lo siguiente: «Los españoles han tenido que emigrar muchas veces. Eso sí, los españoles cuando han emigrado, lo han hecho con papeles, lo han hecho ordenadamente, no asaltando las fronteras, lo han hecho respetando leyes, respetando culturas y, después, cuando han podido, han vuelto a su patria” (min. 20:28).
Pero es falso. Desde que el Gobierno creó el Instituto de Español de Emigración (IEE), en 1959, y hasta 1966, la mitad de los emigrantes españoles que salieron a la RFA (Alemania), Francia, Bélgica, Países Bajos, Suiza o Gran Bretaña lo hizo de manera irregular. De hecho, en 1960 el porcentaje de salidas irregulares llegó a alcanzar cerca del 70%.
Los datos se extraen de un informe del Ministerio de Trabajo sobre la historia del IEE, en el que se han cotejado los datos de los emigrantes españoles asistidos para migrar entre los años 1959 y 1966, con los datos oficiales de llegadas a los países europeos de destino.
En la actualidad se siguen dando casos de españoles que emigran de manera irregular. A partir de 1992, con el Tratado de Maastricht, la Unión Europea aprueba la libertad de movimiento y reduce los trámites para emigrar. Sin embargo, Andreu Domingo i Valls, subdirector del Centre d’Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que, aunque los españoles emigran principalmente a países de la Unión Europea, también hay casos de migración irregular a otros países.
Algunos “llegaron como estudiantes o turistas y que luego entraron en el mercado de trabajo, de forma irregular sea porque el trabajo era informal sea porque no se adecuaba su permiso a las condiciones que establecía el país para ser contratado”, explica.
Francia, receptor de migraciones clandestinas
El Gobierno francés registra que durante el cierre de la frontera entre 1946 y 1948 “destaca la importancia de las redes inmigrantes ilegales y también paradójicamente llama la atención sobre la inmigración clandestina de españoles a Francia, lo que preocupa a todos los actores”, como se puede leer en un monográfico de la Oficina francesa para la protección de refugiados y apátridas.
“El hecho de que haya muchas entradas clandestinas entre 1947 y 1951 influye mucho: entre ellos hay familiares que se unen al padre exiliado, prisioneros, guerrilleros, pero también emigrantes económicos”, se explica en el documento.
La Revue d’Histoire Moderne & Contemporaine también publicó un artículo en 1977 en el que se recogía que entre 1946 y 1952 se habían registrado cerca de 40.000 migrantes clandestinos españoles que habían cruzado la frontera hacia Francia.
Otro estudio de la Universidad de Zúrich sobre la Historia del Instituto Español de Emigración recoge que “una vez que el IEE se hizo con las riendas de las negociaciones hispano-francesas, su principal objetivo fue obtener de sus homólogos franceses la firma de un acuerdo que permitiera controlar la emigración permanente de trabajadores españoles a Francia. Se trataba así de implicar al Instituto en la lucha contra ‘una emigración clandestina e ilegal hacia Francia cuya vigilancia escapa por completo al control de este Instituto, bien porque los interesados salen de España con pasaporte ordinario –falsificando su propia profesión–, bien porque son insuficientes las medidas arbitradas por la Dirección General de Seguridad, bajo cuya responsabilidad está la concesión del visado de salida’”. La cita es de una carta del director del IEE al ministro de Trabajo del 16 de junio de 1958 (página 149).
El mismo estudio cita el acta de una reunión del Consejo del IEE en 1970 en la que el director general del Instituto menciona lo siguiente: “Pasando al tema de la emigración a Gran Bretaña, el Sr. Rodríguez-Acosta dice que dado el carácter de clandestinidad en que se ha venido desarrollando la emigración a este país” (página 227).
La creación del IEE, muestra de una necesidad de emigrar
A comienzos de la década de 1950, España necesitaba mano de obra cualificada, pero a su vez no tenía trabajo suficiente para la mano de obra no cualificada. Al mismo tiempo, países del centro de Europa, más industrializados, necesitaban mano de obra no cualificada. Esto provocó que en las siguientes tres décadas, al menos 2,7 millones de españoles emigrasen hacia Europa.
Como respuesta a la gran cantidad de españoles que estaban emigrando tanto a Latinoamérica como a países europeos, España crea el IEE, activo hasta el año 1985. Estas personas viajaban como turistas y buscaban trabajo una vez instalados. Uno de los autores del informe, Carlos Sanz, investigador de la Universidad Complutense, explica a Newtral.es cómo desde el gobierno se quería un mayor control sobre quiénes tenían permitido emigrar.
El IEE gestionaba las solicitudes de mano de obra de los países con los que tenía acuerdos, seleccionaba a los trabajadores, y organizaba los viajes en tren. Los españoles asistidos salían de España con contratos de trabajo y, una vez en destino, el IEE los ayudaba con otros trámites como la declaración de la renta. Desde el gobierno de España se financiaban además clubs sociales, y religiosos españoles en los países de destino. Estos clubs, y las ayudas en destino, les hicieron la vida más fácil a los españoles asistidos, pero favorecieron que los españoles tuviesen menor contacto con la población local, y tardasen más tiempo en adaptarse.
A través de este instituto, España firmaba acuerdos bilaterales con países europeos y controlar así el tipo de emigrante que tenía permitido marcharse. Estos acuerdos eran un buen trato tanto para los países receptores en Europa, que obtenían mano de obra que necesitaban en aquellos años, como para España, que no solo bajaba su desempleo, sino que también recibía dinero e inversiones de los españoles en el extranjero.
¿Cómo emigraban los españoles?
Los españoles llevan más de un siglo migrando de manera irregular a Latinoamérica y Europa, cuentan a Newtral.es Sanz y Moya. A finales de 1800, los países latinoamericanos apenas tenían restricciones de entrada antes de la Primera Guerra Mundial, pero España sí que restringía las salidas. Después, cuando Latinoamérica puso restricciones, los españoles empezaron a salir a Europa, muchas veces de manera irregular.
“Ni pasaporte se requería”, cuenta la doctora Clara E. Lida, académica del Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, situado en ese país. “El único requisito era poder pagar un boleto de tercera en los vapores que hacían la travesía atlántica”. En algunos casos como el de Brasil, cuenta José Mayo, profesor de Historia en la Universidad de Columbia, los propios países receptores pagaban el pasaje.
Había más restricciones para salir de España. Los hombres en edad de reclutamiento militar, por ejemplo, debían depositar una cantidad de dinero que recuperaban a su vuelta, u ofrecer a otra persona como reemplazo a su servicio militar. Sin embargo, según Mayo, los españoles que querían emigrar lo tenían tan fácil como cruzar la frontera y coger un barco desde un país vecino, saltándose así la ley española.
En una investigación en la Universidad CEU San Pablo se explican también esta emigración clandestina. Desde finales del siglo XIX los requisitos legales para emigrar, y salir del país se había puesto tan difícil salir del país, que los españoles usaban los puertos de Francia y Portugal. Antes de la Primera Guerra Mundial, las salidas por el puerto de Gibraltar se convirtieron en “la mayor pesadilla para los gobiernos españoles” (página 29). Esta investigación coincide con las demás fuentes rechazando la idea de que los españoles cumplieran siempre todos los trámites burocráticos para emigrar.
Cuando los países latinoamericanos empezaron a poner restricciones, los españoles miraron a Europa como alternativa. Países como Francia, la RFA (Alemania) o Suiza experimentaron un gran crecimiento económico en los 50 y 60. Los datos del informe del IEE muestran como cientos de miles de españoles emigraban de manera irregular.
Muñoz y Sanz cuentan que la mayoría pretendía ser un turista o o se colaba por la frontera. A estos españoles, cuenta el investigador Antonio Muñoz de la Universidad de Lisboa, se los conocía en Alemania como “los que pasan la frontera verde”, porque se colaban en el país cruzando los prados que separan Francia y Alemania.
No todos los españoles que llegaban de forma irregular conseguían entrar. Carlos Sanz cuenta cómo, a principios de los 60, autobuses enteros de españoles eran devueltos en la frontera de Alemania.
“Es un mito que todos los españoles emigraron cumpliendo las leyes”, dice Sanz, “se calcula que entre el 40 y el 50% de los españoles que emigraron a Europa en los años del franquismo llegaron de forma irregular, sin papeles y sin contrato”. En el informe del Ministerio de Trabajo e Inmigración señala que, entre 1959 y 1966, el 53% de españoles emigraban a Europa de manera irregular.
¿Cómo se adaptaron los españoles?
Una vez instalados, los españoles tenían problemas para adaptarse a la vida en países como Alemania o Suiza, donde el idioma, la comida y la cultura eran muy diferentes. “Los españoles tenían tantos problemas de adaptación [en Alemania] como un senegalés puede tener hoy en España,” dice Sanz.
Aunque en lugares como Francia o Latinoamérica el proceso era más sencillo, tenían que enfrentarse a estereotipos y xenofobia. En Latinoamérica, por ejemplo, cuenta Moya que a los españoles “se los veía como estúpidos, malolientes, con poca educación…”
Tres de los investigadores entrevistados, Mola, Muñoz y Sanz, coinciden en que fueron las segundas y terceras generaciones las que conseguían adaptarse al país receptor.
Desde Newtral.es hemos consultado al equipo de prensa de Vox cuál es la fuente utilizada para hacer esta afirmación, pero no hemos obtenido respuesta.
Resumen
Los españoles que emigraron durante el siglo XX no lo hicieron siempre de manera legal.
Cuando iban a Latinoamérica antes de la Primera Guerra Mundial muchos se saltaron las leyes españolas para salir. Después, durante el franquismo, los datos que se tienen apuntan a que la mitad de los Españoles que emigraron a países europeos lo hicieron de manera irregular. En casos como Francia en 1965, la inmigración irregular multiplicó por cinco la legal.
Por todo lo anterior, consideramos que la afirmación del líder de Vox es falsa.